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Ozharu

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Mensajes publicados por Ozharu

  1. El mercado que antes había en la plaza ahora casi había desaparecido, la gente regresaba a sus hogares y la plaza horas antes abarrotada lucía ahora casi desierta, pero dos chicos que la cruzaban llamaron la atención de Linto, que se acercó lo más que pudo a ellos y para su sorpresa logró escuchar la airada conversación que mantenían.

    "Vaya, por fin algo interesante, una joven que quiere ser caballero que se va con un extranjero a una montaña, un cojo lameculos llamado Saif, éstos dos se llaman Decebal y Gabriel, y luego uno llamado Demetrios que debe ser el que esté al cargo de todos, muy interesante".

    Linto perdió de vista a la pareja rápidamente, pero la información obtenida era muy valiosa, ahora tenía varios nombres, un lugar al que dirigirse, y algo muy importante: no estaba sólo en su misión de convertirse en caballero.

    "Tengo que encontrar esa montaña, lo que estoy buscando tiene que estar allí, esas ruinas o templo misterioso; al ser una montaña tiene que estar a las afueras del pueblo, no debería ser difícil encontrarla, si no, tendré que preguntar a alguien".

    Linto levantó de nuevo la vista en busca del templo en la montaña, pero ya no estaba enfadado, ésta información inesperada le había dado nuevas esperanzas de poder lograr su objetivo.
  2. Al final aquél devoto sacerdote le había conseguido expulsar del templo y ahora Linto se encontraba en la calle y sin saber que hacer, dio un gran grito de frustración para acto seguido senterse en el suelo.

    "No hago más que dar vueltas sin sentido, primero me roban, luego casi me detienen y ahora el sacerdote éste me echa del templo, si es que soy gilipollas, es un sacerdote, que esperaba, tenía que haberme inventado cualquier historia, pero no, tú, Linto, siempre tienes que ser ése chico sincero y educado, maldita sea", y su puño golpeó el suelo.

    "Bueno, cálmate, hay que buscar algo, veamos, a la plaza no pienso volver ni loco, aquí no creo que encuentre nada, lo único que se es que éste era un antiguo templo en honor a la diosa Athena, se supone que debo llegar a algún sitio, pero por lo que veo debe estar escondido u oculto, posiblemente sea otro templo o unas ruinas".

    En ese momento, Linto ya más calmado se levantó, puso su mochila a su espalda y con su mirada comenzó a buscar algún camino, templo o señal que le indicara la situación de ése lugar tan secreto.

    "Si no encuentro nada creo que debería pasarme por Los Santos griegos, quizás allí pueda averiguar algo".
  3. Aquel sacerdote explotó de ira al oir las palabras de Linto, el cuál retrocedió un par de pasos fruto de la sorpresa ante tal demostración del enfado de un sacerdote. Linto iba escuchando atentamente las palabras del sacerdote mientras su cara reflejaba su total perplejidad ante la reacción de este.

    Linto, al pasar cerca del anciano, se percató que del estruendo se había "despertado" de sus rezos, e intentando ser cordial se acercó y le susurró algo al oído.

    - No se preocupe, no creo que sea así todo el tiempo, pero parece que tiene muy mal carácter- le susurró Linto al oído.

    Mientras el sacerdote seguía en su obsesión por expulsar a Linto del templo a puro grito de auténtico enfado y mientras su rostro iba tornándose cada vez más y más rojo.

    - Tranquilícese buen hombre- replicó Linto mientras intentaba detener al sacerdote sin hacerle daño- No deberías acusarme tan a la ligera, pues no sabes nada sobre mí para poder juzgarme, mi pueblo ha luchado y derramado su sangre durante siglos para expulsar la amenaza musulmana de nuestras tierras, ¿y así es como nos lo agradeces?, le informo mi buen sacerdote, que mi propio padre Irias murió batallando, y si he venido hasta aquí es símplemente para tratar de obtener alguna respuesta al misterio de su muerte, que busque a los Santos de Athena no quiere decir que no crea devotamente en la fe cristiana, en la cuál he sido criado.

    "Ya se que no está bien mentir, pero la situación lo requiere, salvo que soy un fiel devoto de Dios, el resto más o menos es cierto."

    Y casi sin darse cuenta, el sacerdote lleno de ira y con la cara tan roja e hinchada que parecía que fuera a explotar, le había empujado hasta el umbral de la puerta que daba acceso al exterior.
  4. Terminada la ceremonia el templo poco a poco fue vaciándose hasta apenas quedar algunas personas rezando y otras pidiendo algún tipo de bendición para ellos o sus seres queridos, Linto esperó pacientemente sentado en aquél banco de madera mientras mientras observaba como el sacerdote terminaba de bendecir y dar consejos a las personas que a él e acercaban.

    Una vez hubo terminado, Linto se levantó y con paso lento pero decidido se acercó al sacerdote que se encontraba limpiando lo usado en la ceremonia.

    - ¿Qué deseas, hijo? –le preguntó el sacerdote.
    - Buenos días señor- dijo Linto con voz respetuosa- Me llamo Linto y vengo de muy lejos, de las montañas del norte del Reino de Castilla y he realizado un largo viaje para llegar hasta aquí, estoy buscando algo pero, no se qué es ni dónde está.

    Linto hizo un breve silencio, abrió su mochila y sacó una de sus manzanas.

    - Preciosa manzana- comentó Linto para acto seguido darle un mordisco y poder saborearla- Está muy buena, ¿quiere un trozo?, se la compré antes a un tendero en el mercado de la plaza, dicho tendero me habló sobre una posada, "Los Tres Santos" creo que era, curioso nombre, quizás pueda ayudarme a encontrar su ubicación.

    Linto levantó la cabeza y observó el interior del templo durante unos segundos.

    - Bonito templo, pero no es un templo cristiano, no se parece a ninguno que haya visto anteriormente, originalmente debería de ser algún templo dedicado a algún dios griego, como estamos cerca de Atenas puede ser Athena ¿no cree?.

    Linto dio otro mordisco a la manzana y se acercó al sacerdote lo suficiente para que lo que tenía que decir quedara entre ellos dos.

    - "Los tres Santos", Athena, sabrá de que estoy hablando ¿no?- dijo Linto mientras un gesto de seriedad invadía su rostro- he recorrido este largo camino con un único objetivo: convertirme en un Santo de Athena.

    Linto se quedó en silencio unos segundos antes de continuar.

    - El problema es que no se ni dónde está, ni como llegar a donde tenga que llegar para cumplir mi objetivo, en mi tierra los sacerdotes tienen en su poder mucha información, quizás usted sepa algo que pueda ayudarme a llegar a tal sitio, el cuál desconozco cuál es.
  5. Linto consiguió salir sano y salvo del gentío que abarrotaba la plaza y de los dos nuevos "amigos" que había hecho, para mala suerte de él aquellos dos guardias ya le habían fichado, aunque quizás en un futuro pudieran servirle de ayuda, nunca se sabe.

    Tras andar con paso firme durante un rato, Linto llegó a aquél templo de dónde provenía el tañir de las campanas, alojadas éstas en lo alto de una torre construida a la entrada del templo. Linto se paró delante y levantó su mirada para poder observarlo mejor, era más grande y hermoso de lo que pareció en la lejanía de la plaza, al bajar de nuevo la mirada pudo observar que una de las puertas aún estaba abierta, así que se decidió a entrar.

    Al entrar pudo observar algo que le resultó curioso: no había ventanas, "Vaya, no tienen ventanas, o fabrican ellos las velas y los cirios o se gastan todos los donativos en comprarlos"- pensó Linto mientras observaba las lámparas colgantes del techo- "Como se nos caigan encima vamos a salir ardiendo".

    El interior del templo estaba ocupado por bancos de madera y al fondo se encontraba el sacerdote diciendo su sermón a los feligreses, en esto un hombre pasó al lado de Linto sin hacerle mucho caso y se sentó en uno de los bancos, "Debería hacer lo mismo, no quiero quedarme aquí de pie todo el rato", así que Linto siguió los pasos de aquél hombre y se sentó en un hueco que quedaba libre en una de las últimas filas, y se quedó observando atentamente al sacerdote.

    "En mi tierra natal los sacerdotes de nuestros templos eran conocedores de muchas cosas, de las que podían contar y de las que por su condición de sacerdotes no podían desvelar salvo pago previo de algunas monedas o algún o alguna joven que les hiciera compañía en las solitarias noches que a menudo pasaban, por fortuna no hay muchos de esos, o al menos yo no conozco muchos, espero que éste sea de los primeros y sepa algo que pueda ayudarme, esperaré a que termine esto y entonces iré a hablar con él, a ver si me cuenta algo interesante".
  6. Linto se hallaba sobre el cadalso pensando que hacer, tenía que salir de allí con rapidez o sería engullido por la marabunta de gente que ocupaba la plaza, desde donde se encontraba pudo ver unos letreros escritos en caracteres que desconocía, "Me olvidaré de ellos, no se que pone y no quiero perderme", en otra dirección a lo lejos pudo divisar varios edificios, uno de ellos le pareció un templo al que se dirigía la gente, "Así que de allí es de donde venía el sonido de las campanas, creo que me acercaré a echar un vistazo, quizás averigue algo".

    Pero en ese instante un par de soldados le llamaron la atención por haberse subido al cadalso, uno le hacía gestos con la mano mientras el otro le apuntaba con su lanza, "Lo que me faltaba, primero me roban y ahora tengo que vérmelas con dos soldados, encima el gilipollas éste no deja de apuntarme con su lanza, como no la baje se la rompo en la cabeza".

    - Discúlpenme caballeros, no pretendía ofenderles- dijo Linto mientras bajaba de un salto del cadalso- mi única intención era encontrar una salida a esta plaza, como supongo que ya habréis podido adivinar no soy de por aquí y ando un tanto desorientado así que nuevamente ruego me disculpen, y que tengan un buen día.- dijo Linto mientras se dirigía hacia la salida de la plaza que le llevaría hacia aquél templo mientras agarraba con fuerza su mochila y sin quitarle la vista encima a los dos soldados.
  7. Linto ya tenía el nombre de tres posibles sitios en los que buscar cobijo para la noche; el primero lo descartó haciendo caso del frutero, no podía permitirse el gastar el dinero en lujos innecesarios, así que se quedó dudando entre los otros dos nombres; "La Hidra" a priori parecía la mejor opción pero había aprendido a desconfiar de los sitios más baratos, pues por norma general la calidad de estos lugares solía brillar por su ausencia; Linto decidió que se decantaría por "Los Santos Griegos", de los tres era el que más confianza le daba, su calidad debía ser acorde a su precio, así que dedujo que no pasaría una mala noche y no gastaría mucho dinero; pero el dato más obvio era el nombre: "Los Santos Griegos", justo lo que él aspiraba a ser un Santo protector de Athena, si había algún sitio donde supieran algo debía de ser allí, así que Linto ya tenía un destino a dónde ir.

    Sin darse cuenta la plaza se había llenado de gente de tal manera que incluso se hacía difícil poder caminar sin tropezarse con alguien, a lo lejos unas campanas comenzaron a sonar, "Vaya, debe ser la llamada de los sacerdotes, espero que esto se vacíe un poco y pueda proseguir mi camino" pensó Linto mientras intentaba buscar una salida al laberinto humano en el que involuntariamente se había introducido.

    De repente Linto notó un empujón y cómo alguien tiraba de su mochila y desaparecía entre la multitud, inconscientemente agarró su mochilay metió su mano, para descubrir con enfado que le habían robado una de las manzanas, "Mierda, joder, tengo que salir de aquí, si no, me dejan en pelotas", Linto comenzó a moverse a duras penas entre la multitud que gritaba y se empujaban los unos a otros, caminó pero no encontraba ninguna salida, hasta que a unos metros logró divisar lo que parecía el cadalso de la plaza, quizás desde allí podría tener una mejor visión de la plaza, "Bueno, no es el mejor sitio para estar, pero quizás pueda ver algo".

    Linto se acercó al cadalso y se subió a él, desde ahí tenía una mejor visión de la plazay esperaba encontrar una salida, al ladrón de su manzana o simplemente alguna seññal que le señalara que dirección seguir.
  8. Tras años de duro entrenamiento y un difícil y largo viaje Linto había llegado a Grecia, pero nada más llegar se dio cuenta que no sabía absolutamente nada, él estaba allí para convertirse en un santo de Atena pero se encontraba en un lugar desconocido lleno de gente a la que no conocía, y eso le hacía sentirse muy solo, a veces las dudas le embargaban su mente, "¿Qué hago aquí?¿Y si todo esto no fue más que un delirio de mi abuelo?¿Y si los Santos de Athena no es más que una vieja leyenda?", pero tan pronto como llegaban las dudas, éstas volvían a desaparecer, algo en su interior le decía que estaba en el camino correcto, que su abuelo no deliraba y que los Santos de Athena eran muy reales, "¿Y si mi padre fue uno de esos Santos? Irias, sólo conozco su nombre, si alguna vez tuvo alguna relación con ellos, quizás alguien de por aquí lo haya conocido".

    En medio de sus pensamientos un grupo de personas llamó la atención de Linto, casualmente oyó parte de la conversación que mantenían y logró escuchar el nombre de un pueblo: Rodorio, Linto lo interpretó como una señal y se dirigió hacía el pueblo a través de un bello camino rodeado de olivos y vides. Una vez en el pueblo no sabía a dónde ir, pero casi sin darse cuenta, el bullicio y el caminar de la gente lo había llevado hacía lo que parecía ser la plaza del pueblo, que en esos momentos se encontraba llena de puestos con los mas diversos productos, desde pescado recién capturado hasta los más extraños objetos traídos de tierras lejanas, pero fueron los puestos de fruta los que llamaron la atención de Linto, frutas de todo tipo llenaban de color los puestos y con su aroma inundaban el aire que los rodeaba, este aroma fue el que casi sin pensarlo atrajo a Linto hasta uno de los puestos, casi no se había dado cuenta pero llevaba bastantes horas sin comer nada y su estómago empezaba a quejarse, así que decidió comprar un par de manzanas grandes y rojas como nunca las había visto."Con esto tendré suficiente para aplacar mi hambre durante un rato, pero tendré que que buscar algún lugar en el que comer algo en condiciones y un lugar en el que pasar la noche".

    Linto guardó las manzanas en la mochila de cuero que colgaba de su espalda y mientras las pagaba se atrevió a preguntarle algo al tendero, aún a riesgo de que fuera tan extranjero como él y no conociera el lugar.

    - Las manzanas tienen una pinta inmejorable, seguro que están muy buenas, por cierto ¿conoce usted algún lugar en el que pueda tomar una buena comida y alquilar una cama para poder pasar la noche?
  9. [quote name='Oscar Rikki' timestamp='1355696203' post='123041']
    Buen capítulo! Este dorado impone! que sustaco me ha metido cuando ha puesto esa cara[img]http://saintseiyafriends.com/public/style_emoticons/default/biggrin.gif[/img]

    Una cosa: no tenía el pelo de un tono distinto Eden? un tono grisaceo tirando a blanco en vez del verdoso habitual?
    [/quote]

    Es lo que iba a preguntar, le han cambiado el color de pelo a Eden.
  10. Me hace gracia, la gente se queja cuando la serie es siempre lo mismo y repetitiva, piden cosas nuevas, y cuando nos dan cosas nuevas, pues a seguir quejándose porque no son lo que ellos esperaban: que si las hombreras de géminis, que si los pechos de géminis (en algún sitio tendrá que meterlos ¿no?), que si la máscara de cáncer, que si tauro es malo; no os quejéis tanto e intentad disfrutar un poco de la serie, que para eso estamos aquí semana tras semana, a mi por lo menos estos capítulos que llevamos con los caballeros de oro me han sorprendido gratamente porque de alguna manera se ha roto con lo repetitivo que ha sido siempre Saint Seiya, o por lo menos en parte.
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