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Ozharu

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Mensajes publicados por Ozharu

  1. La llegada del segundo hombre confirmó los pensamientos de Linto: cada uno se iría con un entrenador diferente y tendrían más compañeros de entrenamiento.

    "Así que de verdad tendremos mas compañeros, que bien, parece que estos dos hombres se llevan bastante bien, solo nos queda esperar a que llegue el último que queda, y si trabajamos duro Athena nos convertirá en sus defensores, con armadura y todo."

    Las palabras del Patriarca hicieron que Linto comenzara a soñar despierto, a pensar en el futuro que los aguardaba y el duro entrenamiento que les esperaba y que Linto deseaba comenzar cuanto antes.

    Pero las palabras de aquellos dos hombres llamaron completamente su atención.

    "¿El silencioso tiene potencial? Tienen razón que ninguno hemos hablado mucho, pero a simple vista supongo que se referirán a Decebal, ciertamente es el mas callado de los tres y su físico es imponente. Solo falta el que llaman Kiriel, que no tarde, y que decidan ya, quiero empezar."

    La se le estaba empezando a hacer pesada a Linto, miró a sus compañeros buscando alguna mirada de complicidad, intentando averiguar si sentían lo mismo que él, mientras, El Patriarca seguía conversando con Demetrios acerca de su futuro, y Linto y los demás seguían esperando.
  2. Linto se encontraba lleno y satisfecho por el abundante desayuno que con el que habían sido recibidos, y allí se encontraba de pie, junto con sus tres compañeros frente al Patriarca. Los nervios habían desaparecido junto con el hambre, y la presencia del Patriarca, representante de Athena en la tierra, le inspiraba respeto y confianza.

    "Uff, me he quedado lleno, que buen desayuno"- pensó Linto mientras miraba al Patriarca- "Me gusta este hombre, no se que será, pero su compañía es cálida y agradable."

    La entrada de aquel hombre que El Patriarca lo llamó Efestión, llamó la atención de la mirada de Linto, por lo visto era uno de los hombres que iba a encargarse de sus entrenamientos, y por lo visto aún faltaban otros dos hombres más.

    "Así que esto era lo que estaba haciendo Bertrand, como para habernos quedado esperando a que apareciera de nuevo."

    Linto miró a aquél hombre con curiosidad, hombros desnudos y pelo, mucho pelo.

    "¿Será éste hombre mi entrenador? Todavía faltan dos hombres más por aparecer, tengo ganas de conocerlos, y por lo visto tienen más discípulos, así que no entrenaremos solos, ¿serán los amigos de Gabriel y Decebal?"

    Con las fuerzas recobradas y ante la presencia de Efestión, Linto sintió que tenía ganas de empezar cuanto antes, una nueva vitalidad se había apoderado de él, y su rostro dibujó un gesto de felicidad e impaciencia.
  3. Tras unos minutos de espera, finalmente Demetrios aceptó a entrar en aquél edificio, Linto levantó el arcón junto con Gabriel, y siguieron a Demetrios y Decebal, como ya habían hecho durante el viaje.

    - Al final, tarde o temprano, íbamos a acabar entrando.- susurró Linto a Gabriel mientras entraban en el edificio.

    Aquella sala llena de columnas maravilló a Linto que no hacía mas que mirar en todas direcciones admirando la belleza del lugar. La voz de aquél hombre calvo le devolvió a la realidad, dejaron la pesada carga de los arcones, muy a pesar de Demetrios, y se acercaron hacia el misterioso hombre sentado en esa gran silla y con un gran casco dorado sobre su cabeza. Entre ellos se había colocado una mesa repleta de comida y cuatro taburetes, cosa que le recordó a Linto que aún no habían desayunado. Aquel hombre les invitó a sentarse y disfrutar de la comida. Cuando Linto quiso darse cuenta, Decebal ya estaba comiendo, miró a Gabriel, le sonrió y se sentó en uno de los taburetes, alargó el brazo y cogió una manzana, le dio un mordisco y sintió una enorme satisfacción por poder al fin llenar su hambriento estómago.

    Patriarca, la voz de Demetrios le paralizó, lentamente levantó su mirada hasta fijarla en aquel hombre de casco dorado, El Patriarca, era el hombre que gobernaba el lugar en el que se encontraban, esa persona tan importante de la que Demetrios les había hablado momentos antes de entrar.

    "Vaya, así que éste hombre es El Patriarca, ahora entiendo porqué Demetrios está tan nervioso."

    En ése momento Linto vio cómo aparecían las lágrimas en el rostro de Demetrios tras escuchar que su sobrina se encontraba bien, y sin saber muy bien, él también se sintió aliviado de que aquella chica que no conocía se encontrara bien, ya sabía lo que era perder a alguien querido, y por suerte éste no era el caso, se alegraba por Demetrios.

    - Deberías probar ésta comida,- Linto miró a Demetrios, sonrió y le ofreció una enorme manzana.- Estas manzanas están deliciosas.

    Linto miró al Patriarca, pero su imponente presencia hizo que bajara la mirada hacia la mesa.

    - Mu.. muchas gracias por la comida.- se atrevió a decir Linto con una débil voz fruto de los nervios.
  4. Llevaban mas de una hora esperando, y Linto se había sentado en el suelo apoyando su espalda en uno de los arcones, mientras, escuchaba maravillado como Gabriel le describía las armaduras doradas que pintaba.

    - Que maravilla Gabriel, ojalá podamos verlas algún día, si son como las describes tienen que ser fantásticas, ¿crees que algún día quizás podamos ser los portadores de alguna de ellas?- dijo Linto con cara pensatiba.- Bueno, mejor ir paso a paso, y ahora lo próximo es esperar a que nos reciba el Patriarca.

    En ese mismo instante Bertrand salió y les dijo que pasaran y esperaran dentro, para a continuación marcharse sin decir nada mas. Linto se levantó y se dispuso a agarrar una de las asas del arcón cuando Demetrios les instó a que esperaran la vuelta de Bertrand.

    - Pero... nos ha dicho que pasemos y esperemos dentro- dijo Linto algo confuso sin saber bien qué hacer.- Para nada quiero ser una molestia o causar problemas, quizás podamos esperar un poco por si Bertrand regresa, pero es algo que no sabemos con certeza, sin embargo nos ha dicho que pasemos y esperemos dentro ¿quizás no sería mejor hacer caso de sus palabras?- Linto dirigió una mirada a Gabriel y Decebal.- Además si no me equivoco, Decebal no tiene mucha paciencia y creo que tiene ganas de entrar.

    Linto se acercó a escasos metros de la puerta y se giró para mirar a Demetrios.

    - Creo que la opción más sensata sea la de esperar un breve tiempo prudencial a la posible vuelta de Bertrand, pero yo creo que si pasado ése tiempo no ha vuelto, deberíamos entrar, no estaríamos haciendo otra cosa mas que obedecer sus palabras- se acercó a Demetrios con paso firme.- Al final tú eres el que mandas, así que supongo que tendremos que hacer lo que digas, pero creo que tanto Gabriel como Decebal estarán de acuerdo conmigo, no nos vamos a quedar aquí eternamente, en algún momento tendremos que entrar, haya venido Bertrand o no, o quizás algún soldado nos invite a pasar, pero eso sólo son suposiciones.
  5. Y un amplio espacio cubierto de hierba se abrió ante ellos, arriba, escondido al final del largo camino. Los edificios aparecían alrededor de ellos, incluso un anfiteatro les dio la bienvenida. La gente se dedicaba a sus quehaceres dedicando una mirada de vez en cuando a los extranjeros que acababan de llegar.

    "Vaya, y pensar que todo esto se encontraba escondido aquí arriba, debemos de tener mucha suerte de haber llegado hasta aquí."

    Linto observó a la gente, cada vez había mas personas que les miraban con curiosidad, pero era Linto el que se sentía asombrado, parecía que el tiempo llevara siglos detenido, sus ropas, sus armaduras, no eran de esta época.

    Las palabras de Gabriel hicieron que Linto se centrara en él.

    - Pues no se que decirte la verdad, - dijo Linto encogiéndose de hombros- todavía no acabo de creerme que estemos aquí, es asombroso que un lugar como este se encuentre aquí escondido, tan cerca pero a la vez tan lejos.- Linto levantó su mano en dirección a la gente- Parece que el tiempo se detuvo hace siglos, ropas, armaduras, míralos Gabriel, ¿que normas regirán este lugar?¿que costumbres tendrán? Y aún no hemos terminado el camino, creo más bien que no hemos hecho mas que comenzar a dar nuestros primeros pasos.

    El lugar en el que se encontraba le maravillaba, y le hacía sentir unas ganas inmensas de empezar todo.
  6. - Ves Gabriel, ya te dije yo que había algo que no veíamos- dijo Linto con una gran sonrisa- tenías razón respecto a tu sueño.

    El escarpado camino hasta entonces oculto se abría ante ellos serpenteando por la montaña, montaña que a Linto no le había parecido tan grande.

    - Y lo teníamos justo delante de las narices- levantó su mirada observando el trayecto que les quedaba.

    Parecía que Demetrios se había calmado al ver a áquel hombre llamado Bertrand que los estaba guiando, sin duda el saber que su sobrina se encontraba en el lugar a dónde se dirigían le había calmado los ánimos.

    - ¿Has oído Gabriel?- le preguntó Linto tras las palabras de Bertrand, su guía- vuestros compañeros están bien, menos mal, pensé que a Demetrios iba a darle un ataque, - a Linto se le escapó una tímida carcajada- y nos lleva a ver al Patriarca ¿sabes quién es?, porque yo no lo se, pero tengo ganas de llegar y comenzar ya nuestro camino para convertirnos en caballeros.

    La alegría por estar en la dirección correcta se había apoderado de Linto, que caminaba junto con Gabriel y el pesado arcón y tras los rápidos pasos de Demetrios y el gigantón de Decebal, y la guía de aquel mas que bienvenido desconocido llamado Bertrand.
  7. Linto se quedó junto a los arcones observando el fantástico mural y las figuras de piedra.

    "Es fantástico, Athena, y sus caballeros protegiéndola, Gabriel, tenías razón, pero también están sus enemigos, ¿contra quién tendremos que luchar?"

    Gabriel y Decebal no estaban muy seguros del camino a seguir, se encontraban desconcertados, estaban en el lugar indicado en el moento justo, pues ya había amanecido, pero no ocurría nada, quizás se hubrían equivocado de lugar. Los gritos deseperados de Demetrios no hacían mas que empeorar las cosas.

    - Demetrios, tranquilízate, por favor- dijo Linto intentando calmarle- aún hay tiempo, pensemos, está claro que éste debe ser el lugar, Gabriel vio ésta imagen en sus sueños- con un gesto de la mano señaló el mural- así que no creo que se equivoque. Se supone que tiene que venir alguien a buscarnos, pero no nos podemos quedar aquí sentados esperando a que algo suceda, por las experiencias que he tenido desde que estoy aquí, el tema de Athena y sus caballeros, no goza de mucha popularidad entre la gente, o no saben nada o no quieren saber, así que supongo que el sitio al que debemos llegar, y seguro que es a dónde se han llevado al resto, debe de estar oculto a los ojos de la gente normal, igual es que no estamos viendo algo, alguna señal o quizás hay que buscar algún acceso secreto, no se... - suspiró Linto encogiéndose de hombros.

    El tiempo se les echaba encima, y allí no parecía que ocurriera nada, Linto no pensaba darse por vencido habiendo llegado hasta ahí, no ahora, no podía dejar que perdieran la esperanza.

    - Venga, tenemos que buscar algo que se nos haya pasado por alto, Gabriel, Decebal, intentad recordar algo, quizás haya alguna señal, alguna entrada oculta, algo, no se el qué, pero algo. Demetrios no desesperes, seguro que volverás a encontrarte con Maia y el resto.

    Linto se acercó a la pared de piedra y la tocó con la mano, esperaba encontrar algo, en esa pared, el mural o los alrededores, pero ni siquiera sabía si había algo que encontrar, pero no podían darse por vencidos.
  8. Linto subió pensando en las palabras de Gabriel, concentrado en averiguar el significado de aquél sueño del que él, aún sin apenas conocerle, ya consideraba su compañero.

    "Interesante, Atenha con armadura y sus caballeros protegiéndola, sin duda debe de ser una premonición de algo que está por ocurrir"

    - Sin duda debe de ser Athena- dijo Linto sin perder el camino de subida al templo- yo nunca he oído que la Virgen fuera con armadura, ni mucho menos los santos vistan también armadura, aunque no niego que alguno fuera más o menos belicoso- Linto dejó escapar una leve sonrisa.

    Sin darse cuenta ya habían llegado a la cima, la Acrópolis les daba la bienvenida, varios edificios rodeaban a uno más grande, más bello y más imponente que el resto. Era parecido al que Linto había visitado el día anterior, pero éste lo superaba en todos los aspectos, Linto sólo esperaba que si dentro había un sacerdote, éste no lo superara también en fanatismo.

    Se sentaron a los pies de la escalinata, al dejar el arcón en el suelo se dio cuenta de lo pesado que se había vuelto, ahora su brazo libre de peso alguno se mostraba más liviano, como si flotara, pero también se encontraba algo cansado por la carga así que Linto le dio unos golpes para espabilarlo.

    -Oye Gabriel, mientras subíamos he estado pensando en lo que me has contado, y bueno, está claro que la que aparece en tus sueños es Athena y sus caballeros, pero tengo el presentimiento de que algo malo está por ocurrir- Linto hizo una pausa para mirar el templo- Puede que Athena te esté llamando, o nos esté llamando, quizás quiera que nosotros tres nos convirtamos en sus caballeros protectores y te está mostrando el camino, por lógica eso quiere decir que no debemos ser los únicos, tiene que haber más gente como nosotros. Tengo un mal presentimiento Gabriel, algo malo se acerca, una guerra quizás, no lo se...

    Demetrios les preguntó a los chicos la dirección a tomar, a dónde debían dirigirse.
  9. Enseguida llegaron al principio de la escalinata, larga y empinada ascendía con grandes escalones hacia la Acrópolis que les esperaba en la cima.

    "Vaya, así que aquí estaba, al final no estaba tan lejos".

    Demetrios subía a la cabeza junto con Decebal, mientras Linto y Gabriel les seguían portando el segundo arcón. Demetrios ascendía a buen paso, pero su rostro reflejaba seriedad y pocas palabras. Linto miraba con curiosidad a su alrededor, le gustaba descubrir nuevos lugares y cada momento lo vivía de manera especial, siempre decía que había que aprovechar todos los momentos, cada instante, pues nunca podrías saber a donde te llevarían tus pasos, quizás no volvería a disfrutar de ésa simple subida o de aquél bullicioso mercado de Rodorio.

    Gabriel habló, y todos le escucharon, sus palabras parecían tener algún tipo de significado que Linto aún no lograba entender del todo, miró a Gabriel, y a Demetrios con una confusa curiosidad que le hacía querer saber más sobre aquellas palabras, quería saber, aprender, eran de las cosas que más satisfacción aportaban a Linto, aprender, saber cosas nuevas y en general adentrarse en lo desconocido, la curiosidad y sus ganas de aprender eran muy grandes.

    - ¿Virgen?- dijo Linto mientras dirigía su mirada a Gabriel- ¿en una Acrópolis griega?, no me veo a la Santa Virgen madre de Dios rodeada de enemigos, no cuadra, lo más lógico por el sitio en que estamos es que se tratase de Athena, pero claro, los griegos adoraban a muchos dioses, podría ser cualquiera.

    Linto levantó la cabeza para observar que el cielo comenzaba tímidamente a clarear, pero aún era de noche, y aún les quedaba camino por delante.

    - Dime Gabriel, ¿cómo es esa visión vuestra de la Virgen y sus enemigos? aunque aún pueda ser un extraño para vos, quizás pueda ayudar- comentó Linto en un tono amable- siempre que no os moleste, claro está.

    Linto quería saber, pero en ése momento más que la curiosidad, Linto quería sentirse útil, ayudar a aquellos que lo habían ayudado y pagarles la deuda que él sentía que aún tenía con ellos.
  10. Gabriel le dio unos ligeros toques, pero Linto ya estaba despierto. Oyó como el enorme Decebal tenía mal despertar. Se quedó sentado en su cama mientras intentaba desperezarse, y veía como sus compañeros se aseaban, le tocó el turno, metió las manos en el agua y con ímpetu se lavó la cara, no se había percatado que Decebal había escupido el agua dentro de la jofaina con agua, de lo contrario se lo habría pensado antes de lavarse la cara.

    Todavía andaba medio dormido cuando Demetrios apareció por la puerta para llevarse a Decebal y uno de los arcones dejando a Linto junto a Gabriel y el arcón que quedaba. Linto se dio prisa por terminar de vestirse, no quería ser una carga para sus acompañantes. Al levantarse de la cama y coger su mochila se dio cuenta que aún era de noche, aunque intuía que no quedaba mucho para el amanecer.

    "Vaya, pues si que se ha pasado rápida la noche, pero la cena y éste colchón me han venido muy bien, me siento descansado"

    Gabriel le comentó muy amablemente que el arcón no pesaba mucho.

    - Bueno, si estamos aquí para ser caballeros protectores de Athena, el levantar un arcón no debería suponernos una gran dificultad- dijo Linto mientras levantaba el arcón.

    Demetrios les dio las indicaciones para que esperaran en la puerta con el arcón y sobretodo que no hicieran ruido.

    - Vaya faena sería despertar ahora a todo el mundo, cuando ni siquiera ha salido el sol- susurró Linto a Gabriel mientras bajaba las escaleras con cuidado de no hacer ningún ruido que pudiera suponer una molestia a los que aún se encontraban durmiendo.- Por cierto, vaya mal humor que tiene Decebal al despertarse, ¿es siempre así?- siguió Linto mientras se acercaban a la puerta.
  11. Linto cogió su plato con el guiso, acercó su rostro y olió su cena, cuando los olores del cordero le inundaron su nariz, se dio cuenta que tenía más hambre de lo que pensaba. Levantó el vaso con el vino y dio un pequeño sorbo saboreando los aromas de las diferentes especias y dle fuerte sabor del propio vino.

    - Muchas gracias por la cena- dijo Linto desde el umbral de la puerta- que pase una buena noche y que descanse.

    Linto dejó a Demetrios en su habitación y se dirigió con los otros chicos, Gabriel y Decebal, los encontró sentados en las camas mientras cenaban y charlaban, se sentó en una de ellas mientras terminaban la cena. El hambre de Linto terminó con la cena más rápido de lo que esperaba, y de repente un pesado cansancio se apoderó de él, el día había sido duro pero no pensaba que tanto, así que al término de la cena dcidieron descansar, pues el próximo día iba a ser duro.

    "Es como si mi cuerpo pesara diez veces más, no sabía que pudiera estar tan cansado pero la cena estaba muy buena, creo que dormiré bien"
  12. - Os doy mi más sincero agradecimiento- dijo Linto aliviado tras las palabras de Demetrios- Por nada del mundo quiero ser un estorbo para vos y vuestros jóvenes acompañantes, así que a modo de gratitud no pondré ninguna pega a ayudaros con vuestras pertenencias, estoy en deuda con vos por haberme ayudado.

    Linto dejó caer la mochila al suelo como si se hubiera quitado un enorme peso de encima, por fin en mucho tiempo había encontrado a alguien dispuesto a ayudarle.

    - Se que mi sinceridad me ha traído algún que otro problema últimamente, así que cerraré mi boca con los extraños para que no salga palabra alguna que pueda causarnos ningún problema- comentó Linto demostrando seguridad en si mismo.- Respecto a lo que dijo Decebal, se que mi historia puede parecer inverosímil, pero pero he llegado hasta éste lugar también para intentar resolver todas esas incógnitas, ¿quién mató a mi padre?¿quienes son los Espectros de Hades?¿cómo sabía mi abuelo la existencia de éste lugar? Son misterios que llevan persiguiéndome toda la vida y quiero solucionarlos, y no pararé hasta conseguirlo.- la mirada de Linto se llenó de esperanza, cada vez estaba más cerca de lograr sus objetivos.
  13. Uno de los jóvenes que vio Linto le abrió la puerta y le invitó a entrar, su nombre era Gabriel, de los dos era el mas bajo. Subieron las escaleras y en una de las habitaciones le esperaban Demetrios y el otro chico, que le pareció aún más alto. Linto escuchó atentamente las palabras de Demetrios y notó cómo su mirada se clavó en él a la espera de que sus palabras fueran ecuchadas.

    "Vale, quiere oírme, vamos Linto, da lo mejor de tí mismo y las cosas saldrán bien".

    - Muchas gracias por confiar en mí lo suficiente cómo para dejarme subir hasta aquí con vosotros. Exactamente no se por dónde empezar, pues hay muchas cosas que contar, así que lo mejor será que os haga un pequeño resumen de lo que me ha traído hasta encontrarme aquí con vos.- Linto tragó saliva y continuó con voz clara y suave pero ligeramente nerviosa, era un momento importante para él.- Como os dije desde la calle a pie de vuestra ventana, mi nombre es Linto y provengo de una familia sencilla de las montañas del norte del Reino de Castilla, me crié con mi madre y mis abuelos, mi padre murió combatiendo en la guerra cuando yo no era más que un bebé, lo único que se de él es su nombre: Irias. Básicamente fui criado por mi abuelo y gracias a él tuve una infancia feliz. Pero hace 8 años él...- Linto contuvo las lágrimas, no quería parecer débil- el murió, hace 8 años, antes de morir me explicó la verdad sobre mi padre. Lo mataron unos seres extraños con unas armaduras más negras que la noche más oscura, me contó que eran Espectros de Hades, y me habló de los Santos de Athena, que si quería averiguar la verdad sobre la muerte de mi padre debía venir hasta aquí y convertirme en un Santo de Athena.

    Linto posó la mochila en el polvoriento suelo de la habitación y rebuscó en el interior durante unos instantes hasta que sacó un papel doblado y con señas del paso del tiempo.

    - Al día siguiente no despertó, pero me dejó una caja con ésta carta y éste colgante.- se quitó el colgante y se lo mostró a Demetrios- la carta dice que debía esperar hasta cumplir los 16 para poder viajar a Grecia, que durante ese tiempo debía entrenarme duro, y así hice. Respecto al colgante, no es más que un recuerdo familiar que fabricó mi abuelo, y luego heredó mi padre hasta el momento que partió a la guerra, y ahora lo tengo yo. Podéis ver la carta para comprobar que no estoy mintiendo.- Linto volvió a colocarse el colgante.

    Lo más difícil ya había pasado y Linto volvió a recuperar su alegría, pensar en su padre y en su abuelo hacía que se emocionase y se hacía duro, pero hablar de ellos era más duro aún.

    - Hoy mismo llegué a Atenas, y no se si por suerte o por intuición llegué hasta éste pueblo, Rodorio creo que se llamaba. Estuve buscando por el mercado alguna pista pero lo más que encontré fue un percance con dos soldados.- Linto esbozó una sonrisa al recordar aquél altercado- Entonces decidí ir hasta un templo cercano que resultó ser un antiguo templo de Athena, allí conocí a un sacerdote demasiado devoto qu no sabía nada sobre Santos o Caballeros de Athena, y qu me expulsó del templo a empujones, una vez fuera es cuando les vi a ellos- dijo mientras les señalaba con la mano- y fortuitamente oí su conversación sobre vos, la chica que quiere ser caballero, el otro chico y la montaña, así que les seguíhasta esta posada. Una vez dentro les perdí de vista, hablé con el posadero y lo único que averigué es que en la cima de la montaña se encuentra la Acrópolis, y al preguntar por vosotros educadamente me expulsó de la posada. Una vez fuera escuché vuestra conversación y como no tenía nada que perder me arriesgué, y aquí estoy.

    Linto terminó de hablar, la garganta se le había secado y necesitaba con urgencia algo para refrescarla.
  14. Linto pudo escuchar cómo la conversación cesaba para dar paso a un impaciente silencio, miraba nervioso la ventana mientras percibía a alguien que se acercaba a la ventana, ésta se abrió y apareció un hombre, que se dirigió a Linto, era Demetrios.

    - Buenos días, llevaba un tiempo buscándole, mi nombre es Linto- dijo mientras hacía una reverencia- he recorrido un camino muy largo desde las montañas del norte de Castilla hasta aquí: Grecia. He venido con un objetivo, el cuál no creo conveniente decir aquí en alto, pues las veces que lo he comentado la gente no parece tomárselo muy bien, pero si no me equivoco es el mismo objetivo que el de vuestros pupilos: los dos chico que están con vos y el resto que ya se encuentran más allá de la Acrópolis, supongo que os preguntaréis como se todo esto, es fácil, gracias a los dos chicos que os acompañan, me hallaba perdido en la plaza cuando casualmente me los crucé y pude oir sin mucha dificultad su conversación sobre la chica, un chico cojo, vos y la montaña.- Linto bajó unos segundos la cabeza para mover un poco su agarrotado cuello- Mi destino también está en ésa montaña y es el mismo que el vuestro, mañana al alba tendré que estar allí, y aquí tengo que disculparme pues tengo que pediros un favor,- en ése momento Linto apoyó una rodilla en el suelo sin dejar de mirar a la ventana- el poco dinero que me queda no me alcanza para pagar una cama en cualquier posada, siquiera me alcanza para una escueta comida, mañana al alba subiré a la montaña, pero hasta entonces no tengo dónde pasar la noche, no se si vos tiene algún hueco en su habitación o en la de los chicos, le rogaría si pudiera que me dejara pasar la noche con vosotros, y así podría hablaros con más discrección sobre nuestro destino y contaros mi historia y cualquier cosa que queráis preguntar.- Linto se levantó limpiándose el polvo de la rodilla- Si no, no se preocupe, comprendo que desconfíe de mí, no soy más que un desconocido, si decide no alojarme con ustedes lo comprenderé, pasaré la noche al raso y mañana al alba nos veremos en la Acrópolis en lo alto de la montaña.

    Linto no dejó de mirar al hombre llamado Demetrios, asomado en la ventana, esperando una respuesta, esperaba con cierta esperanza que el resultado fuera positivo, si no, no sería más que otro revés en su accidentado viaje a un lugar desconocido.
  15. Linto salió cabizbajo de la taberna cerrando la puerta tras él, dio unos pasos y oyó las voces, no era posible, eran los chicos que buscaba, y parecían estar acompañados por un adulto.

    "No puede ser, son ellos, y están acompañados, debe ser el tal Demetrios".

    Linto se colocó bajo la ventana para poder escuchar mejor la conversación de los dos chicos con aquél hombre, sabía que espiar no estaba bien, se lo habían dicho muchas veces en su casa peroesta vez era absolutamente necesario.

    "Así que al alba habrá un hombre, tengo que estar allí, como sea, pero tengo que estar".- pensaba Linto mientras pasaba la mano por su rostro- "Pero aún quedan unas cuantas horas para el alba, y el dinero que me queda no es suficiente para pagar una posada, además en ésta parece que no le caigo muy bien al dueño".

    Linto comenzó a andar nervioso hasta que instantes después se le iluminó la cara y tornándose en eun claro signo de seguridad.

    "Tengo que hablar con ellos, si les cuento que busco lo mismo que ellos quizás tenga suerte y me dejen pasar la noche con ellosy acompañarles hasta la Acrópolis, si se enfadan no pueden echarme de la calle, tendría que pasar la noche al raso pero al alba estaría igualmente en la Acrópolis, la cosa es por las buenas o por las malas, y prefiero dialogar, total, como decía mi madre: el no ya le tienes, así que no pierdes nada por preguntar. Que la diosa Athena esté de mi parte y me de suerte".

    - ¡¡¡Demetrios!!!- gritó Linto desde mitad de la calle mientras fijaba sus ojos color avellana en la ventana, a la espera de que alguien hicieraapareciera.
  16. La suerte no le sonreía a Linto, nadie estaba dispuesto a ayudar a un extraño como él, parece que nadie sabía nada sobre nada y no hacían mas que echarle de los sitios, por lo menos de la posada lo habían hecho de una forma un tanto educada y discreta, Linto intuía o quería creer que el posadero sabía cosas pero que no iba a decirle nada, nadie estaba dispuesto a ayudarle, no era más que un joven extranjero en una ciudad desconocida, nadie dijo que iba a ser fácil, pero Linto ya se estaba enfadando, su situación empezaba a ser una broma de mal gusto.

    "Maldito sea, será hijo de p..., ggrrrr, éste tampoco va a decirme nada, y quedarme aquí no me traerá más que problemas, que les den a todos, ya me las arreglaré"

    El alegre rostro de Linto se tornó serio y pudo notarse la frustración de ver como la suerte le era esquiva una y otra vez. Cogió con decisión su mochila y caminó lento pero con paso firme hacia la salida de la posada, podía notar como el posadero intentaba expulsarlo de ahí con su mirada.

    "Maldito posadero, aquí nadie sabe nada, sólo me queda una opción: subiré hasta la acrópolis e intentaré encontrar lo que sea que tengo que encontrar yo sólo".

    Su abuelo solía decirle que nunca había que perder la esperanza, así que se paró frente a la entrada, apoyó su mano en la puerta abriéndola, y con con su mirada buscó a la extraña pareja que le había llevado hasta allí.

    "Lo mismo ellos saben algo, no pierdo nada, si no les veo subiré igualmente hasta la acrópolis y, quien sabe, quizás el destino vuelva cruzarnos el el futuro".
  17. "Me voy a acabar cansando de los malditos santos griegos, yo no busco a los santos cristianos, busco a los defensores de Athena".

    Linto dio un gran trago a su cerveza, no era tan buena como su añorada sidra pero no estaba para ser exigente. Linto se quedó pensativo mientras su dedo índice recorría el borde de la jarra, ahora ya sabía el camino hacia la montaña y en cierto modo se sentía ligeramente aliviado, pero había algo que no le cuadraba, algo no encajaba.

    "Dos chicos que buscan lo mismo que yo, entran en ésta posada con éste nombre, no creo que sea del todo casualidad".

    Linto agarró la jarra y se bebió de golpe toda la cerveza que quedaba, levantó la mano y llamó de nuevo al posadero con la falsa intención de pedir otra cerveza, se apoyó en la bara y se acercó al posadero.

    - Interesante historia.- dijo con voz baja.

    "Ahora o nunca, si no me arriesgo no ganaré nada, ya me han echado de un templo, si me echan de aquí a patadas no sería nada extraño, total, es una posada".

    - Pero yo no me refería a esos santos- continuó Linto con el mismo tono de voz- yo quería saber sobre unos santos o caballeros, y un lugar situado en lo alto de la Acrópolis que supongo que me lleve hasta ellos. He llegado aquí buscando a dos chicos, uno de ellos muy alto que no hace más que protestar y gesticular, deben de formar parte de un grupo también formado por un chico cojo y una chica que por lo visto tiene los cabellos preciosos, y supongo que estarán al cargo de un tal Demetrios. Necesito su ayuda, se que están hospedados aquí, ellos pueden ayudarme y yo puedo ayudarlos, ¡todos podemos ayudarnos!- terminó Linto mientras sonreía amablemente.
  18. Linto entró apresuradamente en la posada tras la pista de los dos chicos, pero se habían perdido entre la gente del interior, Linto sintió cierta decepción por haberlos perdido de vista, pero también cierto consuelo al saber que estaban cerca: en el interior de la posada.

    La carrera que se había pegado le había abierto el apetito pero más que esto, le había entrado mucha sed, así que con cierta desgana se acercó a la barra.

    "Vaya carrera, buufff, no les veo, pero por lo menos se que están aquí dentro, no tiene mala pinta la posada , ¿Y si es Los Santos griegos? Mi abuelo me enseñó vagamente algo del alfabeto griego pero con las prisas no he podido ver bien el letrero de la entrada, pero bueno, tiene toda la pinta de ser ésta la posada que buscaba, no encontré el camino a la montaña, pero a cambio encontré la posada, veamos que consigo averiguar".

    Linto tenía sed, bastante sed, y le apetecía tomarse un vaso de sidra de su tierra, hecha con los manzanos que rodeaban su pueblo, no sabía si ahí tendrían sidra pero se aventuró a pedirla, y levantando la mano llamó la atención del posadero.

    - Buenos días, antes de nada, tengo bastante sed y me preguntaba si tendrían sidra o vino de manzana como también puede conocerse, si no, una cerveza estaría bien.

    En éste momento Linto se acordó de su abuelo e instintivamentese se llevó la mano a su colgante y lo miró mientras rememoraba los buenos tiempos que pasó con él.

    - ¿Sabe? Este colgante me lo regaló mi abuelo al morir, y perteneció a mi padre, que le protegió hasta que la muerte lo encontró en el campo de batalla, y me encuentro aquí por ellos, para descubrir y aprender, y para eso debo encontrar el camino que me lleve a lo alto de la montaña situada aquí a las afueras.

    Linto soltó el colgante y en su rostro apareció una sonrisa.

    - Curioso nombre para una taberna, siento curiosidad por saber su origen.
  19. Linto logró vislumbrar la montaña, pero nada más, no había pistas sobre cómo llegar a ella, parecía tan cercana y lejana a la vez, cercana en la distancia y lejana por su accesibilidad, la tenía ahí a la vista, pero no sabía como accedera ella.

    "Ahí está, allí es a donde tengo que ir, pero ¿cómo? no veo ningún camino de acceso".

    Linto se quedó dudando unos segundos mientras miraba fijamente la montaña, hasta que su rostro se iluminó.

    "Ya está, los dos chicos joder, tengo que alcanzarles como sea".

    En un instante Linto salió corriendo lo más rápido que pudo en dirección a donde había visto a los dos muchachos desaparecer instantes antes, notaba cómo su corazón se aceleraba en su pecho mientras movía las piernas lo más rápido que podía.

    "Por favor que no estén muy lejos, y por favor que estén dispuestos a ayudarme".- pensaba Linto mientras corría desesperado hacia un encuentro que tal vez nunca se diera.

    Linto llegó a la esquina donde vio a los dos chicos torcer a la derecha, no sabía si les iba a ver o no, pero lo único que tenía claro es que nunca dejaría de luchar para poder cumplir su sueño y último deseo de su abuelo: convertirese en un Santo de Athena.
  20. ¿Y tan difícil era hacer algo parecido desde el capítulo 1?

    El capítulo sigue con el nivel con el que terminaron la anterior temporada, y van cambiando cosas pero a mejor. El tema de Eden ya lo explicarán, porque en el opening aparece con su armadura (la de Orión) "remasterizada" al igual que el resto de bronces, luego cuando Kiki nombra a los caballeros de oro muertos y nombra a Paradox, su clothstone no está, así que yo deduzco que se halla "en paradero desconocido" o de vacaciones mismamente xD.

    Y respecto a lo de las armaduras yo deduzco que mientras la armadura no esté muerta, puede ser restaurada con el cosmos de su portador, cosa que creo que se han sacado de la manga.
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