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plata

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Mensajes publicados por plata

  1. Bueno compañeros, esto se supone que lo debí hacer hacer algún tiempo, para que no os perdáis, estos relatos siguen este orden:

    [b]1- EL MENSAJERO
    2- THATSOTHAL, LA BESTIA SANGUINARIA
    3- UN DÍA FUNESTO. JEZBETH.
    4- ELIGOR Y EL DEMONIO DEVORADOR
    5- EL TERROR TIENE NOMBRE, ABSALÓN
    6- EL LEGENDARIO KLYCSUS
    7- ASTHAROTH, EL PUÑO DERECHO DE UN DIOS
    [/b]


    Bueno compañeros, después del mensajero, que no era más que un ligero aperitivo, viene uno de los platos fuertes. Espero que al igual que ocurrió con mi primer fic, este os agrade...

    -Atenea descansa.- dijo Mu.
    Tras las duras batallas libradas en Asgard y posteriormente en el santuario marino contra Poseidón, Antena descansa día y noche en sus aposentos para recuperar fuerzas.
    -Hemos derrotado a esa cosa, no tenemos por qué molestarla.- dijo Aioria.
    Shaka sacudió la cabeza. Desde que derrotaron a aquella misteriosa criatura Shaka había permanecido en silencio.
    -Estás más callado de lo habitual- comentó Milo.- ¿Qué te pasa Shaka? Admito que ese ser era bastante extraño y todavía me estoy preguntando de dónde demonios saldría, pero, desde que lo derrotamos, no pareces el mismo.
    -Por cierto,- intervino Aldebarán- ¿a qué te referías cuando dijiste que ese ser sólo era su mensajero?
    Los ojos de sus cuatro compañeros se posaron sobre él. Shaka frunció el ceño.
    -Yo…, debo meditar al respecto.- Shaka abrió los ojos. Era obvio que estaba preocupado por algo.- Sólo se que ese ser ya habitaba esas tierras antes de que cualquier hombre hoyara sus campos, y que algo o alguien, lo despertó.
    -¿Esa cosa dormitaba bajo el pueblo?- preguntó Milo.
    -Disculpadme pero debo retirarme a meditar.- Shaka inició el descenso por las escaleras hasta la sexta casa.
    “¿Qué viste Shaka?”, se preguntó Mu, “¿Porqué estás tan callado?”.
    -Bueno, creo que yo también me retiro.- Aioria inclinó la cabeza a modo de despedida e inició el descenso a su casa.
    -Shaka como siempre no dice nada- dijo Milo- y sin embargo, está claro que algo le preocupa.
    -Ya le conoces,- dijo Aldebarán- no nos dirá nada hasta haber meditado bien sobre el tema. Creo que lo mejor que podemos hacer por ahora es retirarnos a descansar.

    El monasterio

    Tras una ligera cena consistente en un poco de sopa, agua y pan, el hermano Armand, abandona la hilera de mojes que se dirigen a sus respectivas celdas y, como cada noche, atraviesa el largo camino que comunica el claustro con la biblioteca. Una vez allí, después de arrodillarse frente al crucifijo que preside el edificio y persignarse, el hermano se dirige al fondo de la espaciosa sala y, de uno de los estantes superiores, toma un libro. Un ruido sordo, como el de una gran losa deslizándose, rompe momentáneamente el silencio de la gran sala. En la pared, una de las enormes estanterías gira y una fría corriente penetra en la misma. Acto seguido, el hermano Armand desparece a través del orificio.

    Avanzada la noche, el hermano Armand retoma el camino a través del largo camino que conduce a las celdas para descansar unas horas antes de maitines, cuando una especie de siseo, seguido de un fuerte golpe y posterior alarido lo sorprende. Con el corazón a punto de estallarle, Armand corre en dirección a la iglesia, pues es en ese edificio, donde algo parece estar ocurriendo. Armand llega a la puerta, intenta abrirla, sin embargo y a pesar de que está totalmente prohibido cerrarla, la puerta está cerrada. Los golpes se suceden en el interior del edificio sagrado, y pronto varias luces provenientes de las celdas de sus hermanos comienzan a alumbrar con sus pálidos reflejos el claustro…

    -Hermano ¿qué sucede?
    -No puedo abrir la puerta, no lo entiendo.
    Al instante Armand se encuentra rodeado por toda la congregación. En el interior del edificio resuena una voz familiar, la del Abad de la congregación que parece entonar un extraño cántico. Armand se queda totalmente paralizado, mientras que los demás monjes se preguntan qué es lo que el Abad está recitando.
    “No puede ser. Esa cosa…, esa cosa…”. Las piernas comienzan a flaquearle y, de no ser por sus hermanos Armand hubiera caído de espaldas en el suelo.
    -Rápido, llevadle a un lugar donde le de un poco el aire.
    Al instante unos brazos hermanos toman el cuerpo inerte de Armand y lo retiran de la puerta, mientras tanto, en el interior del edificio se escucha un terrible alarido y se hace de nuevo el silencio. El hermano Joan, gira el pomo de la puerta y esta se abre…


    Mientras tanto en el santuario, Shaka continúa encerrado meditando, cuando finalmente recuerda algo, una conversación que mantuvo cuando era un niño con un monje guerrero al servicio del Dios de los cristianos…
    -y, a ¿qué dedicas todo tu tiempo?
    -Al igual que tú me dedico a prepararme, entreno con mis hermanos y avanzo en mis estudios, todo ello para servir mejor a mi señor.
    -¿Qué es lo que estudias?
    El rostro del monje cambió por completo, una sombra oscureció sus ojos grises y el hombre torció el gesto como si intentara librarse de algún mal pensamiento.
    -Voy a enseñarte algo Shaka, de hecho, estás aquí por ese motivo. Durante estos seis meses que vas a permanecer bajo mi cuidado, voy a enseñarte algunos textos muy antiguos, tanto que muchos de ellos no son más que simples legajos que a duras penas seguimos conservando- al ver los ojos de Shaka el hombre adivinó la pregunta que el chico tenía en mente- y no podemos transcribirlos por algo que muy pronto te explicaré y que sé que comprenderás.
    El recuerdo de aquella conversación se fue diluyendo en la mente de Shaka. Durante seis meses, el hermano Josué le mostró todos aquellos textos, pergaminos y legajos. En ellos se hablaba de una antigua raza de seres que poblaron la tierra, unos seres monstruosos que luchaban entre sí y a los que un ser superior, un ser proveniente de otra dimensión consiguió dominar. El hermano Josué le mostraba aquellos textos y se los traducía, pues, aunque conseguía recordar algunos de aquellos símbolos, los textos eran muy complicados y él apenas si había tenido tiempo de profundizar en la sutileza de aquel lenguaje.
    Cierto día, al cabo de cuatro meses, el hermano Josué le entregó un enorme volumen de pastas negras y hojas amarillentas.
    -Llevas aquí cuatro meses, ¿no es así?- Shaka asintió con la cabeza.- Este libro habla del monasterio. ¿Recuerdas lo que te conté acerca de esas criaturas que moraban la tierra?- el volvió a asentir.- Todos los templos están erigidos sobre lugares que en un tiempo fueron sagrados, el santuario de Atenea sin ir más lejos…, y este monasterio también lo está, aunque, el motivo por el que este monasterio se construyó aquí se debe más bien a que realizamos una función de vigilancia.
    -¿Vigilancia?
    -Creo que ya estás preparado. Hoy te voy a mostrar la antigua cripta del templo y luego descenderemos a las catacumbas, voy a mostrarte la piedra maldita y el lugar donde los adoradores de una de estas criaturas llevaban a cabo sus sacrificios y rituales y, de paso, te mostraré el sello…
    Algo turbó la mente de Shaka. “El sello”, Shaka abrió los ojos, si pudiera ver otra vez el sello, si pudiera hablar una vez más con el hermano Josué. Shaka volvió a concentrarse:
    “Mi señora Atenea.”
    En sus aposentos, Atenea escucha la voz de Shaka que le habla desde la casa de la virgen.
    “Shaka, ¿eres tú?”
    “Así es mi señora, disculpadme si os molesto, pero necesito pediros algo.”
    “Habla, ¿qué necesitas?”
    “Señora, solicito permiso para ausentarme unos días del santuario.”
    “¿Qué ocurre Shaka, qué está pasando?”
    “Hace unos días destruimos un ser maléfico. Momentos antes de que acabáramos con el, ese ser se comunicó con alguien. Alguien se asomó al agujero dimensional y durante unos segundos cruzamos nuestras miradas… aún no me encuentro en disposición de decirle quién es, pero tengo mis sospechas y me gustaría recavar algo más de información.”
    “¿A dónde vas a ir?”
    “Voy a un antiguo monasterio escondido en las montañas suizas, hace unos trece años conocí a un monje y creo que él podrá ayudarme…”

    Los Siervos de Dios

    Escondido, oculto tras las montañas, al borde de un pronunciado precipicio, se erige majestuoso el monasterio de Los siervos de Dios, una magnifica fortaleza en realidad en la que, las durísimas condiciones climáticas y la férrea disciplina monacal hacen que sólo los más fuertes, los elegidos de Dios puedan permanecer tras sus muros. Allí, oculta en las antiguas catacumbas, sobre las que se construyó la iglesia de Nuestro Señor, se encuentra una extraña roca de mineral desconocido sobre la que alguien talló un misterioso sello…, ese mismo sello se encuentra también tallado sobre una losa de ciclópeas dimensiones a escasos metros de la roca.
    Hace más de ocho siglos que la orden de los Siervos de Dios aniquiló un antiguo culto que las gentes bárbaras practicaban sobre aquella infame losa a los pies de la roca maldita. El monasterio se edificó sobre aquel centro sacrílego para evitar que los adoradores de aquel terrible ser al que llamaban “Thatsothal” volvieran a sacrificar a las criaturas inocentes que raptaban durante la noche en las aldeas vecinas.
    Del mismo modo, los monjes recavaron toda la información que pudieron reunir acerca del espantoso culto, sus enseres, y sus textos malditos, un compendio de blasfemias acerca de una raza de seres primordiales que habitaron la tierra antes incluso que el primer organismo unicelular viera su origen…, pero lo más terrible de todo, era la similitud de esos textos sacrílegos, espantosos y blasfemos con los textos sagrados y divinos.
    Durante años los monjes se dedicaron al estudio de aquellos textos y descubrieron algo, a la vez terrible y fascinante… “el poder de aquellos signos trazados sobre el grueso pergamino.” Es por eso que los monjes prohibieron que los escribas del templo los transcribieran, pues cada vez que alguien trazaba alguno de aquellos signos, algo, en las entrañas del templo rugía; así que la mayoría de los textos y volúmenes apresados fueron, poco a poco, quedando reducidos a cenizas por el paso de los años y la mala conservación.

    Thatsothal

    “No cabía la menor duda”, se dijo Shaka así mismo, aquel era un centro de poder. Con apenas siete años, Shaka sintió el terrible y maligno poder contenido, oculto, en aquel lugar; hoy, al igual que la primera vez que lo visitó, Shaka no pudo evitar que un ligero estremecimiento le recorriera toda la piel; sólo que esta vez, había algo más…, desde el instante en que puso un pie sobre aquel terreno santo, ahora maldito, Shaka supo que, aquel ser primigenio, el poderoso Thatsothal, estaba despertando de su letárgico sueño…
    Una oscura y misteriosa energía bloqueaba la entrada al monasterio. Concentrando parte de su cosmos entre sus manos, Shaka lanzó una bola de energía que impactó sobre la barrera provocando que esta y parte del muro del monasterio cayeran al suelo. Un extraño rugido, seguido de una risotada infernal rasgó el oscuro manto de la noche; sin dudarlo, Shaka penetró en el monasterio…
    Después de atravesar una pequeña extensión de tierra que los monjes dedicaban al cultivo de verduras y hortalizas, Shaka penetró en el claustro del templo. De la entrada norte, la entrada que daba a la iglesia, manaba una oscura aura; debajo de aquel edificio se encontraban la roca maldita y la losa colosal. Con sus sentidos alerta, Shaka comenzó a expandir su cosmos y sintió varias presencias rodeándole. De un lado estaban las presencias humanas, cinco en total, del otro, sintió la presencia de cientos de misteriosas criaturas, engendros de la noche, seres de pesadilla que habían sido liberados por aquella poderosa y maligna energía. “Josué”, pensó Shaka y, consciente de que unos ojos maléficos lo vigilaban, se dirigió hacia la puerta sur, donde se hallaba la biblioteca y lugar donde había sentido las presencias humanas. Una vez frente a la puerta, Shaka dejó fluir su cosmos y al instante se materializó tras las puertas bloqueadas de la biblioteca.

    -¡Shaka!- gritó un monje que en esos momentos atendía las heridas de uno de sus hermanos.- Alabado sea el señor…
    Los rostros de cuatro monjes perplejos se posaron sobre el misterioso caballero que, pensaron todos en ese momento, debía ser un enviado de su señor.
    -Hermano Josué, he venido en busca de respuestas.
    -Pues déjame decirte que has venido en un buen momento.
    Con un gesto el monje indicó a Shaka que lo acompañara a un lugar reservado. Ante las atónitas miradas de sus hermanos, el monje llevó a Shaka al fondo de la sala, donde accionó el libro oculto y ambos desaparecieron tras la estantería que volvió a ocupar su lugar.

    El misterio de los signos

    -Ahora que estamos más tranquilos dime Shaka ¿qué es lo que quieres saber?
    -Hace unos días una criatura surgió de las entrañas de la tierra y sembró el caos y la destrucción en un pequeño pueblo costero. El dolor, el sufrimiento de los inocentes que iba devorando en su camino fue tal que nuestra señora Atenea nos envió a destruirla.
    - ¿Una criatura?- el monje palideció.- ¿No sería…?
    -Me temo que era él.
    -Entonces, ya se ha iniciado.- el monje se apartó a un lado y suspiró.- El misterioso ser Sogoth, el mensajero. Aquel que llevábamos siglos buscando, finalmente salió de su encierro, y eso que registramos todos los rincones de la tierra…
    -Eso ya no importa.- dijo Shaka.- Josué estoy aquí por otro motivo.
    -¿Otro motivo?
    -Instantes antes de que destruyéramos a esa criatura, extendió sus tentáculos al cielo y emitió una serie de extraños ruidos, como una especie de cántico. Sobre el monstruo se abrió un agujero dimensional y, vi su rostro.
    -¿Viste su rostro? Shaka.
    -Vi el rostro de aquel que gobierna estas criaturas. Vi el rostro de Jano, sus ojos de fuego se clavaron en mí ser y me dijo que pronto no quedaría sobre la faz de la tierra criatura alguna que pudiera hacerle frente.- Shaka recordó la sonrisa demencial en el rostro de Jano.- Además me mostró algo. En la mano derecha sostenía una tabla y en ella vi siete signos que refulgían con las llamas del infierno, a excepción del primero que estaba consumido.
    -Lo que viste fue el códice del mal. ¿Recuerdas, Shaka, recuerdas lo que te mostré aquel día?
    -Por eso estoy aquí…

    Mientras tanto, bajo la iglesia, en las catacumbas, el sello sobre la misteriosa roca maldita comienza a palpitar. Lentamente, el oscuro y desconocido mineral empieza a resquebrajarse y, a escasos pasos de la roca, la ciclópea losa, comienza a vibrar.

    - Josué dime que aún conserváis el códice.
    -No temas, es de las pocas cosas que aún se conservan prácticamente como el primer día.
    Un rugido atronador hace estremecer los viejos muros de todo el monasterio, seguido por un terremoto.
    -¡Dios mío! ¿Qué ha sido eso?
    -No nos queda mucho tiempo, vamos busca el maldito códice, ¿conseguisteis descifrarlo?
    -Sí, sabíamos que era importante, pero cuando descubrimos su significado- el monje buscaba entre los montones de textos hasta que su mano rozó un pergamino enrollado.- Shaka, no sé como decirte esto.
    -¿Decirme el qué?- otro terremoto de mayor intensidad volvió a sacudir el monasterio- si tienes algo que decirme este es el momento.
    -Que para que puedas trazar el signo de la llave, para que este sea efectivo, primero has de someter a Thatsothal…
    -Para eso he venido hasta aquí.- atajó Shaka.
    -Y lo segundo y puede que más importante aún que el hecho de someter a Thatsothal es que necesitas sangre, mucha sangre.
    Shaka fulminó con la mirada al monje que retrocedió sobre sus pasos cayendo varios textos al suelo.
    -¿Sangre?
    -No me mires así Shaka, yo no soy el responsable de lo que está ocurriendo. Lamento decirte que es así. No podrás tú sólo contra él, a menos que tú lo sometas y yo y puede que el resto de mis hermanos te cedamos nuestra sangre para que selles a la criatura.
    -Jamás permitiré que un inocente derrame una gota de sangre ante mis ojos. Soy un caballero de Atenea, someteré a esa criatura y será mi propia sangre la que lo encierre por el resto de la eternidad.

    Lentamente, la colosal losa se va deslizando a un lado, una bruma negra invade el interior de las antiguas catacumbas y, de las profundidades de la tierra, surgen cuatro garras que se aferran, que arañan con la furia contenida de miles de años de cautividad su negra prisión. Unas llamaradas verde-azuladas comienzan a dibujar el contorno de una gran bestia de piel escamosa y correosa, y terminan introduciéndose en las gigantescas fauces de Thatsothal, la bestia sanguinaria…

    Mientras tanto, en Grecia, en el santuario, Atenea de repente siente una angustia terrible, algo en su interior le dice que Shaka se halla en peligro. Sin dudarlo Atenea llama a sus caballeros para una audiencia en el salón del patriarca.
    -Atenea nos ha reunido a todos, ¿qué estará pasando?
    -Falta Shaka.
    -Estará meditando, como siempre.- dijo Aioria.
    Las puertas de la cámara del gran patriarca se abrieron y un guardia les anunció que su señora Atenea, les estaba aguardando…
    Los cuatro caballeros se postraron ante su diosa, visiblemente afectada.
    -Mi señora, ¿qué os aflige?- preguntó Mu.
    -Caballeros os he mandado llamar por que creo que Shaka se encuentra en peligro.
    -¡Shaka! ¿En peligro?- los cuatro caballeros levantaron la mirada hacia Atenea.
    -Ayer Shaka me solicitó un permiso especial. Me pidió que le concediera un par de días para ir a buscar cierta información acerca de un misterioso ser que vio aparecer tras la destrucción de aquel monstruo, a un monasterio donde pasó algún tiempo de niño. Hace unas horas, he comenzado a sentir una presencia maligna acechando a Shaka y me temo…

    Una oscura niebla envolvía el monasterio. En el exterior la vegetación había crecido de una forma insana, salvaje, primitiva… Mu los transportó hasta las puertas del monasterio. Al instante, los cuatro caballeros sintieron una poderosa energía maléfica que manaba de aquel lugar.
    A pesar de la oscuridad y la densa niebla que lo cubría todo, los cuatro consiguieron vislumbrar un inmenso orificio en uno de los muros del monasterio, no cabía la menor duda al respecto, Shaka había pasado por allí.
    Aldebarán se disponía a cruzar cuando de repente, Milo detuvo con sus manos una especie de disco de hueso que se dirigía hacia la cabeza del gigante. Al instante, cientos de puntos rojizos comenzaron a aparecer por todos los rincones…, los cuatro caballeros estaban rodeados.
    -¿Qué significa esto?- dijo Aioria- no he sentido nada, ni la más mínima presencia.
    -¡Atención!- gritó Mu al tiempo que rodeaba a sus compañeros con su muro de cristal y cientos de discos rebotaban contra la barrera devolviendo el ataque a sus dueños.
    Una serie de alaridos y gruñidos invadió el lugar; varios cuerpos cayeron desde lo alto del muro y las ramas de los árboles al suelo.
    -¿Qué son estas cosas?- preguntó Milo
    Cerca de donde se encontraba había caído una de aquellas extrañas criaturas de apariencia semihumana, aunque sus rostros y extremidades superiores e inferiores semejaban más las de un animal salvaje, una especie de chacal…
    -No pienso quedarme aquí a averiguarlo- dijo Aioria- ¡Plasma relámpago!
    -Yo tampoco. ¡Antares!
    Decenas de cuerpos de aquellas criaturas cayeron al suelo, mientras que el resto huía a la espesura del bosque.
    -Menudo recibimiento.- dijo Aldebarán.
    -Entremos de una vez por todas y descubramos donde está Shaka.- dijo Mu.
    En ese mismo instante, en las catacumbas…

    -No espero que entiendas una palabra de lo que voy a decirte, pero algo si te va a quedar muy claro, de aquí no pasarás… ¡Capitulación del Demonio!
    Al instante Shaka lanza su temible ataque, que impacta de lleno sobre el pecho de Thatsothal sin provocarle daño alguno.
    Con una velocidad asombrosa, la bestia sanguinaria, aparece detrás de Shaka y envía sus cuatro garras contra el caballero de virgo que activa su poderosa barrera al grito de ¡Kham! al tiempo que las garras del ser se quedan aferradas a la esfera de energía que rodea y protege a Shaka y esta comienza a resquebrajarse. Concentrándose, Shaka libera algo más de su energía, “!Ooom!, obligando a la criatura a retroceder algunos pasos para volver a embestir contra Shaka, quién, en el último momento se aparta.
    “Este ser es pura maldad, es salvaje, primitivo, dudo mucho que mis ilusiones puedan afectarle…”
    -Voy a ejercer contra ti el más poderoso ataque que posee el caballero de virgo, ¡Tesoro del cielo!
    Al instante la estancia de llena de mándalas, sin embargo, y tal como Shaka temía, la ilusión no surte efecto alguno en la criatura, y su poderoso ataque no afecta a ninguno de los sentidos de la bestia sanguinaria.
    Enfurecido, Thatsothal realiza un extraño dibujo en el suelo con una de sus patas y Shaka cae al suelo después de que una fuerza descomunal le propine un tremendo golpe en el pecho. ¡Kham!, grita Shaka, en el justo momento en que la bestia lo golpea con la enorme losa. ¡Om!, grita Shaka, y la ciclópea losa sale despedida de las garras del monstruo que aprovecha ese instante para abalanzarse sobre el caballero, agarrándolo por el cuello y levantándolo del suelo, para situar el rostro de Shaka delante de sus fauces abiertas. En ese momento, y a pesar de la enorme presión que la criatura ejerce sobre su cuello, Shaka concentra parte de su cosmos en la palma de su mano derecha y lanza un potente rayo de luz a la cabeza de la criatura, desgarrándole parte de la mandíbula y haciéndole aullar de dolor, sin embargo, Thatsothal, no suelta su presa.
    Mientras que Shaka sigue debatiéndose entre las garras de la bestia, esta vuelve a dibujar algo en el suelo con una de sus patas y Shaka horrorizado ve que sobre la cabeza de Thatsothal se está formando una enorme lanza envuelta en llamas verde-azuladas; la lanza retrocede ante los ojos de Shaka que se dispone a recibir el golpe de gracia cuando…
    -¡Plasma relámpago!
    -¡Gran asta!
    Los ataques de Aioria y Aldebarán impactan de lleno sobre el cuerpo de Thatsothal provocando que varias de sus escamas salten por los aires. Sorprendido, la bestia sanguinaria libera a Shaka de sus garras que cae aturdido al suelo. Enfurecido, Thatsothal se lanza sobre sus nuevos oponentes…
    -Shaka, ¿te encuentras bien?- Mu corre a ayudar a Shaka, que se encuentra mareado y confuso.
    Mu, aparta a Shaka a un lugar más seguro y se une a sus tres compañeros en su batalla contra Thatsothal.
    -¿Qué tipo se ser es este?- pregunta Aioria- ¿te ha dicho algo Shaka?
    -No, aún está aturdido.
    En esos momentos, Thatsothal, levanta sus cuatro garras y realiza un extraño movimiento por encima de su destrozada cabeza; al instante el techo cruje y enormes trozos de mismo caen sobre los cuatro caballeros. Aprovechando el desconcierto, Thatsothal salta al agujero que ha abierto con la intención de escapar, cuando, Aldebarán, lo agarra por el extremo de su cola y, tirando con todas sus fuerzas, consigue que la bestia se precipite al suelo y caiga de bruces sobre los escombros.
    -Es mi turno, ¡Aguijón escarlata!
    Los sucesivos pinchazos del aguijón rebotan sobre la durísima piel de Thatsothal, a excepción de uno de ellos que consigue herir a la bestia en el lugar donde le habían saltado algunas escamas.
    Encolerizado por el dolor, con una velocidad sorprendente, el sanguinario Thatsothal, levanta dos de sus garras, y vuelve a realizar un extraño trazado en el aire, al que esta vez acompaña otro realizado con sus pies en el suelo…
    -¡Cuidado!- grita Shaka.
    De todas partes, cientos de lanzas verde-azuladas salen disparadas a una velocidad endiablada. Shaka consigue proteger con su barrera a sus compañeros, sin embargo, varias lanzas rompen la protección y penetran en la misma, clavándose a los pies de Shaka, desintegrando el suelo a su alrededor…
    -Ya me estoy cansando de este combate y juro que en este instante vas a volver a ocupar tu prisión para el resto de la eternidad.
    Shaka se sienta en el suelo y comienza a concentrar todo su cosmos, en torno a el comienza a formarse una flor de loto que, a medida que el cosmos del caballero crece en intensidad, va abriendo sus pétalos…
    Enfurecido, Thatsothal se lanza sobre Shaka, sin embargo, recibe de lleno, un golpe propiciado por el poderoso puño de Aldebarán que le hacen retroceder aturdido.
    -¡Vamos, ahora nos toca a nosotros!- dice Aioria y lanza su temible ataque sobre la bestia. Centenares de relámpagos caen sobre el monstruo y envuelven su cuerpo, mientras que el ser ruge a causa del dolor.
    -No voy a permitir que sigas causando daño.- ¡Extinción de la luz estelar!
    -¿Recuerdas el dolor que sentiste hace tan solo unos momentos?, pues este es aún mayor… ¡Antares!
    Al recibir los tres ataques a la vez, una de las garras de Thatsothal cae al suelo. La bestia mal herida, retrocede a causa de la terrible potencia de los tres ataques combinados hasta el borde de su prisión… entonces, Shaka abre los ojos…
    -Vuelve al infierno del que nunca debiste escapar, criatura maléfica. ¡Capitulación del demonio!
    El poderoso ataque de Shaka consigue traspasar el pecho de Thatsothal que, después de trastabillar, cae por el borde la prisión a las profundices del abismo…
    -¡Lo conseguimos!- grita Aioria, cuando una garra vuelve a asomar del agujero, anunciando que al parecer, Thatsothal aún no ha dicho su última palabra, sin embargo…
    -¡Antares!- Milo concentra toda la potencia de su ataque sobre la garra con la que la bestia se aferra al precipicio, y Thatsothal cae al abismo, al tiempo que Mu, con su poderosa telekinesis, levanta la monumental losa y la deja caer sobre el agujero.
    -Bien hecho, pero no podemos perder ni un segundo más.
    -¿Qué quieres decir Shaka?
    -Lo que quiero decir es que, si no sellamos a Thatsothal, la bestia sanguinaria volverá a salir de su prisión.
    En esos momentos, un tremendo golpe seguido por el rugido de la bestia, hace que la tremenda losa vibre…
    Concentrándose, Shaka dibuja en el suelo el signo de la llave de Thatsothal, su prisión y acto seguido, Shaka realiza un corte en su muñeca derecha, y con su sangre comienza a alimentar el signo…
    En esos momentos, y debido a la increíble embestida de la criatura, la losa se levanta varios centímetros del suelo y unas llamaradas asoman momentáneamente para volver a desaparecer brevísimos instantes después.
    Finalmente, la sangre de Shaka recorre todos los trazos del signo, nutriéndolo, alimentándolo con su poderoso cosmos. Una luz dorada, recorre el borde de la losa maldita, sellándola de nuevo a la tierra, desde el interior de la prisión se escuchan los rugidos de la bestia sanguinaria que golpea violentamente sus paredes, hasta que, finalmente, Thatsothal, vuelve a caer en su letárgico sueño…

    El hermano Josué se acerca a Shaka que medita para recuperarse de sus heridas, después del combate.
    -¿Qué te preocupa?- le pregunta Shaka
    -Esa criatura, ¿volverá algún día a abandonar su prisión?
    -Es muy probable- Shaka sintió como sus palabras calaban en el corazón del monje, sintió su temor…- sin embargo, puedo asegurarte, que será después de muchos ciclos vitales, del transcurso de cientos, miles de vidas humanas…
    En esos momentos, aparecen Milo y Mu.
    -Ya podemos marcharnos,- dijo Mu- ya hemos exterminado a todas esas criaturas que huyeron al bosque. Hemos barrido las montañas y los pueblos cercanos y no hay ni rastro de ninguna de esas criaturas.
    -En ese caso,- dijo Shaka- volvamos…
  2. Antes que nada un saludo. Se que dije que me lo tomaría con más calma, pero en realidad no puedo evitarlo y ya me leí Ragnarok de cabo a rabo. Debo decirte que, tal y como me pasó con tu anterior relato me ha gustado mucho y debo volver a felicitarte por que consigues que beba en vez de leer lo que escribes. Tal y como me figuré, Alberich dio mucho juego, como el hay pocos personajes en la serie y, entre los guerreros divinos, yo también me inclino por el antes que por otro. Un final también muy apropiado, me equivoco o ¿vas a seguir trabajando sobre estos caballeros? En fin, muy buen trabajo.
  3. Buenas y un saludo, hasta donde llevo leído me está gustando mucho. Contar con un personaje tan astuto como Alberich no es moco de pavo, este tipo da para mucho juego; me gusta mucho tu forma de desarrollar los combates y bueno, esta vez si que me lo voy a tomar con más calma, voy a leer con lupa y ya te iré dejando algún que otro comentario...
  4. Gracias a todos, me asustaba un poco la idea de los monstruos, pero ya no... Estoy trabajando en ello, espero darle un enfoque algo distinto a lo que por ahora he estado leyendo, que ha decir verdad, me ha gustado mucho. Por cierto, ¿me has leído el pensamiento Zelandonii?, si mucho caballero de oro aunque desde otra perspectiva, que también me asusta un poco...
  5. Gracias AJMA02 Y Archad, por que ha decir verdad no sabía si esto iba o no a gustar. Mi idea es situar este relato después de la batalla contra Poseidón, de ahí que sólo aparezcan en principio estos cinco caballeros, para obviamente liberar todas mis criaturas después de la batalla contra Hades y ver que pasa...
    Por cierto Archard, sigo esperando, ya sabes, no quiero darte prisas ni nada de eso... animo a ti también.
  6. Bueno compañeros, esto se supone que lo debí hacer hacer algún tiempo, para que no os perdáis, estos relatos siguen este orden:

    1- EL MENSAJERO
    2- THATSOTHAL, LA BESTIA SANGUINARIA
    3- UN DÍA FUNESTO. JEZBETH.
    4- ELIGOR Y EL DEMONIO DEVORADOR
    5- EL TERROR TIENE NOMBRE, ABSALÓN
    6- EL LEGENDARIO KLYCSUS
    7- ASTHAROTH, EL PUÑO DERECHO DE UN DIOS



    Es la primera vez que me atrevo a que escribir algo con temática de los caballeros y lo hago por que, después de leer los trabajos de los demás colegas, me entró el gusanillo y quise probar algo distinto. Bueno, yo me lo he pasado muy bien escribiéndolo espero que les guste...

    -Es demasiado tarde.- Shaka detuvo a Mu.

    -¿Qué dices, pretendes dejarlos morir?- preguntó Mu.

    -Ya están muertos; no podemos hacer nada por ellos. Nuestra prioridad ahora es detener el avance de ese espantoso ser, debemos dirigirlo a un lugar donde no pueda seguir matando ni dañando a inocentes.

    A su paso las ventanas estallaban, las fachadas de los edificios se combaban y los cimientos se estremecían, provocando el derrumbe de todas las casas y dejando todo a su paso reducido a escombros.

    -No podemos permitir que siga destrozando el pueblo; aún queda mucha gente en esas casas- el clamor, el terror, de las cientos de personas que permanecían encerradas en sus casas turbó la mente de Shaka.- Mu, hay que sacar a esa gente de ahí.

    Mu dirigió una mirada hacia la criatura que en esos momentos se dirigía hacia el centro del pueblo. Aioria, Aldebarán y Milo se afanaban en detener su avance, aunque sin éxito por el momento. “¿Qué clase de ser era ese?”, se preguntó Mu, “¿A qué tipo de pesadilla le estaban haciendo frente?”.

    -Yo me encargo de trasladar a la gente a un lugar seguro, pero voy a necesitar algo de tiempo…

    -Aquí no podemos hacer uso de todo nuestro potencial.- Comentó Shaka.- Debemos dirigirlo a un lugar en el que nuestros ataques no afecten a lo poco que queda en pie ni causen más víctimas inocentes.- “La playa”, pensó Shaka.- eso es, lo dirigiremos hacia la playa. Voy a crear una barrera, mientras tanto ve y salva cuántas vidas puedas Mu. Aldebarán, Milo y Aioria, deberán atraer la atención de ese ser maléfico y dirigirlo a la playa.


    -¡Cuidado!- gritó Aioria.

    Aldebarán sostuvo a tiempo la inmensa pared que a punto estuvo de aplastar a una mujer y a su hijo.

    -¡Corred, huid de aquí!

    La mujer cogió a su hijo en brazos y salió corriendo alejándose del peligro, mientras tanto Milo intentaba sacar a una persona que había quedado atrapada entre los escombros.

    -¡Plasma relámpago!- gritó Aioria.

    Miles de descargas rodearon y sacudieron a la espantosa criatura que se retorció a causa del dolor, lanzando un aullido infernal seguido por el clamor, por los gritos de los inocentes que a su vez aullaron desde el interior de aquel ser de pesadilla, obligando a los tres caballeros a taparse los oídos en un vano intento de sofocar tanto dolor…

    Entonces algo asió a Milo por los tobillos provocando que este cayera de bruces sobre los escombros. Milo se aferró con todas sus fuerzas a los escasos cimientos que aún quedaban en pie, Aioria salió despedido por los aires al recibir el tremendo impacto de uno de los tentáculos de aquel ser, aterrizando varios metros atrás sobre los escombros, mientras que Aldebarán conseguía zafarse en el último segundo del ataque del monstruo. El ser tiraba de Milo hacía si, de suerte que Aldebarán consiguió agarrarlo por los brazos, quedando Milo suspendido en medio de dos fuerzas titánicas, aullando de dolor, hasta que el plasma relámpago de Aioria cercenó el tentáculo que lo tenía asido, provocando de nuevo el terrible aullido del ser seguido del clamor de los inocentes…

    -¡Maldita sea, debemos impedir que esa cosa siga destruyendo todo a su paso!

    -¿Alguna sugerencia?- preguntó Milo.- ¿Qué demonios es esa cosa? De no ser por mi armadura me habría destrozado las piernas.

    -Yo tengo una sugerencia.- la voz de Shaka los sacó de su estupor.


    Shaka se situó en medio de una angosta calle. La criatura seguía avanzando sembrando el caos y la destrucción.

    “Debo impedir que este ser siga avanzando. Mu necesita tiempo, todo el que podamos conseguir para sacar a las personas que permanecen atrapadas en sus casas. Este ser ha matado ya a muchos inocentes y nosotros no podemos desencadenar todo nuestro poder, pues el daño y la destrucción podrían llegar a ser incluso mayores.

    Debo concentrar toda mi energía y crear una barrera perfecta alrededor de lo poco que aún queda en pie; mientras tanto Milo, Aldebarán y Aioria, deberán atraer a ese ser hacia la playa. ¡Khamn!”

    El cosmos de Shaka se desplegó alrededor de lo poco que quedaba en pie formando una barrera perfecta. Al sentir toda aquella energía el misterioso ser se dirigió hacia Shaka, lanzando sus tentáculos, embistiendo con su cuerpo la barrera…

    -¡Vamos!- gritó Aioria- la barrera es demasiado grande, Shaka podría llegar a tener problemas para mantenerla mucho tiempo. Ataquemos los tres juntos, empujemos a esa cosa hacia la playa.


    “Aún quedan muchos, son demasiados…” Mu se tele transportaba de una casa a otra, reunía a todos los inquilinos de las viviendas y los llevaba a un lugar seguro a las afueras del pueblo, lejos de aquella pesadilla que lo devoraba todo a su paso.

    “Debo darme prisa; ya han muerto muchos inocentes. ¿De dónde habrá salido esta criatura?”, se preguntó a si mismo.

    Un fuerte alarido, seguido del griterío de las personas que lo rodeaban sobresaltó a Mu. Las personas asustadas, se encogían y escondían al ver aparecer en medio de sus salones, habitaciones y cocinas a aquel hombre que vestía una armadura dorada y que brillaba; sin embargo, el terror pronto dejaba paso al alivio, al sentir las personas el calor, el amor y la fuerza que manaban de aquel hombre. Al instante todas esas personas se veían envueltas, arropadas por la misteriosa energía, por el poderoso cosmos de Mu y aparecían en el campo, lejos del caos, junto a otros vecinos del pueblo…


    “Están a salvo.” Shaka dejó de sentir el terror, el horror de las personas y supo que Mu había conseguido ponerlos a salvo. Entonces decidió que ya era el momento, concentrando todo su cosmos, Shaka comenzó a avanzar en dirección a la criatura. Por su parte, Milo, Aioria y Aldebarán habían conseguido atraer la atención de la criatura que se afanaba por atraparlos con sus tentáculos…

    -¿Cómo puede ser tan rápido?- gritó Milo- Es enorme, cómo es posible que pueda moverse con tanta agilidad…

    Los terribles tentáculos de la criatura hendían el aire, provocando un zumbido estremecedor, abriendo surcos en la tierra, reduciendo a polvo los cimientos de los edificios derruidos…

    Al fin vislumbraron la playa. Los tres caballeros corrieron en dirección al agua. Al llegar a la orilla, Aldebarán se situó en posición de ataque, mientras que Milo y Aioria, tomaban posiciones a izquierda y derecha.

    El horrible ser descubrió tarde la artimaña de los caballeros, intentó retroceder, pero se topó con la barrera de Shaka que le cerraba el paso.

     

    Enfurecido, lanzó un espantoso rugido a la vez que recibía los ataques de los tres caballeros…

    -Gran asta

    -Antares

    -Plasma relámpago.

    El impacto de los tres poderosos ataques sobre la criatura provocó que parte de la masa del ser estallara en mil pedazos, sin embargo el ser seguía debatiéndose, golpeando salvajemente a un lado y otro con los pocos tentáculos que aún conservaba, Shaka continuaba empujando con sus cosmos al ser hacia el agua.

    Entonces la criatura comenzó a emitir unos extraños ruidos, una especie de gorgojeo, seguido por un chapoteo; mal herido, el ser apuntó los pocos tentáculos que aún le quedaban hacia el cielo. Sobre el espantoso ser, entre negras nubes que comenzaron a girar frenéticamente lanzando poderosas descargas sobre la playa, se abrió un agujero dimensional.

    -¡Ahora o nunca, acabemos con él!- gritó Aioria.

    Desde la derecha, Aioria lanzó su ataque, seguido por Milo y Aldebarán; el ser lanzó un alarido infernal y las voces de los inocentes que había devorado en su camino de destrucción se unieron a su lamento; la espantosa masa estalló dejando tras de sí un terrible hedor que el viento se encargó de dispersar. Entonces algo asomó al agujero dimensional…

    Sus cabellos eran largos y blancos, sus ojos de fuego y su voz atronadora, hablaba en una lengua extraña, sus ojos se encontraron con los de Shaka y en su rostro se dibujó una sonrisa demencial.

    -¿Ocurre algo Shaka?- Mu sacudió a Shaka que parecía haber entrado en trance.

    -Esto, este ser…, no puedo creerlo.

     

    -¿Qué pasa?- preguntó Aioria.

    -Este ser, esta cosa que acabamos de destruir, esta cosa sólo era su mensajero.

  7. No te discuto que es uno de los más fuertes, pero a mi entender es un culo de mal asiento, no lo veo dirigiendo a nadie, para mi el único caballero de bronce con aptitudes para patriarca es Shiryu, lo que pasa es que está pillado para otros menesteres... Bueno, me alegra saber que sigues trabajando en tu nuevo proyecto, de sobra se lo difícil y el enorme trabajo que supone crear algo... animo compañero y un saludo.
  8. Ante todo un saludo, terminé de leer tu relato ayer, pero por una serie de catastróficas desdichas no pude responder. A mi me ha gustado mucho, creo que ya lo sabes, también pienso que has conseguido todos los objetivos que te propusiste, ¿Seiya patriarca?, no lo veo, pero en fín, es lo único que me ha chocado un poco.
    Estaré pendiente a tu siguiente trabajo y espero que para esa ocasión mi ordenador marche en condiciones.
  9. Un saludo, que siempre voy al grano y hasta se me olvidan las formas, tengo mucho que digerir, tanto que no se ni por donde empezar hoy. Si me gustó el final de los espectros, más me ha gustado como se ha desarrollado la trama en el reino de Poseidón, chapó, si señor. En cuanto a todo lo que viene a continuación... creo que mañana o el domingo si soy capaz de digerirlo te comento algo. Qué leches, que me ha gustado mucho lo de la armadura de Kanon, y eso que ya los veía en grupos de a tres...
    En cuanto al otro proyecto que tienes en mente, tu dale, que yo te leo...
  10. Pues yo sigo avanzando en tu historia, un final épico para Radamantys, si señor, los espectros no podían ser mucho menos... Estoy sumergido de lleno en el reino de Poseidón (espero no ahogarme), muy interesante el combate de Isaac y Argos, me gusta el Dragón de los mares, eso de mandar a la gente a tomar viento fresco..., es lo que más me gusta de Saga y Kanon. En fin, al paso que voy y teniendo en cuenta que apenas dispongo de tiempo, cuando pille las vacaciones no se que voy a leer... (no te estoy presionando, yo sólo quiero leer y leer...)
  11. Hoy he llegado al capítulo 19, me estoy picando con tu historia. Debo felicitarte por cómo has desarrollado ciertos combates, el de Aldebarran es francamente espectacular y también el de Mask y Afrodita, sabes, me han gustado por que con ellos... bueno, parece que hasta que no sacaron Lost canvas con estos caballeros no se habían portado muy bien. En cuanto al combate de Shaka, bueno Shaka siempre me deja un poco perplejo, es como muy complicado de entender...
    En fin, mañana seguiré avanzando en esta historia que, a cada capítulo me gusta más.
  12. Pues llevo como once o doce años trabajando para un centro comercial, y todavía no me han hecho fijo..., trabajo durante un año y luego me tiro un mínimo de seis meses en la calle, que por cierto ya me va quedando poco para engrosar la larga lista de parados... Este año de todas formas no me puedo quejar, pues a pesar de echar más horas que un reloj en mi trabajo al menos me han dejado en un solo puesto de trabajo. Llevo años firmando mi contrato bajo la ambigua categoría de ayudante, de ese modo trabajo de tres en uno, es decir, que hace falta un carnicero, allá voy yo, que necesitan alguien a cargo del pescado por un día, pues allí estoy yo, que hace falta un mozo por que hay mucha mercancía... línea de caja... os hacéis una idea...
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