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[FASE de VOTACIONES] 3er Certamen de relatos cortos.


Iván

3er Certamen de relatos cortos.  

26 miembros han votado

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  • Podrán votar aquellos miembros registrados antes del 10/11/16, con más de 30 mensajes escritos en el foro durante el último año.

Si tienes dudas de si cumples o no con la cantidad de mensajes, por favor, antes de emitir tu voto ponte en contacto con un miembro del staff para que te confirme si puedes participar en las votaciones.

 

Por otro lado, recuerda lo siguiente a la hora de emitir tu voto:

  • Sólo un voto por persona y debe estar justificado* para tener validez.
  • Los autores no podrán votar sus propios trabajos, y su voto tendrá un valor de 4/10.
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  • Los votos de los miembros del staff tendrán un valor de 3,5/10.

*Se entiende por justificado, el voto razonado a través de un mensaje en este tema.

 

Si los autores observan cualquier error en su trabajo, o cualquier incidencia que podamos solventar, por favor, hacérmelo saber por mp. He copiado el texto tal cuál me lo habéis enviado, tan sólo he modificado un relato que incluía imágenes, y para que este al mismo nivel del resto.

 

último dia para votar: 03/12 (Hasta las 23:59 horario de España)

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¡PROMÉTEMELO IKKI!

 
 

Entonces pasó lo impensable. El Santuario cayó. Cuando el Olimpo llevó la guerra hasta sus puertas, los Caballeros de Athena, mermados por la batalla contra Hades, lucharon estoicamente. Y hubieran luchado más de no ser porque inesperadamente Athena se rindió y obedeció las condiciones del Olimpo: Entregarle la Tierra y disolver para siempre su orden de caballeros.

 
  •  
 

El ruido de las olas estrellándose contra las rocas lo despertó. No recuerda cómo llegó ahí. Había escuchado sobre Cabo Sunion, pero vivirlo era distinto. Sus pensamientos fueron interrumpidos por la llegada de su captor, al que no le sorprendió ver.

 

- Así que terminaste siendo el que interroga inocentes.-

- En una guerra nadie es inocente.-

- Sigues siendo un traidor, no quieras suavizarlo.-

- Dejemos de pretender que nuestro lado mantiene un nivel más alto de moralidad. Piénsalo, desde niños fuimos obligados a pelear. ¿Cuántos de los 100 niños regresamos? ¿A cuantas personas hemos asesinado? –

Dada la alteración en esa familiar voz, decidió ir al grano.

- ¿Qué es lo que quieres Seiya?-

- ¿Dónde está Ikki?-

- En estos años no lo he visto, cuando Ikki no quiere ser encontrado ni yo… - El golpe de Seiya lo interrumpió.

- Mentir no va contigo Shun. Si morir es lo que decidiste hacer hoy, preferiría que lo hicieras con dignidad.-

- ¿Ahora me amenazas? ¿En qué momento cambiaste? ¿Fue antes o después de que Saori y tú decidieran traicionarnos?-

- Cuando Athena decidió que el Pacto era la mejor forma de evitar más muertes y lograr la paz, seguí la única regla que aplica para nosotros: hacer lo que Athena quiera que se haga.-

- Así decidieron apuñalarnos por la espalda y trabajar para el Olimpo persiguiendo a los que nos opusimos. Todo este tiempo te seguimos, ¿así es como nos pagas? ¿A nosotros? ¿Al mundo? - La voz de Shun tembló de rabia al pensar en el estado de la Tierra bajo el control del Olimpo.

- Nosotros no lo hicimos mejor. Ni con todo nuestro poder alcanzamos la anhelada paz. -

- ¡Un poder al servicio de la justicia! - Shun gritó con lágrimas en los ojos.- Peleábamos por nosotros, por Athena, por la justicia y libertad que ella representaba. Moríamos por nosotros, por ella. Creí que sobre todos, eras el que mejor lo entendía.- Seiya volteó avergonzado.

 

- ¿Sabes qué pasó con Hyoga?- Incómodo, Seiya cambió el rumbo de la conversación. - Después de la Disolución regresó a Siberia. Traicionado y dolido prefirió cuidar a la gente de ahí. También pactó con el Olimpo.- La cara de Shun reflejó sorpresa.- Él mismo lo sugirió con la condición que dejaran Siberia en paz. A cambio, espiaba para el Olimpo en Asgard y China.-

- ¿Espiaba?- Shun formuló la pregunta con temor.

- ¿No lo sabes?- Seiya calló, le dolía hablarlo.

 
 

‘La aurora boreal es un espectáculo increíble, mamá.’ Pensaba el Cisne ante el espejo de hielo que servía como tumba a su madre. Sintió unos pasos detrás, pero no volteó.

- Sabía que este momento llegaría.- Dijo Hyoga.- Nunca creí que fueras tú. Está bien, lo merezco. Mamá, perdóname.

Al apagarse el estallido del cosmos que iluminó el cielo se podía ver al Cisne bocabajo, destinado a quedar para siempre al lado de su madre.

 
 

Shun permaneció callado, con expresión triste.

- Es difícil enterarse cuando mueren nuestros seres queridos.- Seiya reunía todo el valor para que su voz no se quebrase. - Especialmente cuando uno de ellos es el asesino.-

- ¿De qué estás hablando?-

- ¿No lo entiendes? Ikki se ha vuelto inestable, mató a Hyoga porque trabajaba para el Olimpo. Y Ayer… - Seiya tomó fuerzas para continuar. - Ayer fue a visitar a Shiryu. Al parecer no quiso unirse a su ridícula resistencia y él, Sunrei y su pequeña hija pagaron las consecuencias.-

 
 

El lugar donde el viejo maestro se mantenía vigilante resiste el paso del tiempo. De una cabaña escondida entre las rocas, sale el caballero del Fénix con el semblante serio y las manos ensangrentadas. A su espalda se pueden ver tres cuerpos inertes en el suelo, asesinados.

- Maldita sea, Shiryu.- La voz de Ikki sonaba apagada por el rumor de la cascada.- Ninguno de ustedes merecía esto.-

 
 

- Ikki nunca haría algo así.- Shun sacudió la cabeza.- Él es uno de nosotros, un caballero. ¿Has olvidado lo que significa?- Calló por un momento.- Defender al inocente, pelear contra la injusticia. Ésa que ahora reina en el mundo, y tú…- La decepción llenó la voz de Shun.- Tú nunca te rendías ante la injusticia.- Seiya sabe que su amigo tiene razón, pero está consciente que hace mucho tiempo pasó el punto de no retorno.

 

- Hablemos de June.- Seiya sabía del dolor que ese recuerdo causaba y confiaba que Shun preferiría hablar de su hermano antes que de June.

- No te atrevas a mencionarla.- Los ojos de Shun brillaron con furia.

- Después de la Disolución intentaron empezar una vida juntos ¿no?-

 
 

‘Vámonos a donde nadie nos encuentre’ le había dicho June. Ocultos en la oscuridad de los muelles, su abrazo mantenía la promesa de amor. Promesa que se había roto segundos después por un ataque que pegó de lleno en la espalda de June. ‘Déjame y huye, no hay nada que puedas hacer. Te amo’ fueron sus últimas palabras.

 
 

- Supongo que sabes quién lo hizo.-

- Las fuerzas olímpicas que nos perseguían.- Dijo Shun tristemente.

Seiya negó. – No estuvimos en los muelles esa noche, Ikki sí. Confiaba que con June muerta te unirías a él.- Shun, incrédulo, es incapaz de decir palabra.

 

- Shun, ayúdame.- Dijo Seiya conciliador.- ¿Dónde está Ikki?-

- Lo siento, Seiya.- Shun baja la mirada ante la desesperación de Seiya.- No he visto a Ikki desd¡UGH!- La velocidad de Seiya al tomarlo bruscamente por el cuello lo sorprende.

- Es tu última advertencia.- amenaza Seiya.- No la desperdicies-

- No lo… he visto… desde… el funeral de… Kiki.- Shun apenas puede hablar así que Seiya decide soltarlo.- Mientras Athena disfrutaba la seguridad del Olimpo, nosotros enterrábamos a sus caballeros. Vi a Ikki un momento, después desapareció. Esa fue la última vez que lo vi.

 

- Te creo.- Dijo Seiya por fin.- Creo que de verdad no sabes dónde está.-

- Entonces no te sirvo, déjame ir.- Shun replicó suavemente.- Por los viejos tiempos.-

- No has entendido.- Seiya sonrió.- No eres el prisionero. Eres la carnada.-

 

De repente Seiya se movió rápidamente esquivando una pluma de fénix. El inmediato combate entre Fénix y Pegaso generó una energía tal que pudo sentirse a kilómetros de distancia. Los golpes sucedieron uno tras otro, sin que ninguno retrocediera. Dispuestos a terminar la pelea de una vez, los dos caballeros apuestan todo a un único golpe. El “Cometa Pegaso” y las “Alas Ardientes del Fénix” impactan y una luz cegadora inunda Cabo Sunion…

 

Pero la luz no vino del choque de las técnicas, sino de una poderosa explosión de energía que impactó a Seiya, matándolo al instante. Ikki, incrédulo, ve a Shun libre, apagando su cosmos.

 

- ¿Quién eres?- Ikki sube la guardia.

- ¿Quién soy?- Dice Shun sorprendido.- Soy Shun, tu hermano.-

- No, no lo eres.- El cosmos de Ikki empieza a arder.

 
 

El día que cayó el Santuario, los caballeros de Athena vieron el mítico lugar sagrado ser destruido hasta los cimientos. El único que no prestaba atención era el caballero del Fénix. Entre sus brazos el caballero de Andrómeda exhalaba sus últimas palabras.

- Ikki, nunca dejes de luchar por la justicia.- Shun, cariñoso, lo miraba. -¡Prométemelo Ikki!- Hasta el final, Shun mantuvo su sonrisa llena de esperanza.

- Shun, no me dejes… ¡SHUN!- Por un instante, los gritos de Ikki por su hermano fallecido sobrepasaron el estruendo de la destrucción del Santuario.

 
 

- Shun murió el día que el Santuario cayó.- Exclamó Ikki, su cosmos seguía elevándose cada vez más.- Yo lo sostuve en mis brazos mientras moría. Yo lo enterré. No te lo preguntaré de nuevo. Quien. Eres.-

 
 

En Siberia, Hyoga siente a Shun acercarse y se queda inmóvil, esperando que termine pronto. En Rozan, Shiryu se resistió más de lo esperado, pero con su familia ahí, Shun pudo terminar el trabajo. En los muelles, June jamás imaginó que el golpe mortal que recibió venía de la misma mano que la abrazaba.

 
 

La expresión de Shun ahora es perversa, maligna.

- ¿No me recuerdas?- Una voz femenina sustituye la voz de Shun.- Me conociste en sueños cuando entrenabas en la Isla de la Reina Muerte, me llamas en sueños ahora. El Olimpo me dio una misión, de la cual sólo quedas tú.- Un fulgor devela una majestuosa armadura que Ikki reconoce al instante.

- Némesis, la diosa de la venganza.- El cosmos de Ikki arde más que nunca, el poder que corre por sus venas inunda su armadura, bañándola en fuego, convirtiéndola en la armadura divina del Fénix.- Primero tú, después el Olimpo.-

 

Ikki elevó su cosmos, atacando lleno de furia.

 

¡AVE FENIX!

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LA HERIDA DE HADES

 

Los pasos retumbaban vacíos entre las columnas de las doce casas del Santuario,un basto mausoleo tan solo habitado por unos pocos supervivientes de la última Guerra Santa.

Ante una figura femenina se erguía la imponente entrada de la última casa, la que antaño fuera morada del Patriarca Arles, donde se ubicaban los aposentos de la diosa Atena ahora tan solo ocupados por una cama, una pequeña mesa de madera con una vela y una jarra de agua.

Las enormes bisagras crujieron dejando entrar a la mujer acompañada por la brisa helada de la noche en una amplio salón de techos altos iluminado por una docena de antorchas que bailaron durante los pocos segundos que permaneció la puerta abierta; en la profundidad de la estancia se elevaba sobre tres escalones como único mobiliario un enorme trono vacío, majestuoso, tallado en madera y oro sobre una alfombra que una vez fue roja hecha jirones.

El trono aumentaba de tamaño con cada paso que daba la mujer. Cuando se situó ante el primer escalón se percató de lo que se encontraba a sus pies; era una armadura, la armadura divina de Pegaso.

-¿Cómo estas Marin?.- De pronto la oscuridad a la que no llegaba la luz de las llamas habló:-Imagino que vienes a verle.-

- Me alegro de verte Siryu, Caballero del Dragón. ¿Qué ocurre con la armadura de Seiya? ¿Porqué no ha vuelto a su forma original tras la batalla contra Hades?- Observó Marin.

 

-Está muerta…

-¡¿Que?! ¡No te entiendo! ¡¿A que te refieres con que está muerta?!.-La mujer no daba crédito a las palabras que escuchaba.

-Hades hundió el filo de su espada y alcanzó a Seiya atravesando la coraza de la armadura cuando se interpuso entre ésta y Atena.- Dijo el caballero afligido.

Marin cogió entre sus manos la parte dañada, la palpó e introdujo sus dedos en la herida mortal que había provocado la espada del dios del inframundo mientras sus ojos se humedecían recordando el día que su pupilo vistió por vez primera la armadura del caballo alado.

-¿No se puede hacer nada?.- Preguntó Marin sin esperanza en la voz.

-Kiki intentó repararla con los conocimientos que le transmitió Mü pero es inútil, además necesitaría sangre de Atena y la diosa no colaboraría porque si Seiya se recuperara algún día sabe que continuaría luchando por ella.

-¿Puedo..puedo ver a Seiya?- Conocía la respuesta.

-Sabes que no puedo dejarte, Atena no quiere que nadie le moleste, ya conoces el estado en el que se encuentra tras la batalla y solo Seika tiene su beneplácito para permanecer junto a él.

-¿Y dónde están los demás?¿Porqué estás tu solo aquí arriba?.

-Hyoga y Shun partieron en busca de Julian Solo por si puede ayudar con el estado de nuestro amigo, de Ikki no sabemos nada desde hace semanas…y yo me encuentro aquí, protegiendo la habitación donde yace Seiya. Del resto del Santuario se están encargando Shaina, Jabu y los demás caballeros de bronce...no hay nadie mas-.

La amazona portadora de la armadura del Aguila seguía sujetando la inerte coraza de la armadura divina de Pegaso, una cuyo poder fue tan grande que ayudó a su propietario a elevar su cosmos superando los límites de la comprensión humana obrando el milagro de vencer a Thanatos dios de la muerte en los Campos Eliseos, una coraza que ahora no ofrecía mayor protección que la de una concha arrastrada y erosionada por el paso del tiempo y las olas, abandonada en una playa a los pies del Santuario al igual que estaba la armadura a los pies del trono del Patriarca.

-¿Y Atena…?-Preguntó con cierto resentimiento que no pudo evitar. -Hace días que no percibo su cosmos dentro del Santuario,no puedo creer que no esté con nosotros en estos momentos después de todas las batallas y la sangre derramada por su causa ¿Ella también nos da la espalda a los humanos?.-Ya no pudo reprimir que un manantial salado descendiera por sus mejillas.

-Marin no puedo decirte...

-¡¡Por favor Siryu!!- Interrumpió Marin entre sollozos -¡Seiya es como un hermano para mi! ¡Quiero saber que no está catatónico por capricho de los dioses! ¡Que no somos marionetas de un espectáculo macabro y que al acabar la función son olvidadas en un baúl viejo para la eternidad!-

Las palabras de la amazona hicieron efecto en el caballero. Seiya aparte de su compañero de batallas también era su mejor amigo.

-Atena está...- titubeó. -Atena está luchando por Seiya en estos momentos.- Las palabras sorprendieron tanto a la mujer que sus ojos se secaron.

-¿Dónde? ¿Porqué no estáis con ella?

-Se encuentra en el Portal de Venus, la antesala al Reino Celeste, los dominios del mismísimo Zeus- Marin notaba como se le aflojaban las piernas e inconscientemente tuvo que apoyarse en la pared. -Nos ordenó que la dejáramos ir sola para mediar por nuestras ofensas a los dioses y para pedir la absolución del Caballero de Pegaso por su pecado, el mayor de todos los que puede cometer un ser humano- Hizo una breve pausa que pareció una eternidad - herir a un dios.

-¿Herir a un dios?- Esta vez era miedo lo que había en la voz de Marin

-Así es, Seiya consiguió hacer sangrar el rostro del verdadero cuerpo de Hades en los Elíseos cuando Atena prácticamente exhalaba su último aliento pudiendo salvarla de la vasija que la desangraba y entregarle su Armadura. El resto de la historia ya la conoces-.

Marin no podía creer que aquel niño llegado de Japón hace tantos años y entregado a su tutela para un día convertirse en caballero de Atena hubiese sido capaz de lo imposible para un ser humano.

<<Herir a un dios>> resonaba en su cabeza cuando de inmediato pareció amanecer en aquella gran sala y sus pensamientos se interrumpieron. La oscuridad que dominaba el lugar escapó cobarde ante un torrente de fuego que ridiculizaba el calor que emitían las antorchas. Una silueta oscurecida por el contra luz daba pasos hacia ellos portando algo en una mano. Amazona y caballero reconocieron el cosmos.

-¡Ikki del Fénix!.- Exclamaron al unísono Siryu y Marin asombrados.

-¿Qué está pasando?¿Qué haces aquí?- Preguntaba Siryu aun con los ojos entrecerrados

-No hay tiempo.- Dijo el Caballero del Fénix-. Fui atacado por un hombre que se hace llamar Dorian, caballero del Trueno, sirviente de Zeus.

-¿¡Estás seguro!? ¡¡¿¿Sirviente de Zeus??!!

-Me superó completamente,pudo matarme sin que yo pudiera hacer nada…me dejó vivir para entregar un mensaje de Zeus y me dio esto.- Ikki mostró lo que portaba en su mano, un pequeño frasco de cristal con forma de lágrima.-Traigo las últimas gotas de la sangre divina de Atena.

-¡¡Es imposible!!- Gritó Marin; Siryu estaba petrificado.

-Al parecer, Zeus ha desprovisto de su rango divino a Atena y ahora tan solo es una simple mortal como nosotros, esta sangre es todo lo que queda de su divinidad.-

Marin seguía negando con la cabeza mientras Siryu caía de rodillas sintiéndose totalmente derrotado, toda su razón de ser era proteger a la diosa, su vida no tenía sentido pues ahora que Atena no existía no había motivo para seguir peleando.

-Me decepcionas Siryu- Dijo Ikki con gran frialdad como si pudiese saber lo que sentía el caballero del Dragón.-Juramos proteger a Atena, mortal o inmortal , me da lo mismo que ahora sea solo una mujer. Ella también ha luchado siempre junto a nosotros y ahora se ha sacrificado para que seamos perdonados y...¿Sabes qué?- Siryu levantó la vista hacia Ikki -.Que me niego a ser perdonado por cumplir mi juramento-.

La oscuridad volvió a reclamar aquel gran salón, el caballero del Fénix desapareció y en el suelo junto a la mano de Siryu el pequeño frasco brillaba cálidamente reflejando la escasa luz de la antorcha mas cercana.

-Ya sabes lo que debes hacer- Dijo Marin.

-Si-

Siryu se levantó y se postró junto a la armadura muerta, abrió el pequeño recipiente de cristal y vertió el fluido carmesí sobre la armadura.

No pasó nada.

No podía ser ¿Se estaban los Olímpicos burlando de ellos?¿Acaso era demasiado tarde y la sangre vertida era la de Atena ya como mortal? Una profunda desesperación empezó a invadirles cuando de repente la armadura divina de Pegaso empezó a emitir pulsos de luz, muy débiles al principio pero que iban aumentando en intensidad y calor conforme se sucedían, la armadura volvía a la vida, hermosa, poderosa como el llanto de un recién nacido que se aferra a su existencia. La herida mortal causada por Hades había desaparecido y la armadura del caballo alado volvía a desplegar sus alas haciendo un llamamiento a su legítimo dueño.

La puerta que se encontraba oculta tras el gran trono del Patriarca se abrió súbitamente y Seika apareció por el umbral gritando llena de lágrimas de júbilo.

-¡Está despierto!- Dijo- ¡Seiya ha despertado!.

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EL INTRÉPIDO DE BLACK BART

 

Para la tripulación, los días ociosos en tierra recorriendo prostíbulos,   amaneciendo ahítos de ron en sucios callejones, pasaron prestos y rápidos, como alma que llevaba el diablo.

A pesar de que la gran mayoría, en tan sólo unos pocos días, había dilapidado en mujeres y absurdas apuestas las ganancias de todo un año de navegación, ninguno tomó a bien la apresurada decisión de Black Bart de partir de inmediato rumbo a unos mares para ellos completamente desconocidos y de los que todos los marineros hablaban ahora con temor y aprensión.

Una alianza maldita entre las negras y emponzoñadas almas de los piratas más peligrosos que surcaron aquellas aguas, comandadas, decían, por el difunto y terrible Jack Calicó, se había adueñado de las mismas atacando a todos los barcos que por ellas navegaban. Los tesoros que hasta el momento habían aprestado eran inimaginables e incalculables, así como la saña, la furia y violencia con la que estos atacaban.   

Sin embargo, desoyendo a sus hombres y amparado por un confuso horizonte aún estrellado, Black Bart ordenó levar ancla del aciago sexto día de la semana una vez hubieron abastecido al Intrépido y subido a bordo un nuevo miembro de la tripulación.

Con cientos de travesías y miles de millas a sus espaldas, los hombres de Black Bart estaban más que acostumbrados a los peligros del mar, sus caprichos, envites y tempestades y, a bordo, a sufrir todo tipo de enfermedades y calamidades... ninguno se quejaba. Esa, había sido su elección.  

Mas... en esta ocasión, la promesa de enriquecerse con el mayor tesoro pirata jamás imaginado languidecía a medida que el Intrépido se adentraba en aquellas cripticas aguas mientras todos sentían día a día, crecer la tenebrosidad que los acechaba desde las oscuras profundidades oceánicas y, tras varias semanas de penurias y continuos cambios de rumbo, las habladurías y maledicencias prendieron como la pólvora entre la tripulación.

Muchos daban por sentado que, cegado por la codicia el capitán había enloquecido. “Patrañas”, decía este... pero lo único cierto era que los había embarcado en una misión suicida en la que todos morirían... y... como para venir a afianzar esa idea en sus corazones, el vigesimoséptimo día de navegación, al avistar tierra por vez primera en toda la travesía, un albatros, ave de mal agüero, sobrevoló y descendió momentáneamente a la cubierta del bergantín llevándose consigo el alma del viejo Credryc que no pudo reponerse a la impresión.

Un recelo supersticioso se adueñó entonces de toda la tripulación. El alma del viejo bucanero no hallaría descanso hasta haberse cobrado venganza. Las miradas se tornaron aviesas y desafiantes... reunidos en cubierta, con los nervios crispados y enojados, los marineros fijaron su atención en Black Bart.  

Como era de esperar, el contramaestre Langeloc junto al cocinero y algunos pocos más de la tripulación se mantuvieron al lado del capitán.

-Sabía que me jugaba el cuello cumpliendo esta promesa...-musitó Black Bart al timonel- Solo espero que sea cierto todo cuanto me han contado acerca de Atenea y sus caballeros... de lo contrario, nuestros cuerpos no tardaran en pudrirse al sol colgados del palo mayor.- añadió, a lo que el timonel sonrió.

-Desde un principio...- comenzó Long-John- desoísteis nuestras voces.

-¡Calla Long-John!- gritó el capitán desde el castillo de popa- ¡Por mis muertos que te haré pasar por la quilla del Intrépido!

-¡Este viaje está maldito!- aulló Brevet- Y por vuestra culpa Credryc ha muerto.

-¡Pamplinas!- exclamó el capitán- Parecéis mujeres asustadas...- apenas eran nueve contra el resto de la tripulación. Apostados en las escaleras que conducían al alcázar, manos prestas a sus machetes y mosquetes, Langeloc con los suyos aguardaban- No sois más que una partida de...

-¡Bar...! ¡Capitáaaan! ¡Baaarcoooos!- desde la cofa del palo mayor, el vigía dio la voz de alarma.

Cientos de rugidos desgarraron el aire.

A escasos metros del casco, una violenta descarga de proyectiles impactó contra el agua agitándola, salpicándoles con espuma de mar, haciendo cabecear al Intrépido.

Sorprendidos, volvieron sus rostros a donde señalaba el vigía. “El  Venganza” de Calicó asomaba de entre una densa neblina. Alimentadas por una brisa fantasmal, su velamen hecho trizas hondeaba descarnado y fláccido, como tumefactos jirones de piel alrededor de una vieja herida... una especie de fría pátina azulada rodeaba sus contornos así como al resto de los demás barcos que... espectrales, emergieron, acompañándolo.

-Por todos los dioses- farfulló Black Bart sobrecogido por aquella visión cuando, el timonel, giró tres cuartas a estribor exponiendo el costado del Intrépido.- ¿Pero...qué demonios haces?- aulló Black Bart.

-¡Que los hombres se preparen...!- exclamó el timonel- pronto, comenzará el abordaje. No os preocupéis por esos barcos, sólo son una ilusión.

-¿Una ilusión?

Una nueva salva de cañonazos irrumpió atronando...

Las aguas se agitaron zarandeando al Intrépido. Sorprendentemente, ningún proyectil hizo blanco... y, entonces... de las inquietantes profundidades, como los tentáculos de una bestia marina, emergieron una baraunta de cabos, y garfios que se enredaron en los mástiles y en la cubierta del barco. Atrapados, varios marineros cayeron por la borda desapareciendo bajo el casco.

Unos tridentes, unas manos, unos cuerpos... asomaron aferrándose a la borda del Intrépido...

-¡Nos abordan!- gritó Black Bart a sus hombres, sin poder crédito a lo que estaba viviendo -¡Luchad!-aulló  desenvainando su sable...

Pero... en un abrir y cerrar de ojos los tuvieron encima...

Antes de que pudieran siquiera reaccionar, hombres que vestían extrañas armaduras que semejaban las escamas de los peces, los rodeaban y, sobrecogida, la tripulación, retrocedía...

-¡Libremos de esta escoria los dominios de nuestro señor!- hueca y gutural, anunció una voz- ¡Atacad marinas de Poseidón!

Al grito de guerra, tridentes en mano, las marinas se lanzaron sobre la tripulación... pero...

...desde el castillo de popa, un enceguecedor destello dorado las sorprendió. Sorteando a los hombres de Black Bart, las descargas alcanzaron a aquellos seres extraños... fulminándolos.

Muchos rostros, empalidecidos y desencajados tornaron perplejos en esa dirección. Con los ojos abiertos como platos, atónito, Black Bart contempló a Cristophe envuelto en rayos de sol mientras que...de no sé sabía dónde ni cómo ni cuándo habían aparecido unas botas, unos faldones, unos puños dorados, una armadura completa que, con un sonido metálico, se ceñía al cuerpo del muchacho e... iba el capitán pirata a decir algo cuando, gritos de pánico le devolvieron a la realidad de lo que estaba pasando.

La mar embravecida tendía negros mantos de pesadilla para apresar en ellos al Intrépido y su tripulación.

Preparados para el abordaje, espectrales y demenciales, la fantasmal tripulación del Venganza de Calicó asomaba a su cubierta mostrando sin pudor garfios, cabos y machetes.

Mecido por olas gigantescas la terrorífica fragata avanzaba enfurecida mientras las olas rompían salvajemente sobre la cubierta del Intrépido llevándose consigo a aquellos bucaneros sobrecogidos de espanto y terror.

-¡Aguantad!- aulló el capitán- ¡Aferraos a las jarcias! ¡Resistid!

...pero... ¿cómo podían resistir aquello?

Una especie de lamento irrumpió entre los gritos de espanto y el clamor. Quebrados los mástiles parte de la arboladura cayó sobre la tripulación. Aferrado a la barandilla, Black Bart se preguntó cuánto tiempo más aguantaría el Intrépido antes de hacerse añicos contra aquella mar embravecida cuando... algo eclipsó la luz del sol... la sombra del Venganza se deslizaba sobre el Intrépido engulléndolo... tragando saliva, Black Bart alzó la cabeza, una lluvia salada empapó su cara al enfrentar la quilla del Venganza que se les venía encima... pero... una luz enceguecedora los rodeó.

Black Bart jamás supo qué ocurrió...  para cuando abrió sus ojos, el Venganza ya no estaba y... entonces recordó... “Son una ilusión”.

Con el corazón latiéndole en las sienes, atónito y confundido, el capitán giró su cabeza buscando con su mirada a Cristophe y aturdido trastabilló... de no haber estado allí la barandilla, habría caído de espalda al vacío... puros y límpidos eran los destellos que la armadura emitía, divina e inconmensurable la energía que Cristophe poseía.

De entre los labios de Black Bart escapó una suerte de exclamación a la par que una fuerte ráfaga de viento arrancaba su sombrero..., batiendo sus poderosas alas doradas, Cristophe alzó el vuelo, para descender posteriormente desde las alturas a las negras y tenebrosas profundidades del océano dejando atónitos y perplejos no sólo al capitán, sino a los pocos que quedaban de la tripulación del Intrépido.

-Monsieur...-musitó alguien al cabo de un rato.

Aferrado a la barandilla del castillo de popa, Black Bart sacudió su cabeza intentando aclarar sus ideas.

-¿Capitán?

Anonadado, Black Bart descubrió a Langeloc a su lado. El contramaestre le tendía su sombrero.

-Monsieur... ¿qué ha pasado?- inquirió asustado.

-Yo no sabría...- momentáneamente las aguas destellaron. Asustados, sin excepción, todos se aferraron como pudieron a las partes del barco y, así permanecieron durante un buen rato.- Una ilusión Langeloc- musitó y, confundido, aventuró algunos pasos- ¿Y Cristophe?- inquirió descubriendo algo que titilaba bajo el timón.

Muy despacio, Black Bart se agachó guardando celosamente entre sus ropajes lo que encontró.

Aquella misma tarde, en la privacidad de sus aposentos... entre sus dedos, durante horas lo contempló... un fragmento dorado...

-Caballeros... Atenea... ¿Poseidón?- musitó.

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ERINIAS

El caballero de Capricornio despertó  en una cama y se preguntaba con asombro donde se hallaba. Shura, al mirar a su alrededor, descubrió que se encontraba en su casa, la décima casa zodiacal, en el Santuario de Atenea. Parpadeó varias veces y se pellizcó para saber si era verdad lo que estaba pasando. Sólo recordaba su lucha contra el dios Loki en Asgard y que, después de haberle derrotado, pensó que volvería al Hades junto a sus compañeros. Salió de la cama dirigiéndose fuera de su estancia pero notó algo extraño: una sombra que revoloteaba en su cabeza.

“Tú serás el primero en recibir tu castigo, caballero de Capricornio”, escuchó un susurro. Shura se puso en alerta y llamó a su armadura dorada que lo vistió al momento. De repente, unas serpientes empezaron a subir por el cuerpo del caballero clavando sus afilados colmillos en el cuerpo de éste. Cuando el veneno lo dejó paralizado, apareció ante él la causante del ataque, presentándose:

  • Caballero de Capricornio, has de cumplir condena por tu delito de sangre. Yo, Tisífone, diosa erinia, te castigaré.

A Shura le sonaba ese nombre. Tisífone era una de las tres Erinias, diosas primigenias no sometidas a las leyes de Zeus, que moraban en el Tártaro. Sólo volvían a la Tierra para castigar a los mortales.

Tisífone fue hasta él atacándole mientras aun se encontraba paralizado. Shura aumentó su cosmos para deshacerse del hechizo pero no lo conseguía. La erinia le golpeaba con fuerza mientras le recordaba su crimen: haber asesinado a Aioros. El de Capricornio recordó ese momento, cómo tuvo que matar a su mejor amigo. Cerró los ojos y aceptó esos golpes como castigo por su falta, no iba a luchar contra la diosa.

De repente, una flecha dorada rozó el hombro de Tisífone y un hombre increpó a Shura por no revelarse contra el enemigo. Éste, asombrado, vio de quién se trataba: era Aioros, caballero de Sagitario quien, al sentir su cosmos alterado, fue a ver qué sucedía en la casa vecina. Shura agachó la cabeza:

  • Acepto mi destino, Aioros. He de pagar mi pecado.

  • ¡No pienses eso y lucha como caballero de Atenea! ¡Deshazte de ese engendro! Por mi parte, estás más que perdonado.

Esas palabras hicieron reaccionar al joven Shura, quien, aumentando al máximo su cosmos, transformó su armadura dorada en divina para asombro de la erinia. Ésta se volvió contra Aioros por haber chafado su plan de castigo pues, si éste le había perdonado, no había qué castigar.

Tisífone miró con odio a Aioros y, enfurecida, fue hacia él para atacarle pero le frenó Shura. El de Capricornio atacó de manera implacable con su Excalibur, destrozando a la diosa en mil pedazos.

  • Bien hecho, Shura –sonrió y fue a estrecharle la mano–. Ahora, cierra ese capítulo de tu vida y sigue adelante como fiel caballero de Atenea.

Shura asintió con una leve sonrisa.

Los demás caballeros, ajenos a la lucha acaecida en la décima casa, se encontraban atónitos por seguir vivos. El más feliz por haber vuelto era Afrodita que se hallaba orgulloso por su treta contra Loki. Se paseaba por todo el Santuario alardeando de su increíble astucia además de su belleza. Más de uno lo encontró pedante pero a él eso no le importaba, estaba orgulloso de su grandeza como caballero.

  • Atenea se rodea de gente muy soberbia, por lo que puedo observar.

Afrodita se giró admirando a una joven de mirada penetrante.

  • ¿Quién eres belleza? –dijo retirando una rosa de sus labios.

  • Mi nombre es Alecto, diosa erinia que castiga los delitos morales, he venido a darte una lección.

Inmediatamente, la bella joven se transformó en el monstruo que era y atacó a Afrodita. Éste consiguió esquivarla al tiempo que se vestía con la armadura dorada. La lucha empezó: la erinia con su cabeza de perro intentaba morder al joven mientras revoloteaba con sus alas de murciélago por encima de éste y sus cabellos llenos de serpientes siseaban, con los colmillos a la vista, listos para atacar.

Deathmask paseaba aun atónito por su resurrección cuando notó el cosmos de Afrodita. Fue hasta él y vio la escena: las serpientes de Alecto mordisqueaban el cuello y la cara del caballero. Rió al escuchar a Afrodita:

  • ¡Serás víbora! ¡Deja de mancillar mi hermosa cara!

  • ¡Vamos Afrodita! Déjate de tonterías y ponte alerta. Esa bicha parece poderosa. Tu cara seguirá siendo igual de horrible –le vociferó el de Cáncer.

  • ¡Serás insensible, cangrejo!

Perdió la concentración, cosa que aprovechó la erinia para asestarle un golpe noqueándole. Deathmask se sorprendió por la fuerza del monstruo y se puso a la defensiva por si atacaba. Ésta sólo le miró de costado sonriendo. El de Cáncer preguntó el porqué de su ataque:

  • Oh, cielito. Todo es culpa de vuestra querida Atenea. Hace eones, mis hermanas y yo perseguíamos al joven Orestes, hijo de Agamenón, por haber matado a su madre. Íbamos a darle su merecido cuando tu diosa le llevó a juicio y le absolvió. ¡Nos dejó por los suelos y eso no se lo perdonamos!

Resopló Deathmask por la historia al encontrarla desfasada y le miró detenidamente. Reconoció a Alecto, una de las azotadoras de almas del Tártaro.  Ésta atacó rápidamente al caballero intuyendo su intención de luchar pero él no la menospreció sabiendo el poder que éstas tenían. Alzó su cosmos hasta el infinito hasta hacer aparecer su armadura divina. Con ella, sus ataques fueron debilitando a Alecto hasta que con sus “Ondas infernales” fue llevada a la Colina de Yomotsu.

Al acabar con ella, Deathmask cogió a su compañero como un saco de patatas y le llevó a su casa. De camino a la casa de Piscis…

  • ¿Pero qué está pasando hoy…? Jajaja creo que las zarpas del águila quieren herir al  leoncito…jijii

Marin perseguía a Aioria con un látigo de cuero y dejaba marcas profundas en su armadura de oro. El de Leo se paró en seco al llegar a la playa: allí, lanzó una bola de energía para hacerle parar. Ésta cayó al suelo y, al acercarse, vio que sus ojos eran totalmente rojos. Le miraba con odio y él no lo entendía. Quiso quitarle el látigo pero ella fue más rápida envolviéndolo con él, inmovilizándolo.

  • ¿Por qué me traicionaste? ¿Tan poca cosa soy para ti? –repetía sin cesar.

  • ¿Qué hice, Marin? ¿Qué te sucede? –contestaba Aioria sin entender.

Una risa malvada se escuchó tras la chica y el de Leo se puso en alerta. Intentó zafarse del látigo pero éste oprimía más su cuerpo. Intentó hablarle pero seguía hipnotizada.

  • No conseguirás que pare hasta cumplir su cometido: ¡matarte!

  • ¿Quién eres y qué le estás haciendo a Marin?

  • Soy Megera y no hice nada más que dar un empujoncito a esta amazona que se desvive por ti y te estuvo esperando mientras tú te divertías en Asgard.

  • ¿Divertirme? ¿De qué estás hablando?

  • ¡De haberle sido infiel a Marin después de prometerte con ella, caballero de Leo! ¡Te liaste con Lyfia, admítelo!

  • ¡Nunca tuve nada con ella!

  • Eso no es lo que ella cree –sonrió y Marin siguió retorciendo el látigo.

Harto de ese sin sentido, aumentó su cosmos y destruyó ese látigo infernal. Fue hasta Marin zarandeándola y queriendo hacerle entrar en razón pero sus ojos seguían rojos de rabia.  

  • ¡Destello de la Garra del Águila! –empujando lejos a Aioria.

  • ¡Plasma Relámpago!

Enfurecido atacó para desenmascarar al ser que tenia a Marin hechizada. La erinia hizo acto de presencia dejando la amazona en el suelo inerte. Aioria quiso ver cómo se encontraba pero la diosa empezó a atacarle.

  • ¡Mis hermanas y yo acabaremos con todos vuestros pecados, caballero! –apareciendo ante él.

 

Aioria se defendía de sus ataques  pero, gracias a sus alas y la velocidad que ésta tenía, lo echó al suelo con una gran herida en el pecho.

Aioria pensó que moriría, no podía moverse por el inmenso dolor y las garras del monstruo hundiéndose en su pecho.

-¡Te castigaré, sí Aioria, te arrancaré el corazón por haber dañado el de esa joven.

Él cerró los ojos y sintió el apoyo de sus compañeros que, como él, tenían una nueva oportunidad para proteger el mundo. Fue aumentando considerablemente su cosmos, hasta que su dañada armadura dorada se transformó en la bella armadura divina de Leo.

Con su cosmos, hizo volar a la erinia y, una vez en el cielo, Aioria atacó con todas sus fuerzas gritando su  “Relámpago de voltaje”. Megera se desintegraba pero antes habló al joven:

  • Este no es el final…¡volveremos! Os maldigo a vosotros caballeros y sobre todo a Atenea. Esta vez…el Olimpo entero os destruirá…jajajaaaaa

Megera desapareció y Aioria, a causa de sus heridas y la gran energía consumida, cayó al suelo muerto habiendo salvado el Santuario. Pero…¿qué nuevos peligros acaecerán en el Santuario?

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Eclipse total

 

Han sido muchos los días que pasé en esa celda, en este oscuro y tétrico castillo en algún lugar de Alemania esperando a que acabasen con mi vida como hicieron con los otros… No sé cuánto tiempo he pasado aquí, las últimas semanas me parecen siglos, parece como si el paso del tiempo hubiera carecido de sentido desde que la luna comenzó a ocultar el sol.

 

Cuando llegué éramos más de media docena, aunque después de mí tan solo llegó uno más, parece que por fin habían dado con lo que estaban buscando. Fue llegar aquel caballero dorado y todos los demás fueron ajusticiados, todos salvo él y yo…

 

¿Quién sería aquel caballero dorado que vestía la armadura de Libra? En el Santuario corría el rumor de que la armadura pertenecía al viejo maestro, quizás se tratase de algún discípulo que la haya heredado.

 

De todos modos poco importaba ya…ese joven malherido e inconsciente era el último de ellos, el último caballero dorado. Todos los demás habrían perecido ya… ya no nos quedaba esperanza, este era el fin de la Tierra. Al poco tiempo, sin el poder de Atenea, el eclipse se completaría y todo habría terminado.

 

La llegada de los espectros al Santuario fue inesperada, el señor Mü fue cogido casi por sorpresa y aunque los retuvo el tiempo suficiente como para organizar las defensas, acabaron con él, y con el desapareció también la posibilidad de reparar las armaduras.

 

Según cuentan, el señor Aldebarán corrió la misma suerte, pero no sin causar numerosas bajas en aquellos terribles invasores.

 

En la casa de Géminis cayeron en una ilusión. El Patriarca Saga debió ver claro que las defensas del Santuario, una a una, no podrían detener aquella horda, y decidió que no sacrificaría en vano a sus hermanos dorados. Cuando los espectros lograron salir de la casa de los gemelos se encontraron con un Santuario casi vacío. Tan solo Shaka de Virgo los esperaba y a costa de su vida y de hacer saltar por los aires medio Santuario logró acabar con lo que a la postre sólo resultó ser la primera avanzadilla del maldito ejercito de Hades. Aún recuerdo como las lágrimas bañaban nuestras mejillas mientras veíamos desaparecer las doce casas desde el templo de Atenea, protegidos por el cosmos de la diosa.

 

Atenea era aún joven, pero había pasado la vida bajo la tutela del antiguo Patriarca Shion, y en compañía de Saga, el elegido por el propio Patriarca como su sucesor. A ellos les había trasladado todos sus conocimientos y sabiduría.

 

Entre ambos organizaron la defensa y el contraataque. El eclipse había comenzado y urgía encontrar a la reencarnación de Hades en la Tierra y eliminarlo. Para ello se formaron equipos de búsqueda y exploración para investigar por todo el globo terráqueo en busca del menor rastro o indicio.

 

No sé lo que sería de muchos de mis hermanos de armas… a mí me tocó viajar por Europa junto a mi maestra y otros caballeros menores. Seríamos el apoyo del señor Aioria, pero caímos en una emboscada de los esbirros de Hades.

 

Cayeron sobre nosotros con una crueldad sin límites, en un abrir y cerrar de ojos muchos de nuestros amigos yacían mutilados. Marin y Shaina hicieron honor a su rango y lucharon codo con codo, pero no pudieron aguantar demasiado. Su líder, un espectro de mayor rango, uno de aquellos jueces, se deshizo de ambas. Vi como mataba a la persona que más me importaba ante mis ojos y no pude hacer nada, salvo contemplar por primera vez su rostro.

 

Por alguna razón, todavía desconocida para mí, no me mataron, tan solo me inmovilizaron y me hicieron su prisionero. Cuando me llevaban lejos del campo de batalla, justo antes de desmayarme, pude ver que ya tan solo Aioria permanecía en pie, batiéndose como un león enfurecido contra no menos de 7 espectros. Más tarde supe que su líder había regresado con su cabeza como trofeo.

 

Cuando recobré el sentido estaba encadenado en este agujero, junto a mí había un par de caballeros, formaban parte de diferentes grupos y al igual que yo habían sido capturados. A la mayoría de ellos los habían torturado por mera diversión, y habían sido interrogados para obtener informaciones sobre el ejército de Atenea. Temí ser el siguiente, pero nadie parecía reparar en mí.

 

Entre ellos pude reconocer a Misty de Lagarto, con el rostro destrozado y el brazo amputado. Se encontraba al borde de la muerte. 

Junto a él se hallaba Isaac de Cisne, quién había perdido un ojo en la batalla. Fue el quien me relató como el caballero de Piscis y su maestro, Camus de Acuario, habían caído en una trampa cuando se dirigían en busca de una alianza con el dios de los mares. Los tres jueces y al menos quince espectros les atacaron e Isaac había sido el único superviviente.

 

Según relatos que habían corrido entre los prisioneros, Shura de Capricornio y Milo de Escorpio habían corrido la misma suerte. Aún no puedo creer que aquellos poderosos caballeros acabasen siendo derrotados por la organización, fuerza y número de los espectros.

 

Todo aquello ocurrió antes la fatídica noche en la que anunciaron y festejaron que por fin Atenea había caído. Justo antes de atrapar a aquel caballero dorado. Apenas conseguí más información, ya que al atrapar aquella pieza de caza mayor, todos los prisioneros, excepto yo, fueron ajusticiados…

 

Por alguna extraña razón me seguían manteniendo con vida, a mí, a un caballero de bronce menor que jamás había destacado especialmente entre mis iguales. Hasta hace apenas unos minutos cuando me condujeron justo al desconocido caballero de Libra hasta los pies del trono del mismísimo dios del Inframundo.

 

Su imponente voz sonó en toda la sala.

 

HADES: “Bienvenidos a mis dominios. Espero que la hospitalidad haya sido la adecuada. Es un placer volvernos a encontrar después de tantos años.”

 

Parecía que Hades se dirigía al caballero de oro, aunque este no parecía mayor que yo. Fue él quien le respondió.

 

CABALLERO DE LIBRA: “jeje… ¿así que de esto se trataba? Pensaba verte disfrutar por la muerte de Atenea, pero con eso no acababa todo para el gran dios Hades, ¿verdad?”

 

HADES: “Insolente, no negaré el placer que me produjo matar a Atenea con mis propias manos. Una diosa como ella que se rebajó hasta igualarse con los miserables mortales. Pero la victoria no ha sido barata. Hypnos, el dios del sueño, fue derrotado. Aquella sombra tras vuestro Patriarca…”

 

CABALLERO DE LIBRA: “No debió subestimarlo, Kanon de Altar llevaba toda la vida esperando ese momento”

 

HADES: “No puedo negar el valor de los caballeros de Atenea, uno incluso tuvo la osadía de desafiarme interponiéndose entre Atenea y yo…murió atravesado por su propia flecha, pero mientras agonizaba sus ojos pudieron contemplar como acababa con ella, fue mi regalo por su valor”

 

CABALLERO DE LIBRA: “Fue un detalle por tu parte dejar sus cuerpos allí”

 

HADES: “Cuando supe que te dirigías hacia allí ordené prepararte el escenario, espero que te gustase mi regalo. Hace 243 años lograste sobrevivir, deberías saber que tal logro merecía un trato especial.”

 

CABALLERO DE LIBRA: “Pero has cometido un error. La sangre de Atenea que aún brotaba de su cuerpo cuando llegué bañó mi armadura… ¡ahora es digna de enfrentarse a un Dios!”

 

Y así fue como elevando su cosmos más allá de sus límites, la armadura del caballero de Libra mutó a su forma divina. Éste se zafó de sus cadenas y salió disparado hacía Hades…tan sólo para ser atravesado por su espada.

 

HADES: “¡Ilusos mortales, jugando a ser dioses! Comprueba por ti mismo el poder de un auténtico dios”

 

El cuerpo sin vida del caballero de Libra cayó a sus pies, y sólo en aquel momento el dios del Inframundo posó sus ojos en mí.

 

HADES: “¿Así que tú eres el caballero de Pegaso de esta generación? Mi enemigo ancestral, el único hombre que ha sido capaz de golpearme… Penosa visión tengo ante mis ojos y desafortunado tú eres entre todos los caballeros. A ti te reservo un honor especial, vivirás por los siglos de los siglos, jamás morirás ni te reencarnarás, pero serás incapaz de moverte, comunicarte ni usar cualquiera de tus sentidos.”

 

Y entonces fue cuando me atravesó con su espada y yo, Cassios de Pegaso, desaparecí.

                                                            

Nota del autor: Este relato está basado en un mundo en el cual Kanon de Géminis no hubiera sembrado el mal en el corazón de Saga, lo cual desencadenó finalmente en la victoria sobre Hades.

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La llamada del santuario, Ser el nuevo caballero de oro. 

 

Todo comienza en una época alternativa, donde desde el santuario los caballeros de oro restantes se ven en la obligación de proclamar un nuevo caballero que guarde la casa del ya olvidado santo de oro de ofiuco, los caballeros de Aries, tauro, leo, virgo, y escorpio citan a los dos santos elegidos para conseguir el puesto, seiya por ser el caballero mas heroico en todas las batallas libradas al servicio de atenea, y shaina la que en teoría seria predestinada a guardar la casa de ofiuco, una vez reunidos shaina advierte de la maldición del caballero de ofiuco, en aquel momento aparece la diosa atenea, para contarles que había eliminado la maldición del santo de oro, seiya que está entusiasmado con la idea de ser santo de oro, pregunta cómo se decidiría tal honor. Los caballeros de oro responden, que los aspirantes deben enfrentar a los caballeros de oro más cercanos a ser el próximo patriarca, 

Mu de Aries, aioria de leo y shaka de virgo. 

 

 

Los enfrentamientos son decididos, en primer lugar lucharan shaina de ofiuco y mu de Aries, shaina quiere defender el honor de las mujeres caballero demostrando, que una mujer también puede ser un caballero de oro. 

 

Mu le dice que antes tendría que derrotarlo, shaina se lanza a golpear a mu que esquivaba todos los golpes fácilmente, 

shaina usa su garra del trueno que nada pueden hacer frente al muro de cristal que levanta mu, shaina sigue intentándolo inútilmente, entonces mu se teletransporta frente a shaina acertándole un golpe en la boca del estomago, shaina cae de rodillas, mu le dice que debe despertar su séptimo sentido de lo contrario no lo derrotaría nunca, shaina se levanta con coraje y empieza a lanzarle golpes que no logra conectarles, mu le acierta un combo de varios golpes que tumba en el suelo a shaina, mu le intenta persuadir de que a pesar de ser en teoría la supuesta sucesora, no es digna de la armadura de oro, shaina empieza a recordar su duro entrenamiento para ser mujer caballero a las leyes que estaban sometidas y ser infravaloradas, en ese momento su cosmos empieza a crecer muy rápidamente, mu se sorprende y piensa que no es normal esa cantidad de cosmos en shaina, se da cuenta que gran parte de el viene de la armadura de oro de ofiuco, shaina prepara una garra del trueno diciendo que ella vestirá la armadura de oro!, mu decide entonces poner a prueba ese cosmos, chocando la técnica de shaina con su revolución de polvo estelar, ambos ataques chocan y el cosmos de shaina se eleva cada vez mas, así la onda del trueno triunfa ante la expectación de los presentes y derrota a mu. 

 

Mu felicita a shaina que está agotada entonces este le sana las heridas,  

Seiya admira el valor de shaina al querer ser portadora de la armadura de oro teniendo que luchar contra los caballeros de oro. 

 

El siguiente combate seria una vieja revancha, seiya y aioria empiezan una ardua batalla, Aioria empieza lanzando su plasma relámpago que hiere a seiya gravemente, aioros le preguntaba si ya había acabado, seiya eleva su cosmos y usa su cometa Pegaso, que alcanza a aioria por completo, aioria esta algo herido, pero contraataca con golpes de ira que seiya no puede detener, a su merced aioria decide terminar con sus Relámpagos de voltaje, advirtiendo que esta vez no puede detenerlos como en su primer combate, seiya queda tendido en el suelo aparentemente vencido, en ese momento la armadura de sagitario llega al combate, y viste a seiya recobrándole su espíritu de lucha, usa sus meteoros que no puede hacer nada por esquivarlos, un atónito aioria que acabo siendo derrotado, la armadura de oro desviste a seiya, y se coloca al lado de atenea, Aioria orgulloso le dice que debe ser santo de oro, pero de sagitario. 

 

El caballero de virgo es la última prueba, seiya y shaina deben de enfrentarse entre ellos y así el ganador se enfrentara a él, ambos empiezan una colosal lucha. 

 

Seiya se lanza a por shaina con sus meteoros de Pegaso, shaina recibe el ataque de lleno pero sigue combatiendo a duras penas, seiya le dice que no vacilara y en ese momento usa el destello rodante de  Pegaso que deja a shaina mal herida, en ese momento su máscara se raja y empieza a recordar sus malos actos en la batalla del santuario, redimiéndose de ellos, oye la voz de atenea que le de fuerzas para levantarse, entonces su armadura empieza a evolucionar y se convierte en divina, los caballeros se preguntan cómo es posible, atenea dice que sus lagrimas bañaron las armaduras de ofiuco en los tiempos mitológicos, con este nuevo poder shaina usa su onda del trueno que destroza a seiya, este no se rinde y usa su cometa Pegaso, pero shaina usa su técnica una vez más chocando ambos ataques el cosmos de ambos empiezan a crecer pero shaina evoca a su constelación en ese momento la armadura de ofiuco, manda su poder y logra derrotar a seiya. 

 

Shaina acude en ayuda de seiya, esta le pide perdón, y comienza a arrojar lagrimas en el rostro del santo de Pegaso, seiya le dice que sabe que esto le es algo familiar y recuerda cuando se le declaro, shaina le pide que lo olvide, pero seiya le confiesa que el también la quiere, ambos se funden en un beso, shaina declara que ya no le importa nada más que él, pero seiya le recuerda que debe de defender el honor de las mujeres caballero y que debe ganar esa armadura, con los ánimos de seiya, shaina se dispone a enfrentar al caballero de oro de virgo. 

 

El combate es a ojos de todos el más interesante, al saber del poder del hombre mas próximo a dios, shaka le dice a shaina que su destino es ser el caballero de ofiuco, pero que dudaba que fuera proclamada hoy, shaina responde diciéndole que no le importa lo que le diga y que quiere mostrar de lo que es capaz, luchando una batalla interior de superación, shaina entonces prepara su onda de trueno que ataca a shaka, pero esta no hace nada frente al poderoso caballero de virgo, shaina se pregunta por qué no le afecto, pues shaka le dice que aun debe de ser mas rápida ya que a caído en su ilusión, shaina entonces hace estallar su poder destruyendo la trampa de shaka, este admira el poder de la mujer caballero, esta vuelve a atacar con la onda de trueno y shaka decide usar su Kān que devuelve el ataque a shaina, pero esta no desiste y sigue luchando, shaka pone a prueba su perseverancia y usa su capitulación de demonios que deja a shaina en sus últimos alientos de vida, pero shaina con su objetivo en mente, y recordando las palabras de su amado seiya, aumenta su cosmos al infinito y despierta al poder oculto de su armadura divina, así usa la onda del trueno que choca con el Kān de shaka, que ve como poco a poco el poder de la mujer caballero aumenta sin parar, el Kān acaba siendo destruido y shaka le dice que ha conseguido vencerle y además de que él es la heredera de la armadura de oro. 

 

Los caballeros están boquiabiertos al ver como shaina contra todo pronóstico a vencido a todos los oponentes, y se convierte en la nueva santa de oro de ofiuco, atenea orgullosa, la bendice como nueva protectora de la diosa. 

 

Fin. 

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“Flechas doradas y tempestades del mar, la batalla de Aioros de Sagitario y Kymata de Hipocampo!”

(Estos hechos se basan en el arco de La Historia Secreta de Excálibur)

“Presiento una grave amenaza”

La luna se cierne sobre el despejado cielo que adorna el santuario. El silencio inquietante anuncia terribles sucesos….

Aioros, caballero de Sagitario, se encuentra en las afueras de la casa de Capricornio conversando sobre los pormenores del santuario con Shura, caballero de Capricornio. Un inesperado presentimiento de peligro los detuvo de golpe y se observaron mutuamente alertando posible amenaza, cuando de repente, un estruendo se escucha por todo el santuario alertando a ambos caballeros quienes observan el perímetro buscando identificar el origen del impacto. “¡Ha sido un fuerte impacto! Aioros, el cosmos que sentí es demasiado fuerte y presiento que se balancea en cada rincón del santuario…será mejor que cubras la casa de Sagitario en caso de que la amenaza haga peligrar los aposentos del patriarca, si aún no ha llegado hasta ahí. Yo estaré a la defensiva y retendré cualquier amenaza que ose llegar hasta aquí. Ve seguro y que Athena te proteja” dijo Shura desenvainando su excalibur lista para cualquier amenaza, “Lo mismo digo, Shura. Nos reencontraremos una vez identifiquemos las amenazas para verificar los aposentos del patriarca. Que Athena te brinde la fuerza para vencer” y dicho esto, Aioros se apresura rápidamente a la casa de Sagitario. Shura queda observando a Aioros partir, cuando siente un cosmos que se intensifica gradualmente justo detrás de él. Preparado para cualquier situación,  observa de reojo sobre su hombro para identificar la razón de aquel intenso cosmos: “Tomare tu cabeza, caballero dorado, y las ofreceré a mis bestias como símbolo de mi victoria sobre Athena!”.

A escasos metros de la casa de Sagitario, Aioros se detiene de golpe para observar el terror que se cernía de la casa de sagitario; cada extremo de la casa de Sagitario estaba atrapada en una gran muralla de agua que la mantiene cautiva junto con muchos de los cadáveres de soldados del santuario que flotaban de manera errante. Aioros observa aterrado y buscando dar con el origen a tal terror pero se detiene de golpe para presenciar frente a él un cosmos intimidante. De aquella muralla de aguas turbulentas que aprisionaban el santuario abría paso a una figura que se intensificaba a medida que avanzaba hacia Aioros. “Así que tú eres el guardián de esta casa. Ya me había hartado de aniquilar a los guardianes que osaron enfrentarme. Ciertamente Athena se rodea de enclenques buenos para nada, pero veo que finalmente llega ante mi presencia un caballero dorado, lo cual espero hacerme con tu armadura dorada como trofeo de victoria y tributo al señor Poseidón”. El misterioso sujeto se detiene. Aioros mantiene la templanza a la vez hace arder su cosmos gradualmente hasta lograr adquirir la potencia suficiente para vencer. “¡¿Poseidón!? Ya veo que no estoy ante cualquier adversario. Has profanado la casa de Sagitario y has asesinado a muchos de los guardias del santuario, lo cual conlleva un severo castigo. Identifícate ¡Ahora!”. Finalmente de entre las turbulentas aguas de aquella muralla surge la presencia de un caballero. “¡Soy Kymata de hipocampo y guardián del pilar del pacifico norte! ¡Perro de Athena!, ¿es que piensas amedrentarme con amenazas?, ¡no seas estúpido! El reinado del señor Poseidón finalmente ha llegado, y venimos para vencer.”. Aioros se sorpende “¡¿Poseidón?!”, y adopta una posición defensiva y se percata que el marina de hipocampo trama algo; nota que en cuestión de segundos el área donde se encuentran es rodeada por una turbulenta turbina de agua que gira con una velocidad increíble y que imposibilita cualquiera salida y se corre el riesgo de morir azotado por la fuerza de aquel ciclón. “¡Esta será tu tumba, una vez acabe contigo hare que la fuerza de este ciclón destroce en mil pedazos tu cuerpo! Acepta que estas vencido, acepta la muerte como premio”. Aioros manteniendo la calma, solo observa detenidamente cualquier movimiento del adversario “debo moverme con cuidado, atacare para comprobar que tan sorpresivo resulta Kymata”, Aioros se abalanza y ataca con un potente Atomic Thunderbolt en todas direcciones, Kymata mira fijamente a Aioros, quien observa alguna respuesta del adversario, pero lo que Aioros no sabe es que el general marino contraataca con potentes ráfagas de agua del ciclón que les rodea ahogando cada uno de los ataque de Aioros para generar la potente la fuerza del  combinada con la descarga de los rayos impactando sobre Aioros quien cae terriblemente herido. “¡Ja!, ¿es que pensabas vencerme con tan mediocre técnica? Y eso que pensaba que los caballeros de Athena eran dignos guerrero. Eres mediocre”, Aioros, quien se encuentra aturdido y sorprendido por la capacidad de pelea de su adversario, se pone de rodillas mientras observa como su contrincante se acerca lentamente haciendo un movimiento rápido con sus manos “no tengo salida, ¡me tiene rodeado!” pensó Aioros mientras se repone rápidamente, pero es alcanzado por el potente ataque de Kymata quien hace ascender un potente torbellino de las aguas sobre Aioros quien es enviado por los aires, pero Aioros se repone rápidamente y carga todo su cosmos en su puño, a la vez que aprovecha los segundos que tiene para contraatacar con un potente golpe desde las alturas a Kymata, quien logra romper su ataque y herirlo a él y a su escama de manera significativa. Aioros cae exhausto debido a la falta de energía utilizada al momento de acumular todo su cosmos en el golpe. Observa el daño provocado por su ataque “lo he conseguido, tengo que lanzar otro ataque cargado para así romper su defensa y vencerle”. Kymata, aterrado y sorprendido por lo sucedido, entra en cólera “Ahh!...ahh…ahh… ¡imposible! ¡Ha irrumpido mi ataque y me ha herido de gravedad, basta de juegos, caballero, por tu impertinencia te enterrar aquí con mi más potente técnica!”. Aioros se coloca a la defensiva y busca fuerzas para generar el suficiente cosmos y atacar, pero esta exhausto, necesita tiempo “Si no logro reponerme rápidamente, moriré… ¡Athena!, ¡escucha mi petición!, bríndame la fuerza para vencer y poner a salvo tu legado! ¡Necesito las fuerzas para hacer arder mi cosmos al infinito!”. Kymata, quien está herido, expande un potente cosmos que provoca la fuerza de un tifón enfurecido a través de sus manos para atacar “Ruega todo lo que quieras, no te quedan fuerzas y no puedes hacer nada ¡la victoria será mía! Athena solo será un suspiro luego que termine contigo y arrase con lo que quede del santuario ¡¡Muere!! Kymata estira cada brazo y los entrelaza a la potente muralla que los rodeaba haciendo que girara demasiado a prisa y alertando a Aioros de un potente ataque. Aioros piensa en una solución rápida; correr a la velocidad de la luz alrededor de la muralla y confundir a Kymata para así contraatacar su punto débil, que había descubierto que se encuentra en su pecho el cual hirió al momento de impactarlo con su golpe. Sin mediar palabras, Aioros comienza a correr rápidamente en sentido contrario alrededor de Kymata, mientras este observa con incredulidad lo que hace el caballero de sagitario “¿Es que te has vuelto loco que esto resulta ser tu movimiento desesperado? ¡Te matare rápido!” ¡¡¡Ahhhhhhhh!!! ¡Seahorse Tempest!” Aioros se prepara para evitar el ataque, que se convierte en un poderoso torbellino de agua que le da seguimiento directo a impactarlo, pero Aioros salta y hace explotar un poderoso cosmos el cual le brinda un poder infinito, un cosmos tan potente que hace reflejar en su armadura, convertida en un ropaje sagrado: La God Cloth de Sagitario! “¡Athena me ha escuchado! ¡Es hora o nunca! ¡Presencia el poderoso cosmos otorgado por Athena, ¡Por la justicia!” Aioros desenvaina una flecha y lo coloca en su arco, el poder cargado en ella es demasiado inmenso. Kymata no puede creer lo que ve, no encuentra palabras para lo que presencia, a lo cual Aioros lanza su flecha que termina atravesando el potente torbellino e impactando directamente en el corazón de kymata, quien explota en una sobrecarga de energía increíble y cae muerto. Aioros queda suspendido en el aire observando a su adversario muerto a la vez que las turbulentas aguas que rodeaban la casa de Sagitario se disipaban. La God Cloth de Sagitario desaparece y el cae al suelo exhausto “Fue un adversario admirable, pero aún quedan amenazas en el santuario y no debo ceder aquí”.

A lo lejos, en el santuario, un potente impacto se escucha y Aioros observa su siguiente objetivo “debo encontrarme con Shura, ¡los aposentos del patriarca corren peligro!”. Aioros se repone y desaparece dejando una estela dorada a su paso, camino a los aposentos del patriarca.

“Por la justicia y por Athena, ¡Vencere!”

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LA LECCIÓN MÁS IMPORTANTE

 

Hermes abandonó la torre de Jamir a toda velocidad, como acostumbraba a hacer el mensajero de los dioses. Aún en la distancia el maestro podía ver como sus sandalias aleteaban hasta que el dios se perdió de vista en dirección a la puesta de sol.

La torre se oscurecía y en la parte baja su aprendiz pulía unas piezas a la luz de las velas.

-Deja eso chico. Salimos de viaje.

-Pero, aún no he terminado la tarea de hoy maestro.

-Ha llegado el momento de una lección muy importante, que todo reparador de armaduras debe recibir antes o después. Vamos por mis herramientas.

-Están aquí, sobre la mesa.

-Esta vez también necesitaremos de otras que no conoces. Nos vamos al Olimpo.

 

         Antes de partir descendieron a las grutas inferiores de la torre, excavadas en las entrañas de la montaña. Numerosos símbolos cubrían la roca, sellos mágicos que su maestro desactivaba y que algún día le enseñaría a controlar. Su lección de hoy era otra.

 

-¿Qué herramientas buscamos maestro?

         El maestro siguió en silencio, con las manos sobre la pared rocosa leyendo algo oculto a la vista. Hasta que finalmente le contestó.

-Las que abren el sello a la cámara de las kamui de los dioses. Las armaduras más poderosas que hay sobre la faz de la tierra.

-¿Están en una cámara sellada? ¿Acaso no las utilizan?        

-Los dioses visten otras armaduras. Las kamui fueron utilizadas en tiempos inmemoriales en la guerra contra los titanes. –Le iba contando mientras sus pasos y su voz resoban con eco en la oscura gruta. -Pero el inmenso poder de las kamui despertó la codicia de algunos dioses y comenzaron guerras entre ellos por hacerse con el poder, hasta que finalmente, tras siglos de batallas y devastación en la tierra, acordaron renunciar a ellas y usarlas sólo en caso de extrema necesidad.

-¿Pero entonces los titanes viven? –Preguntó el joven aprendiz con asombro.

-Un titán no puede morir, son seres celestiales. Sin su presencia el mundo no existiría. Hallaron la forma de mantenerles aislados. Están prisioneros en el Tártaro, la región más alejada del inframundo. Ten cuidado aquí chico.

         Maestro y aprendiz pasaban por un estrecho saliente en el que había que pegarse a la pared rocosa para no caer al negro abismo.

-¿Y siendo tan poderosos cómo no escapan del Tártaro?

-Son prisioneros, aunque no con grilletes normales. Con la hoz que su madre Gea le había entregado para acabar con su padre Cronos,  Zeus encargó a Hefesto crear unas dagas. Y se dice que los titanes yacen colgando de la pared sujetos por cadenas y que las dagas que Hefesto confeccionó les clava de pies y manos a la pared y drenan su cosmos.

-¡Caray! ¿Dagas que drenan el cosmos? –El aprendiz no salía de su asombro, entre la historia y el eco de la gruta, le parecía estar soñándolo.  -¿De qué estaba hecha esa hoz?

-Sólo Gea sabrá de dónde salió, pero lo cierto es que fue el único arma capaz de herir a un titán, y de mantenerlos aletargados. –El maestro se quedó un momento pensativo, como reviviendo algo en sus recuerdos. –De hecho, esas armas forjadas a partir de la hoz de Gea, son lo único que puede llegar a matar a un dios.

-Pero los dioses se reencarnan continuamente maestro, eso me explicasteis al enseñarme como la diosa Atenea renace cada generación.

-La encarnación de un dios puede morir, pero no su cosmos. Su cosmos aguardará hasta renacer de nuevo en otro cuerpo mortal. Estas dagas acaban con el cosmos de los dioses cesando su existencia por el resto de los tiempos.

 

         Las palabras sonaron oscuras en las profundidades de las montañas de Jamir. Extinguir el cosmos de un dios.

 -Pero… –comenzó titubeante a preguntarle a su maestro. -¿Quién osaría hacer algo así?

         El maestro siguió en silencio hasta una pared de roca llena de símbolos, puso la mano sobre ella y cerró los ojos.

-Ya hay quien lo intentó hace años. –Dijo al tiempo que su cosmos se elevaba y los símbolos en la pared brillaron en tonos dorados. La roca desapareció en un estallido de polvo brillante y dejó a la vista un hueco con un cofre de madera. –Pero eso te lo contaré durante el viaje.

 

 

         Tras tomar las herramientas, maestro y aprendiz iniciaron su viaje. Muchas historias le fueron contadas al joven. Estaba encantado, sin embargo, había una que quería escuchar por encima de todas: la de aquél que había intentado extinguir el cosmos de un dios. Pero no fue hasta que tuvieron el monte Olimpo a la vista que su maestro comenzó la historia.

 

-Aquí sucedió todo. –Comenzó el maestro mirando la blanca ciudad que se levanta a los pies del monte Olimpo. –Hace más de un siglo, los titanes escaparon de su prisión. El ejército de Hades no pudo contener su huida y fue destruido. El mundo era un caos, así pues, los dioses acudían al Olimpo en busca de la ayuda de las kamui. Los caballeros de Atenea les escoltaban hacía aquí ya que los titanes no cesaban de intentar aplastarles mientras eran vulnerables. Desde este monte Atenea, Poseidón y Hades vieron cómo las hordas de los titanes asediaban el Olimpo. Los dioses que ya habían llegado plantaban resistencia y podían verse los rayos de Zeus o las flechas de Artemis acribillando a los invasores. Ares cargaba cuerpo a cuerpo en las puertas de la muralla de la ciudad de guerreros de Zeus, que protegía el acceso a la morada de los dioses.

 

         Al joven aprendiz no le pasaba desapercibido que su maestro parecía rememorar algo vivido más que contar una leyenda. 

 

-Y fue aquí, donde por un golpe fortuito cambió el destino de la humanidad. Un joven aprendiz de Jamir que viajaba con su maestro para abrir el sello de la cámara de las kamui, chocó con Hades por accidente y a éste se le cayó una daga que fue a parar a los pies de Atenea. Ella, al tomarla entre sus manos tuvo una visión que le mostró a Hades hablando con Cronos en el Tártaro y liberándolo de su cautiverio. Era una de las dagas que clavaba la mano de Cronos a la pared. –Sus ojos miraban al valle como si aún pudiese verlo. –Todo había sido un ardid de Hades para erigirse señor supremo. Había organizado la huida de los titanes, había fingido la destrucción de su ejército de estrellas del mal que aguardaban para asaltar el Olimpo. Y planeaba acabar con el resto de dioses con la daga uno a uno en cuanto la cámara estuviese abierta para ser el único portador de una kamui y dominar el mundo con su poder. –Su aprendiz lo miraba con ojos abiertos de asombro, pero la historia no acababa ahí. –Atenea se enfrentó a él al descubrir sus planes y en el forcejeo la diosa terminó con un gran corte en un brazo. El caballero de Pegaso fiel protector que la escoltaba, la protegió de Hades, y lleno de rabia y con la sangre de la diosa corriendo por su armadura elevó su cosmos más allá de su límite haciendo evolucionar su armadura a un nivel divino. Furioso, Pegaso con su nueva armadura, acorraló a Hades contra las rocas, rodeándolo con las inmensas alas divinas y daga en mano amenazando su cuello, dispuesto a terminar con su existencia. Pero Atenea se lo impidió y Pegaso sólo le hizo la misma herida que él le había hecho a ella en el brazo.

-¡¿Hirió a un dios?!

-El primer mortal que ha herido a un dios. –Le dijo poniéndole la mano en el hombro. –Hades quedó estupefacto al haberse visto tan cerca de la muerte que él tenía planeada para los otros dioses con esa daga. Entonces Poseidón, menos compasivo, aprovechó para clavarle su tridente en el pecho. Hades juró vengarse cada vez que su cosmos inmortal se encarnase hasta que destruyese a Atenea, sus caballeros y a la humanidad aunque tuviese que intentarlo una y otra vez cada 150 años. Su cosmos abandonó su cuerpo, y ahora Hades estará próximo a despertar de nuevo. Los dioses temen que su venganza sea real y necesitan que revisemos el sellado de la cámara.

-¿Para eso estamos aquí?

-Yo era un aprendiz como tú cuando vine con mi maestro para abrir el sello y sucedió todo esto. Ahora es el momento de que aprendas como funciona el sello que impide que los dioses usen sus kamui para que tú enseñes a tu aprendiz cuando yo no esté y el secreto pase de generación en generación. Porque mucho me temo que la amenaza de Hades era real y muchas guerras santas están por llegar.

-Bueno siempre nos quedará esperanza con caballeros como Pegaso. –Dijo el aprendiz con una sonrisa al tiempo que ambos comenzaban a descender al valle donde se levantaba la ciudad de guerreros guardianes de Zeus que protegía la base del monte Olimpo.

-Sin duda chico, los caballeros son nuestra esperanza.

 

FIN

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Athena no está y aparece una nueva amenaza

Está muy tranquila noche no crees Sorrento? Así es señor Julián, la noche luce hermosa, desde que termino el eclipse todo parece haber vuelto a la normalidad.

Te equivocas Sorrento, esta tranquilidad es fría, demasiado silenciosa……..señor Julián!!! Exclamo Sorrento, el señor Julián ha estado muy pensativo y cambiante últimamente, a veces siento que despierta en él mi antiguo amo, el señor Poseidón! Pensó para sí al ver a Julián en un estado de trance…

Así es Sorrento la noche es muy hermosa exclamo Julián, con una voz más suave y con una postura más alegre, vamos que se hace tarde, subieron a un yate y emprendieron un viaje por las costas del Mediterráneo.

¿Qué le estará sucediendo al señor Julián? Se preguntó Sorrento, mientras contemplaba el mar en su camarote, ya van dos veces que el señor Julián cambia de semblante incluso su voz! Podría jurar que incluso llegue sentir el enorme cosmo del Dios Poseidón en él otra vez, ¿Qué significara? Si ya no está presente el “Greatest eclipse” significa que los caballeros de Atena ya derrotaron a Hades y estamos en tiempos de paz, sin embargo el ambiente se siente frio y tenso.

¡Boom! Sonó una explosión, venia del estribor, inmediatamente Sorrento salió corriendo para proteger al señor Julián, señor Julián!! ¿Se encuentra bien? ¿Dónde está? Buscaba Sorrento desesperadamente.

Me encuentro bien Sorrento no te preocupes, que bien señor, subamos a ver qué sucede. En la cubierta solo había humo, que ha sucedido aquí? Donde están todos? Mientras el humo se hacía menos denso se escuchó una risa…..JAJAJA

Quien eres tú? Dijo Sorrento y que es lo que has hecho con la tripulación?....Del rincón se empezó a visualizar una silueta, jeje quieres saber mi nombre? Está bien..mi nombre es….Cicno! Y en nombre de Ares he venido a matarlos!!

Ares!!! Exclamo Sorrento, así es, Atena logro vencer a Hades pero se encuentra encerrada en el inframundo ni ella ni sus caballeros lograran salir, es el momento ideal para que mi señor Ares tome control de la tierra y los únicos que se interponen en su camino son ustedes dos!!! Tomen esto!!!

Cuidado señor Julián!!! Sorrento logro esquivarlo y poniendo al señor Julián a salvo se dispuso a pelear, con que quieres acabar con nosotros…pues no te será tan sencillo!! Sus escamas de Saren lo vistieron y se dispuso a pelear….conoce mi sinfonía de muerte final!!!!!

Sorrento tenía sometido a Cicno cuando de repente……jajaja con que esta es la sinfonía de muerte final, melodía que no viaja por el aire, si no que llega directamente a tu cerebro.

Quien dijo eso??.....mi nombre es Flegeas y fui entrendado personalmente por mi amo Ares, mi mente es la más poderosa de este mundo y por lo tanto tu melodía no me afecta en lo absoluto…..¿Qué?!!!....Aléjate Flegeas yo acabare con él, no sea iluso Cicno, pero no perdamos el tiempo en discutir y mejor acabemos con él, ataquemos juntos!!!!.....¿Que?

Antes de que lograran atacar una gran ola azotó el yate, cuando todos se recuperaron se escuchó una voz………no creen que dos contra uno es injusto?? Sorrento se quedó sorprendido, pero tú quién eres?? Y que haces utilizando las escamas de dragón marino??

Mi nombre es Gaia y soy el verdadero dragón marino….después doy explicaciones ahora luchemos!!

La pelea se hizo intensa destellos de poder destrozaban el yate, el poder de los generales eran iguales al de los guerreros, en un intento desesperado Cicno ataco directamente al señor Julián.

Noooo!! Grito Sorrento al ver que el señor Julián no esquivo el golpe, sin embargo el golpe ni lo movió, fue lo peor que Cicno pudo haber hecho pues Poseidón despertó.

Al sentir el inmenso cosmo Cicno y Flegeas huyeron

Señor Julián se encuentra bien?? Ya no soy el señor Julián Sorrento, he vuelto a ser tu amo, el señor de los mares!!! Gaia!! Gracias por responder a mi llamado, es un honor señor, es momento de ir al santuario hay que unir fuerzas

Al santuario?? Así es Ares se ha vuelto muy fuerte y tiene Guerreros poderosos a su mando, unamos fuerzas con los pocos caballeros que queden han demostrado ser poderosos aliados.

Llegando al santuario inmediatamente son atacados por Shaina, sin embargo Poseidón la inmoviliza sin ningún esfuerzo y le explica la situación, Shaina se resiste pues recuerda que Poseidón casi acaba con su vida y con la de millones de personas, Poseidón le dice que quiere ayudar y le recuerda que incluso ayudo a los caballeros en su pelea contra Hades.

Al final Shaina acepta y junto a Marin reúnen a todos los caballeros sobrevivientes, ya todos reunidos Poseidón les empezó a explicar que Atena posiblemente no volverá y que si quieren seguir teniendo una vida de paz deberán oponerse a Ares.

Sus planes no le servirán de nada señor Poseidón, eran Flegeas y otros 2 guerreros e inmediatamente atacaron y poco a poco iban derrotando a los caballeros.

De repente cuando los guerreros estaban tomando ventaja, aparece Kanon de Géminis!!! Pero Kanon!! Qué demonios haces aquí?? Pregunto Sorrento, eso mismo me pregunto yo!!, fui yo, yo te regrese de entre los muertos, respondió Poseidón, tu jugaste conmigo y tus deseos los volviste míos, considera que en lugar de castigarte eternamente te estoy cobrando un favor para que peleemos contra Ares y frenemos sus ambiciones, con la ayuda de Kanon derrotaron a 2 guerreros y Flegeas logra huir.

Atena!! Donde esta Atena?? Tranquilo dijo Sorrento y le explico poco a poco la situación, si de verdad quieres ayudar a Atena, primero debes derrotar a Ares, Kanon se tranquilizó y le pregunto a Poseidón cuál era su plan.

Para derrotar a Ares debemos ir a su isla que se encuentra en el mar negro, yo personalmente tengo cuentas pendientes con él, si vamos ahora tendremos oportunidad.

Se marcharon al mar negro, Poseidón, Gaia, Sorrento, Kanon y Shaina, Marin se quedó en el santuario para cuidar a Seika y esperar por si regresaba Atena. En medio del mar negro, había una isla rodeada que albergaba un glorioso castillo rodeado de fuego, debe ser ahí dijo Gaia, con nuestro señor Poseidón de nuestro lado Ares no tendrá oportunidad, replico, en la puerta del castillo los esperaba un hombre, quien eres tu pregunto Sorrento, él es Fobos dijo Poseidón, uno de los más fuertes sirvientes del Dios Ares, conocido también como el espíritu del miedo.

Con que lograron derrotar a 2 de los 6 guerreros dijo Fobos, veamos cómo va su suerte en este que es nuestro territorio, y de un salto atrás de él salieron Cicno y Flegeas acompañados de los otros 2 guerreros e inmediatamente comenzó la pelea entre los ocho, Poseidón y Fobos se quedaron inmóviles viéndose el uno al otro.

Gaia demostró su gran poder y derrotó a Cicno, Shaina tenía problemas pero constantemente era ayudada por Kanon y juntos lograron derrotar a los 2 guerreros,  mientras que la pelea entre Flegeas y Sorrento era la más pareja. Sorrento al no poder utilizar su flauta demostró que tenía más habilidades que lo hacían uno de los generales más poderosos y temidos.

Flegeas al ver que estaba en desventaja decide atacar a Shaina que era la más débil de los 4 y la ataca con su más poderoso poder, Sorrento se percata de esto y la salva sin embargo queda muy mal herido, Kanon y Gaia hacen equipo y lo derrotan.

Cuando termino la pelea en la puerta estaban Deimos y Fobos los más poderosos sirvientes de Ares!!!! Los espíritus del terror y el miedo.

Shaina le agradece a Sorrento y se queda a cuidarlo, Poseidón llama a sus escamas y decide ayudar a Kanon y Gaia que habían comenzado la batalla contra Deimos y Fobos, sin embargo se siente un gran cosmos…..era Ares que decide aparecer y comienza una batalla entre Dioses.

Gaia demuestra ser un hombre igual de poderoso que Kanon y le dan batalla a Deimos y Fobos sin embargo ellos era considerados casi Dioses y replican que solo han estado jugando con ellos, cuando se ponen serios atacan a Kanon, el cual es salvado por Gaia y muere.

Kanon enfadado por la muerte de Gaia despierta en él un poder sin igual y se empieza a mostrar un cambio en su armadura, lleno de rabia ataca a Fobos el cual cae derrotado, Deimos sorprendido ve la armadura de Kanon……no puede ser…que significa esto, la armadura de Kanon se había vuelto divina.

Con lágrimas en sus ojos Kanon ejecuta la explosión de galaxias y derrota a Deimos, mientras tanto Poseidón y Ares pelean en los cielos, Kanon corre a ayudar a Sorrento y Shaina, la pela de los Dioses se estaba volviendo intensa y peligrosa, logra sacarlos del peligro y cuando voltearon atrás una explosión enorme creo una inmensa luz.

No se siente cosmo alguno dijo Sorrento con lágrimas en los ojos, el señor Poseidón ha muerto, tampoco siento el de Ares dijo Kanon.

Los tres estaban desolados, no sabían que pensar, los Dioses habían muerto.

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Desastre

 

- ¡Ayúdame! - el susurro apareció en la cabeza del orgulloso caballero, de forma leve pero muy real.

- ¡Es imposible, y ella no está en este mundo! - pensó el hombre que antaño había vivido de la mano del odio.

El recuerdo de Esmeralda empezó a brotar en su cerebro y un cándido y apesadumbrado hilo de voz  volvió a surgir innegablemente pidiendo auxilio al santo de bronce del Fénix: ¡Tengo miedo Ikki!  

Y así volvió a desaparecer el pájaro de fuego en una noche fría cargada de estrellas.

Hacía ya más de un año que los jóvenes protectores de Atenea se habían separado por petición expresa de la diosa, pues la batalla contra Hades había llevado a los jóvenes hasta el último esfuerzo.  Shun, entendiendo a la perfección el deseo de Saori, había regresado a Japón para descansar, pero un mal presagio sacudió súbitamente sus pensamientos, coincidiendo con la ausencia de su hermano. Tras la acuciante desazón que sentía, emprendió un viaje inmediato hacia un punto concreto del Pacífico Sur. ¿Era posible que Ikki hubiese regresado a la Isla de la Muerte? ¿Y qué fin lo había llevado hasta allí?

El entorno le era muy familiar: un sol ardiente y abrasador y la figura de un volcán que desprendía vapores nefastos en una isla deshabitada. El caballero del Fénix pisaba otra vez el vestigio emergido en las aguas perdidas de la Polinesia. Ni siquiera sabía muy bien el motivo real de su vuelta, pero la presencia de Esmeralda había ido creciendo paulatinamente en su interior al acercarse al islote. Ikki miró al suelo y estupefacto contempló una rosa salvaje de 5 pétalos de tonos violeta, arañando en su memoria hermosos recuerdos. Era inaudito, no sólo había una, sino un millar de ellas se extendían formando un sendero imposible para un terreno estéril. El camino dibujado por las flores finalizaba a los pies de un torreón semiderruido. El caballero se apresuró para  llegar a la deteriorada fortaleza y comenzó a subir las escaleras de manera desesperada, pues la voz de la joven de cabello rubio y ojos verdes que una vez curó sus heridas, se hizo real y más fuerte. Ikki llegó a una sala en el segundo piso del baluarte y contempló una esfera de cristal del tamaño de un escudo. Perplejo advirtió como el orbe encerraba el alma de Esmeralda, padeciendo pena y sufrimiento.

Andrómeda seguía de muy cerca los pasos de su hermano. En poco tiempo llegó al que debió ser su destino real como caballero. Shun se internó en un antiguo bosque de origen volcánico, la única señal de vida para la infecunda y árida ínsula. Adentrándose en su espesura, caminó justo hasta las raíces de un gigante roble, hasta que un viento repentino atravesó la arboleda transformando la vegetación, hace un momento colorida y viva, en una maraña negruzca y carente de vigor.  Las hojas del roble se volvieron completamente negras cuando una sombra humanoide con inmensas alas metálicas, se apoyó sobre la rama del anciano árbol.

La cloth de Andrómeda se desprendió de su cofre, vistiendo al caballero de forma inmediata y adquiriendo un aura protectora frente al inminente peligro. Shun adoptó una postura de guardia extrema, pues nunca antes había sentido un cosmos tan perverso y sanguinario.  

- Pareces un ratoncillo en un nido de víboras hambrientas - comentó la figura alada, ahora más visible, que vestía una coraza añil que protegía su todo su cuerpo. Su imponente blindaje, el tono cobalto de su piel, las pupilas amarillas de sus ojos y su sonrisa sádica, dibujaban los rasgos de aquel ente demoniaco. El lanzamiento súbito de un objeto cortante atravesó el espacio, resquebrajando la pernera de bronce de Shun, y originando una herida bajo su rodilla. Andrómeda observó perplejo como la mano derecha de su enemigo sujetaba un kukri, una daga curva y pesada con el filo en la parte interior del arma, manchada con la sangre del caballero.

- Antes de matarte te diré quién soy - pronunció la voz espectral de aquel individuo.

- Mi nombre es Kydoimos, capitán del batallón del Desastre de Ares, y he venido aquí con la única intención de destruir el alma y el cuerpo de los amados guardianes de Atenea, por el simple capricho de mi dios. Voy a matarte caballero de Andrómeda, y después haré lo mismo con tus amados amigos -.

Shun bloqueó deliberadamente su gentil naturaleza y decidió enfrentar a Kydoimos, pues  la amenaza maligna de ese ser suponía un peligro para lo que él apreciaba.

- Onda del trueno - ordenó con fuerza, y su cadena salió disparada, formando un zigzag, hacia el rostro del capitán de Ares.

Pero el ataque no surtió efecto. La punta de flecha de la sólida cadena se detuvo a un centímetro de la cara de Kydoimos cuando éste abrió de par en par sus ojos. La respuesta del señor del Desastre fue inmediata. Desplegando sus alas metálicas gritó: - ¡Cuchillas del Caos! - Miles de dagas se dirigieron hacia un único objetivo: Shun. Éste desplegó su defensa rodante, pero no pudo bloquear todos los filos y varios de ellos la atravesaron. Shun comenzó a sangrar por las fuertes heridas producidas.

- Es tiempo de morir sabiendo que no volverás a ver a tu hermano - afirmó el demonio, intentando infundir más angustia en la mente del caballero, y abriendo sus alas de nuevo, concentró su cosmos para liberar las cuchillas nuevamente.

- Tormenta nebular - increpó Andrómeda elevando su cosmos.

El afilado ataque fue disuelto al cambiar Shun la dirección de su tempestad, generando una barrera de viento vertical que desvió los filos. Una mueca de rabia se dibujó en el semblante de Kydoimos. Las pupilas desaparecieron de sus ojos hasta convertirse en una mirada fantasmal.

- ¡Furia Berserker! – exclamó violentamente, formando un haz de energía feroz que atravesó el cuerpo del protector de Atenea, destruyendo el bosque por completo.

La cloth de Andrómeda estaba destrozada y el cuerpo agonizante de Shun envuelto en un charco de sangre. El cosmos del caballero se apagó, mientras Desastre partía diligentemente con el propósito de asesinar a su siguiente víctima.

Ikki observaba triste e hipnotizado el globo cristalino que encerraba la injusta penitencia de Esmeralda. Fue en ese momento cuando la repentina aparición del Kydoimos liberó al Fénix de la sugestión a la que estaba sometido.

- Ave Fénix orgullosa y atrapada por el llanto de una mujer -  se burló el caudillo.

- Ahora que he torturado tu espíritu, puedo decirte que morirás al igual que tu hermano, al que yo mismo eliminé. Tú y todo lo que has querido en este mundo está a punto de perecer, incluido el amor estúpido que sientes por esa chica, cuya alma ha sido confinada en un purgatorio eterno-.

La mirada de Ikki desafió a la figura de Desastre, y su puño fantasma atravesó al demonio.

- Así que esta es la famosa ilusión del Fénix - respondió Kydoimos mofándose de la acción del caballero.

- Te mostraré cual es el verdadero poder. Agoniza en el infierno con la ira de un berserker -  pronunció, mientras la furia de su terrible ataque golpeaba brutalmente al caballero de bronce.

La armadura del pájaro de fuego se resquebrajó e Ikki entró en trance acercándose a la muerte.

-¡Ikki no es tiempo de morir! Yo te esperaré siempre, pero debes encontrar la manera de vencer a este enemigo. Solo así liberarás mi alma y podrás salvarnos - pronunció la voz de Esmeralda insuflándole coraje.

- Vuelve a renacer caballero del Fénix -.

Ikki abrió de nuevo sus párpados, contemplando las graves lesiones en su cuerpo y respirando con dificultad.

- Parece que aguantas algo más que tu miserable hermano, aunque no te servirá de mucho - reprendió Desastre elevando firmemente su kukri y apuntando el arma hacia la garganta del Fénix.

Justo en ese instante la arista de una brillante cadena golpeó violentamente la muñeca del caudillo de Ares. La armadura divina de Andrómeda, majestuosa e impoluta, vestía ahora a un Shun todavía jadeante y malherido. Un cosmos asombroso hacía relucir las alas de la cloth semejantes a las de una libélula.

- Levántate hermano, déjame devolverte ahora el favor de salvarme tantas veces de las garras de la muerte. Déjame luchar junto a ti de verdad, mostrándote todo mi poder y si he de morir en el intento, daré gracias por hacerlo junto a ti – dijo Shun firme y orgulloso.

Ikki recordó el regalo de Atenea, y elevando su cosmos hasta el infinito hizo resurgir su armadura hace un instante  despedazada, convirtiéndola en una mayestática cloth divina de tonos anaranjados.

-Gracias Shun, será un placer luchar contigo, para eliminar a esta escoria - contestó Ikki desafiante.

Kydoimos contemplando atónito la escena, se dispuso a desatar su ira maximizando su poder. Fue en ese momento cuando un torrente nebular arrancó del suelo al Berserker y un fénix volador ensartó su cuerpo envolviéndolo en llamas, poniendo fin al desastre.

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Me encantó el tema de insertar la constelación de Ofiuco junto a las demás y que se diera importancia a una amazona que consigue su armadura dorada.

Ameno al conocer ya a los personajes y así se puede visualizar las escenas sin dificultad mientras se lee el relato.

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