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DAGÓN, LA LEYENDA DEL EMPERADOR DE LOS MARES


plata

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Bueno compañeros, finalmente me he decidido a mostraros la primera entrega de este, mi nuevo trabajo y que, en esta ocasión y como imagino os habéis dado cuenta, gira en torno a Poseidón.

 

Esta historia la he ambientado antes de la primera guerra santa entre Atenea y Poseidón. He de advertiros que... bueno, me he tomado muchas libertades, lo digo por sí os choca el empleo de ciertos personajes y sus niveles o términos que he empleeado... si tal es el caso, a su debido tiempo, os los iré aclarando.

 

He intentado por todos los medios ser lo más fiel posible a ciertas historias, tales como el hipermito... pero acabé más liado que la sandalia de un romano y finalmente desarrollé la historia procurando ser más bien fiel a la mitología griega sin meterme en demasía con el texto del hipermito.

 

Como siempre, os doy las gracias  de antemano por tomaros la molestia de emplear algo de vuestro tiempo en leer esta historia, espero que os guste y la disfrutéis... sin más preámbulos, os dejo con esta primera parte.

 

 

PRÓLOGO DE UNA CATÁSTROFE

 

DAGÓN LA LEYENDA DEL EMPERADOR DE LOS MARES

 

1-CARIBDIS

 

2-KALOS, DRAGÓN DE LOS MARES

 

3-NICIAS

 

4-LOS AUGURIOS SE CUMPLEN

 

5-EL GENERAL Y LA DIOSA DEL MAR

 

6-LOS REFUERZOS LLEGAN TARDE

 

7-COLISIÓN DIVINA

 

8-EL ENCUENTRO DE DOS GENERALES

 

9-LA PRIMERA DE LAS SEÑALES

 

10-UN INTENTO DESESPERADO

 

 

Prólogo de una catástrofe
 
 
Casi dos meses antes….
 
 
“¿Qué podía hacer ella?, si no era más que una pobre y triste anciana. Acaso, ¿no lo habían decidido ya los dioses?” Durante unos instantes la mujer permaneció frente a la pesada puerta que conducía a los aposentos de su nieta, sujetando aquel fatídico objeto, aquella hermosa caracola…
 
 Hacía días que su nieta deliraba y muy a su pesar, ella, era en parte responsable. Debería haberle entregado la caracola en el mismo instante en el que Talasa apareció... Es por eso que “Aquella”, a quien incluso los dioses temían,  la llamaba constantemente, visitaba a su nieta en sueños. 
 
La anciana gimió. “¿No había ella acaso jurado cumplir con la sagrada misión que a sus  ancestros le fue encomendada? ¿Qué diría Aquella a quien todos temen?  O,  peor aún… ¿qué no haría porque sus designios se cumplieran?” 
 
Una fuerte sacudida recorrió su ajado cuerpo. “¿Por qué dudaba ahora?”, se preguntó mientras que, absorta en sus pensamientos  fijaba sus claras pupilas sobre aquello que debía entregarle a su nieta.
 
 Debería estar orgullosa. Llevaban siglos aguardando. El hecho de que su nieta fuera la elegida significaba que por sus venas corría la sangre de un dios. ¿Por qué no vibraba entonces su corazón de alegría? 
 
 “Nunca, jamás pensé que ella, mi niña, sería la elegida y… la perderé, sí la perderé para siempre.”, se contestó así misma. Al instante sus ojos se anegaron de lágrimas a la vez que estrechaba entre sus brazos la  caracola… “Su nieta era la elegida y como tal debía…” 
 
-¿A qué estás esperando?
 
Una gélida voz irrumpió en la estancia sacudiendo sus pensamientos.  Sobresaltada, con el corazón corriéndole desbocado, la anciana casi dejó caer al suelo la hermosa caracola que durante siglos, durante generaciones, habían conservado las mujeres de su familia. Temblando la mujer tragó saliva.
 
-¿Qué temes anciana?- la mujer retrocedió pegando su cuerpo a la pared. Jadeando, asustada, buscó en la semi penumbra de la habitación a la dueña de aquella voz.- Eres una de sus descendientes, la sangre que corre por las venas de tu nieta, así lo atestigua...- una ligera brisa se levantó y, suavemente pasó por su lado acariciándole el rostro. La anciana alzó su mirada y contempló la misteriosa aparición…- ¿Tanto se ha desvirtuado el linaje de mi señor que sus descendientes ya no lo reconocen como tal?- Oscuros e insondables. Abismales profundidades… la anciana languideció al verse reflejada en esos lóbregos pozos que eran sus ojos- Mi señor aguarda…
 
-¡Yo… mi… señora!- de nuevo la ligera brisa, solo que, en esta ocasión el cuerpo de la anciana se estremeció bajo aquel frío y húmedo contacto. Estaban muy cerca la una de la otra, “Ella” había posado una de sus manos sobre su brazo.- Ahora mismo iba a…
Los oscuros orbes de la misteriosa aparición se fijaron en el objeto que ella llevaba entre sus manos y sonrió.
 
-Hazlo, no esperes más anciana,  entrégale el regalo de mi señor…
 
Durante unos instantes su vista se nubló… cuando abrió de nuevo sus ojos, Ella, no estaba allí. 
 
Aliviada, suspiró… “lo he soñado”, se dijo así misma mientras se secaba las lágrimas con el reverso de su mano, sin embargo de repente, su rostro se quebró... había pisado algo. Lentamente, la mujer bajó su mirada y a sus pies contempló un misterioso charco de oscuras y  misteriosas aguas.
 
-No debes aguardar más- la gélida voz de “Ella” volvió a inundar el lugar- Calipso debe convocar a los guerreros de mi señor…
 
-Así será- dijo entonces la anciana temblando de pies a cabeza, mientras las lágrimas descendían nuevamente por su rostro- así será, mi señora… Talasa…
 
 
CALIPSO
 
 
Nunca antes sus ojos habían contemplado una luna llena como esa.  Hermosa, plena, plateada, desafiaba a las insolentes estrellas mientras su misterioso reflejo rielaba sobre la cándida y ondulante superficie del agua. Las olas rompían delicadamente sobre las afiladas rocas mientras que el aroma del mar enturbiaba sus pensamientos. 
 
Al fin había llegado el día y la chica sonrió. Por sus venas corría la sangre de un poderoso dios… de entre los pocos descendientes que habían logrado sobrevivir, su casta, su linaje, era el más puro y por ello, ella era la elegida… Contrariada, dirigió entonces una fugaz mirada hacia su abuela que, a escasos metros de donde ella se hallaba, gimoteaba abrazándose así misma… totalmente desconsolada.
 
“¿Por qué llora?” se preguntó mientras dirigía ahora su mirada hacia la playa y contemplaba, a la luz de las hogueras, a su pueblo, a sus gentes, que anhelantes, aguardaban el momento en el que ella despertara a los tres guerreros.
 
Lentamente, se asomó al borde del precipicio. Al igual que había sucedido en sus sueños, una ligera brisa se levantó y acarició su frágil cuerpo a la par que agitaba las largas hebras de sus oscuros cabellos y el suave y ligero tintineo proveniente de las conchas y caracolas que los adornaban se sumaba al ruido de las olas, creando una misteriosa sinfonía, una mística y primitiva sucesión de notas, al son de cuyo embrujo, el corazón de la muchacha palpitaba. 
 
Alzó entonces sus brazos abriéndolos hasta el imposible, como si  pretendiera abarcar con ellos la enorme extensión del firmamento o la insondable profundidad de los océanos. Sus ojos estaban desencajados, vidriosos, ausentes, mientras que los misteriosos acordes provenientes de las conchas y caracolas que colgaban de sus cabellos, aumentaban frenéticamente en intensidad acompañados por el violento frenesí del viento que silbaba entre las oscuras oquedades de aquellos acantilados.
 
 Sonriendo llevó a sus labios aquella hermosa concha que su abuela le había entregado y, pegándola delicadamente a los mismos, sopló en ella con todas sus fuerzas… el mar obediente,  retrocedió.
 
La voz de la muchacha se sumó entonces al cantar del viento y del mar.   Entonando una misteriosa y primigenia llamada que había permanecido acallada durante siglos, la muchacha se dirigió primero a él y después a sus guerreros…
 
-¡Dagón!- gritó entonces la muchacha- ¡Dagón, mi señor! Tu pueblo, tus hijos, anhelamos tu regreso… ¡Poderoso emperador de los mares, Dios primordial!- extasiada, el viento sopló con fuerza agitando sus largos cabellos…- ¡Hijos de Dagón, alzaos!- obedientes, los descendientes de Dagón tomaron las antorchas y las prendieron en las hogueras- ¡Despertad, guerreros de Dagón!
 
Veinte jóvenes se adelantaron entonces, entre ellos cuatro muchachas... Desde el borde del precipicio, Calipso los contempló…
 
-¡Marchad, hijos de Dagón! Lleváis años entrenándoos, sólo los más fuertes sobrevivirán. Tres sois los elegidos, sólo tres regresaréis revestidos con las brillantes escamas del dios Dagón… ¡Marchad y regresad antes del alba! Aguardaremos vuestro regreso y os honraremos. Cuando Dagón despierte, marcharemos y aplastaremos al impostor…
 
Calipso hizo sonar de nuevo la caracola y los veinte se adentraron corriendo en el mar… apenas si habían avanzado algunos metros cuando… sobre el hermoso y pálido reflejo de la luna, asomaron los primeros hilos de sangre…
 
-Calipso, mi señora…
 
La misteriosa voz de una mujer se alzó alta y clara entre el intenso rugir de las olas y el incesante aullar del viento…
 
-¿Talasa?- preguntó entonces la muchacha.- ¿eres tú, mi fiel Talasa?
 
-Sí mi señora.
 
Surgida de entre las sombras, de oscuros e insondables pozos su mirada, una misteriosa mujer totalmente armada, avanzó a escasos centímetros del cuerpo de la anciana rozando a su paso sus vestiduras…
 
-Calipso- la muchacha intentó arrodillarse, sin embargo, Talasa se lo impidió- Eres una diosa Calipso- dijo sujetándole la barbilla a la muchacha- ¡eres la hija de mi señor!- Talasa agachó entonces su mirada en señal de respeto- Dagón ansía verte mi señora… todo está dispuesto.
 
-¿Cuándo?- preguntó la chica- ¿cuándo podré ver a mi padre?
 
-Deberéis aguardar sólo un poco más. En la siguiente luna llena. Los guerreros de Dagón despertaran a nuestro señor, mientras tanto, os preparé para el encuentro con Dagón.- la chica sonrió y se volvió a contemplar el frío y plateado reflejo de la luna.
 
“-No te la lleves… te lo ruego, no te la lleves, Talasa.”- musitó para sí la anciana.
 
 
DAGÓN LA LEYENDA DEL EMPERADOR DE LOS OCÉANOS
 
 
 
CARIBDIS
 
La marea había descendido dejando al descubierto la entrada a la cueva. Emergiendo del mar, Caribdis torció el gesto. Desde que renació convertida en uno de los guerreros de Dagón, Caribdis prefería permanecer  sumergida en las oscuras y frías aguas a tener que andar, sin embargo no había dejado de ser humana…  Con paso decidido, Caribdis avanzó entre los cúmulos de algas que, amontonados se descomponían al sol.
 
 Hacia siglos que nada, a excepción del constante ir y venir de las olas, irrumpía en aquella estancia... sus pasos retumbaron multiplicándose a través de las infinitas oquedades y minúsculas grutas hasta que, finalmente, llegó a donde ella la aguardaba.
 
 Su señora, Talasa, permanecía arrodillada, concentrada frente  al pozo de negras aguas del que, hacía quince años surgió, cuando uno de los poderosos hermanos de Dagón, la despertó…
 
“…desvirtuado… el linaje de mi señor totalmente desvirtuado…”
 
-Mi señora.- la voz de Caribdis irrumpió en sus pensamientos. Talasa suspiró y se volvió para encarar al primero de los tres guerreros de Dagón, Caribdis.
 
-¿Dónde están Caribdis?
 
-En Argólide, mi señora. Parto de inmediato...
 
-No.- ante aquella rotunda negativa, Caribdis, frunció el entrecejo confundida.- Yo me encargaré personalmente de darle su merecido a esa maldita anciana... de no ser por ella, mi señor Dagón ya estaría de nuevo gobernando  sobre los océanos.
¡Caribdis!- la interpelada alzó su rostro y fijó su mirada en los misteriosos orbes de su señora- esta noche invocaré las aguas primordiales… di a las gentes del pueblo que nadie debe acercarse al mar.
 
 
 
KALOS, DRAGÓN DE LOS MARES
 
 
Meditabundo, alzó su cabeza y respiró profundamente inundando sus pulmones del fuerte olor a salitre,  saboreando a cada instante el intenso aroma del mar. El sol comenzaba a descender sobre el horizonte. Desde hacía ya casi una semana y a instancias de su señor, Kalos vigilaba día y noche la ciudad de Argólide.
 
 Desde la entrada al templo de Poseidón, este contempló el puerto de la ciudad y cómo, la apacible y gibosa superficie del mar, lenta y pausadamente, acariciaba el contorno de la playa, mientras las gaviotas revoloteaban sobre las nasas que, a esas horas, recogían los pescadores.
 
Entonces lo vio... Kalos aguzó la vista y contempló una pequeña embarcación que en la distancia, se aproximaba al templo de Poseidón. Extrañado, el general retrocedió ocultándose en las sombras.
 
"¿Qué significa esto?" musitó para sí mismo, consciente de que nadie, en Argólide, visitaría el templo de Poseidón a menos de que se hallaran en vísperas de la festividad que celebraban en honor a su señor. 
 
Escondido tras una de las gigantescas columnas, Kalos contempló dos figuras embozadas arribar a las escaleras, cuyos primeros escalones, se hallaban bajo el mar a causa de la marea alta,  e iniciar el ascenso a través de ellas hacia la entrada del  templo... una de las figuras, dada la dificultad con la que ascendía por las escaleras, debía de tratarse de algún anciano, mientras que la otra, más pequeña le tendía su mano...
 
Una vez salvadas las escaleras, ambas figuras embozadas corrieron al interior del templo...
 
-¡Ayuda! ¡Ayudadnos por favor!- hasta los oídos de Kalos llegó la cascada voz de una anciana- ¡te lo ruego, Poseidón, ayúdanos!
 
“Pero, ¿qué…?”, inmóvil, el general aguzó sus sentidos…
 
-¡Abuela!- rápidamente una muchacha apartó de su cabeza y cuerpo la  capa que la resguardaba. Un ligero y hermoso tintineo acompañó la caída de sus largos y negros cabellos adornados con conchas y caracolas. Los ojos de Kalos destellaron- no hay nadie abuela, estamos solas…
 
"Por mi señor Poseidón... ¿qué se supone que está pasando?". Intrigado, Kalos decidió observarlas un poco más. 
 
-No voy a perderte Calipso- entre sollozos habló la anciana.- Eres todo cuanto tengo, no voy a consentir que…
 
-¡Abuela!- la muchacha abrazó el cuerpo de la anciana que gemía y lloraba.- ¡No nos separaran!
 
-Calipso...- la anciana hundió el rostro en el pecho de la muchacha, mientras que Kalos contemplaba atónito la escena.
 
 
 
NICIAS
 
 
Llegó apenas unos instantes antes de que los centinelas cerraran el primero de los tres círculos de murallas que componían la prodigiosa defensa de la ciudad. Los últimos rayos del sol se extinguieron envolviendo el contorno del templo dedicado a Poseidón en una furiosa amalgama de llamas rojizas y anaranjadas… Nicias sonrió y continuó avanzando entre las hileras de guardias que prestos, corrían a ocupar sus respectivos puestos de vigilancia.
 
 Conocida como la ciudad de las mil fuentes Argólide, era una hermosa y próspera metrópolis situada en las fértiles tierras próximas a las desembocaduras de dos ríos. Poseía  una inmensa flota pesquera y comercial. Su puerto era uno de los más transitados, comerciaba con oriente y con diversas colonias griegas a todo lo largo del litoral e islas circundantes. Sin duda alguna,  Argólide parecía haber sido diseñada para cumplir con todos los designios de Poseidón, sin embargo, sus habitantes seguían a Hera y, aunque sus marineros y pescadores, no dejaran de ofrendar al poderoso dios,  el sentir de las gentes de la ciudad estaba con su diosa…
 
Por ello, Poseidón ansiaba Argólide mucho más de lo que había deseado poseer cualquier otra ciudad. Cómo dios de los océanos y mares era respetado, venerado por los pescadores y marineros, temido por todos los habitantes de la ciudad. Incluso le habían dedicado un templo que majestuoso coronaba la entrada al puerto sobre una de las pequeñas islas que salpicaban su bahía y todos los años arrojaban hermosos corceles al mar en un vano intento de contentar al iracundo dios, al que nada satisfacía. 
 
Aunque no había mediado una declaración de guerra formal entre los dioses, hacía años que sus relaciones con respecto a Argólide eran bastante tensas y el temor a un posible ataque del dios se había visto últimamente refrendado por los augurios de los oráculos, los cuales hacía varios meses  habían vaticinado la catástrofe en Argólide y, para Hera y sus habitantes eso sólo podía significar una cosa… que Poseidón finalmente les declararía la guerra.
 
 
 LOS AUGURIOS SE CUMPLEN
 
Sin poder dar crédito a lo que sus ojos veían, el capitán de la guardia masculló algo entre dientes mientras que, como si de un animal enjaulado se tratara, caminaba  de un lado para otro, dirigiendo furibundas miradas al joven que permanecía postrado ante las sacerdotisas del templo…
 
-¿Es todo cuanto nos envían?- el capitán bufó llevándose las manos a la cabeza.- Los oráculos vaticinan la guerra en Argólide y toda la ayuda que recibimos de nuestros aliados es…- con un ademán despreciativo señaló a Nicias- ¡por Hera! No es más que un chiquillo…
 
-Santo de Atenea- contestó Nicias al instante ante el asombro del capitán de la guardia y de las sacerdotisas del templo.- y sí el número es un problema, mañana llegaran refuerzos, aunque dudo que le contenten. En cuanto a Poseidón sólo tiene que enviar a uno de sus generales para someter a esta ciudad.
 
-Encima es un mal educado…- con los ojos enrojecidos el capitán intentó arremeter contra el muchacho.
 
-¡Silencio Filipo!- una de las sacerdotisas alzó su mano, deteniendo en el acto al capitán, fijando su mirada en el joven que de rodillas permanecía con la cabeza gacha y la mano en el pecho- Perdona a nuestro capitán- dijo la mujer sonriéndole- él no conoce a los santos de Atenea, no sabe de lo que sois capaces- y, dirigiéndose de nuevo al enojado capitán de la guardia añadió- no es un hombre normal Filipo. A pesar de que sólo es un muchacho, Atenea lo ha distinguido entre los demás seres humanos. Es un héroe Filipo y como tal es capaz de llevar a cabo las mayores hazañas y proezas. Nunca pensé que nos enviarían un aliado tan poderoso. Pase lo que pase en Argólide, le estaremos siempre  agradecidas a Atenea.
 
Abrumado, sin perder de vista al joven, el capitán de la guardia retrocedió algunos pasos impactado por las palabras de la sacerdotisa cuando un fuerte temblor de tierra seguido por un violento estallido sacudió los muros del templo donde se hallaban y todos sin excepción sintieron que sobre la ciudad se precipitaba, al igual que una gigantesca y fuerte marejada, una presencia poderosa y malvada.
 
 
En esos precisos instantes, en el templo de Poseidón…
 
 
-¡Calipso!- aulló la anciana- Huye, Calipso… si Talasa te encuentra…
 
 
“¿De qué se supone que están hablando?” Kalos continuaba oculto, espiando la misteriosa conversación de la anciana y de la muchacha; cuando, de repente, algo se agitó en el interior del Dragón de los mares. Atónito, abrió bien los ojos…  una poderosa presencia se cernía violentamente sobre Argólide… un ser “divino”  arribaba enfurecido al lugar… a la par que un violento temblor de tierra sacudía la ciudad e inmediatamente más réplicas del seísmo se sucedían  provocando olas gigantescas que rompieron sobre el templo de Poseidón…
 
-¿Esa es Talasa?- gritó la muchacha aferrándose al cuerpo de la anciana, mientras las aguas comenzaban a inundar la estancia.
 
-¡Huye!- aulló desconsolada la anciana empujando a su nieta en un vano intento de que esta la soltara y marchara, mientras el agua se adentraba y mojaba sus ropas…- ¡Poseidón!- gimió la mujer- ¡Señor, escúchame…!
 
 
 
 
Nicias abrió los ojos atónitos. “¿Qué poder es este?”, se preguntó. Conocía a los generales de Poseidón, ya se las había visto con alguno de ellos, aunque, hasta el momento aquello no había sido más que simples escarceos. No obstante, sabía que eran muy poderosos pero… la energía que se expandía era demasiado violenta, demasiado densa…
 
-¿Qué ha sido eso?- preguntó aturdido el capitán mientras intentaba no perder el equilibrio ante  los constantes temblores que sacudían la tierra.
 
-¡Nos atacan!- gritó Nicias a la par que salía corriendo en dirección a la entrada del templo- ¡Rápido, buscad un sitio seguro y refugiaos! Usted- dijo dirigiéndose  al capitán de la guardia- venga conmigo…
 
Haciendo un gran esfuerzo, tambaleándose debido a los sucesivos temblores de tierra, el capitán de la guardia comenzó su lento y torpe acercamiento a Nicias cuando, una fuerza descomunal, una poderosa energía, golpeó con violencia las columnas exteriores del templo y todo este se estremeció, arrojando al suelo al capitán de la guardia y sobrecogiendo el corazón de Nicias, quien nunca antes había sentido tan de cerca, estallar una energía como aquella...
 
Con el rostro totalmente demudado, Filipo se arrastró por los suelos hasta situarse al lado de Nicias al que sorprendió tomándolo fuertemente por los  brazos…
 
-¿A esto te referías?- preguntó Filipo aferrándose a los brazos del joven, negándose a soltar su presa con el rostro desencajado, preso del terror- ¿Este es el poder de un general de Poseidón?
 
Arrancado súbitamente de sus pensamientos, Nicias sacudió la cabeza. Sus ojos se encontraron con los del capitán que lo miraba suplicante, a la espera de una respuesta y no supo qué contestarle. En varias ocasiones se las había visto con los generales de Poseidón… sin embargo, algo en su interior le decía que esto era distinto que el ser que atacaba Argólide, poseía una fuerza y un poder que sobrepasaban con creces los de cualquier general y muy posiblemente los suyos propios.
 
“¿Pudiera ser que Poseidón hubiera decidido atacar él personalmente Argólide?” No entendía bien el por qué, pero al instante a sus labios asomó una rígida sonrisa…sin duda alguna, esa debía ser la explicación, tendría que vérselas con un dios…
 
 Preso de la incertidumbre, Nicias decidió salir al exterior y enfrentarse al enemigo. No podía permitir que ese ser, fuera quien fuese, general o dios  destruyera la ciudad, así que, tragando saliva, Nicias finalmente se asomó a la desvencijada entrada del templo y contempló cómo, en apenas unos instantes la ciudad había sucumbido al caos.
 
 Debido a los fuertes temblores, la mayoría de las edificaciones habían cedido sobre sus cimientos  aplastando y sepultando a sus moradores. Aquellos que no habían quedado presos de los escombros o sepultados corrían despavoridos formando peligrosos tapones en las salidas y entradas a las principales plazas mientras que… “algo” que caía sobre ellos, los aplastaba y golpeaba como si de piedras se tratase.
 
“Por Atenea,” se dijo así mismo, “¿qué significa esto?” Bajo el pórtico del templo,  Nicias alzó su mirada y contempló una gigantesca y espectral luna llena cuyos fríos y acerados reflejos desdibujaban el contorno de la ciudad como si la estuviera engullendo mientras que, si quiera un ligero jirón grisáceo enturbiaba la malsana y fantasmal oscuridad que rodeaba la ciudad y sin embargo… llovía a mares. Pero aquello, no era una lluvia normal. 
 
Confuso, Nicias se adelantó algunos pasos extendiendo su brazo. Al instante, negras gotas golpearon la palma de su mano, empujándola violentamente contra el suelo, aumentando cada vez más en intensidad.  Al cabo de unos segundos, Nicias tuvo que apretar sus dientes para resistir el terrible impacto de estas gotas sobre su mano…
 
-Tú… tú… ¿ti… tie…nes un poder así?-  preso del pánico, Filipo intentó caminar tras él pero golpeado por las gruesas y negras gotas de lluvia  cayó al suelo.- ¿Eres igual, verdad?- gritó buscando consuelo en la respuesta del joven,  agarrándose a los pies de Nicias…
 
-¡Levanta!- gritó Nicias tomando a Filipo por los brazos, sosteniéndolo pues sus piernas se negaban a ello.- No puedes dejarte vencer por el miedo, ¡te necesito!- Nicias lo zarandeó, pero el hombre estaba completamente atemorizado…- ¡Toma a tus hombres y evacúa la ciudad!- su voz se alzó entre los gritos de los inocentes que eran salvajemente golpeados por la misteriosa y oscura lluvia que caía sobre la misma- ¡Ayudad a la gente o esto será una masacre!
 
De nuevo, una violenta onda de energía golpeó algunas de las edificaciones que aún no habían caído. Al instante los escombros se precipitaron sobre la muchedumbre atascada en la plaza… una espantosa risotada se alzó entonces sobre el clamor y los gritos de los inocentes. Enfurecido, Nicias soltó al capitán de la guardia que, como si de un saco de piedras se tratase,  cayó al suelo incapaz de sostenerse sobre sus piernas…
 
-¿Quién eres?- gritó- ¡Sal cobarde y enfréntate a mí!- aulló intentando que su voz se oyera por encima del tumulto, apretando los dientes, resistiendo los cada vez más fuertes y contundentes golpes que le propinaba la lluvia negra.- ¡Vamos! ¡Sal, muéstrame tu rostro!
 
De nuevo se oyó la espantosa risotada…
 
-¿Quién osa desafiarme?- hasta los oídos de Nicias llegó la gélida  voz de una mujer y este tragó saliva.
 
-¡Yo!- gritó entonces- ¡Nicias!
 
Al instante, del interior de una de las cinco fuentes dedicadas a la diosa Hera en la plaza del templo, salió proyectada una gigantesca columna de agua densa y oscura… Sobresaltado, Nicias concentró su energía. Su cosmos comenzó a rodearlo a la par que la figura de una mujer se materializaba en el interior de aquella columna y la lluvia arreciaba sobre la gente… 
 
-¡Basta!- gritó, pues las gruesas gotas golpeaban ahora con más virulencia y sin piedad alguna a los inocentes. -¡Déjalos en paz y lucha conmigo!- exclamó de nuevo con los ojos enfurecidos.- ¡Lucha contra mí sí es que tienes el valor de enfrentar a un santo de Atenea!
 
-Deberías medir bien tus palabras…- propinando un gran salto, la mujer salió del interior de la fuente. Nicias frunció el entrecejo. Vestía una especie de armadura de placas iridiscente, más bien escamas que viraban del plateado a un acerado y gélido tono gris-azulado y que la cubrían completamente. Nicias nunca había contemplado una armadura igual, si quiera las de los generales de Poseidón podían competir con su esplendor.- santo de Atenea- concluyó fijando los dos oscuros e insondables pozos negros que eran sus ojos sobre Nicias a la par que extendía uno de sus brazos al cielo y la lluvia… al menos por el momento, cesaba.
 
-¿Quién demonios eres?- preguntó entonces Nicias mientras que su energía se expandía en torno a su cuerpo, rodeándolo, protegiéndolo, emitiendo unas furiosas descargas doradas que lamieron la blanca losa de la plaza ahora teñida de rojo por la sangre de los inocentes  y se deslizaron hasta chocar contra la oscura y densa energía de la mujer que lo  contemplaba.- ¿Sirves a Poseidón?- inquirió frunciendo inquisitivamente su mirada.
 
-Yo no sirvo a ninguna deidad inferior. La dignidad y el poder de mi señor están muy por encima de Poseidón.- sorprendido, Nicias retrocedió. -  Me llamo Talasa y no dejaré ser vivo ni piedra alguna sobre piedra hasta que no halle a quien he venido a buscar.
 
-¿Poseidón, deidad inferior?- Nicias abrió los ojos sorprendido- ¿a quién sirves…?
 
-No tengo por qué darte explicaciones- los oscuros ojos de la mujer destellaron y al instante se levantó una fuerte brisa que golpeó el rostro de Nicias.- te basta con saber que mi señor es el único y verdadero dios de los océanos y mares…
 
-Bien Talasa…- recuperado de su asombro, Nicias apretó sus puños mientras que… por todo su cuerpo se sucedían las violentas descargas  provocadas al hacer estallar su energía cósmica…- en realidad me trae sin cuidado a quién sirvas… te basta con saber- sonrió empleando el mismo tono que hacía unos instantes la mujer había empleado con él-  que voy a destruirte ahora y aquí mismo. Vas a lamentar el haber atacado y matado a estos inocentes…
 
Rodeado por su poderosa energía, a una velocidad vertiginosa,  Nicias se lanzó contra Talasa, sin embargo, la mujer saltó esquivando las violentas ráfagas que este le enviaba. 
 
-Tendrás que emplearte más a fondo si quieres alcanzarme- dijo la mujer encajando su puño en el estómago del joven que salió despedido por los aires hasta caer sobre una de las fuentes…
 
Rápidamente, Nicias se levantó sujetando sus costillas. El golpe había sido demoledor. De no haber sido por su poderosa energía que lo protegía, lo habría matado… 
 
-¿A qué esperas?- le gritó Talasa- estoy perdiendo un tiempo precioso contigo, de no ser por ti ya habría arrasado esta patética ciudad.
 
Enfurecido, Nicias se lanzó de nuevo al ataque. Realizando unos vertiginosos giros con sus brazos, Nicias convocó una violenta ráfaga de estrellas que lanzó sobre Talasa. 
 
“Ahora veras, ya eres mía”, pensó Nicias, lanzándose tras la ráfaga, ocultando su cuerpo tras el prodigioso destello de su ataque, con la intención de caer de improviso sobre la mujer, pero, para su sorpresa, Talasa alzó su mano derecha y el agua de las fuentes que los rodeaban formaron un poderoso escudo contra el que su ráfaga se deshizo, descubriendo su artimaña.  Apretando los dientes, Nicias saltó al tiempo que una oscura bola de energía, impactaba a escasos centímetros de sus pies…
 
-Tus absurdos poderes, no pueden nada contra mí- Talasa sonreía- santo de Atenea- concluyó con un deje de desprecio en sus palabras.
 
-Aún no me has derrotado- dijo entonces Nicias- y mientras siga en pie, no voy a permitir que destruyas esta ciudad y mucho menos que vuelvas a dañar a ningún inocente…
 
 
 
 
Varias columnas del templo cedieron… las olas rompían violentamente. Las mujeres permanecían arrodilladas con el agua al cuello, los ojos de Kalos destellaron… ahora lo comprendía todo, ahora entendía por qué su señor lo había enviado a vigilar y custodiar Argólide.
 
Los oráculos… los oráculos habían vaticinado la catástrofe, todo apuntaba a Poseidón y, aunque era cierto que su señor deseaba poseer la ciudad, Poseidón  jamás la destruiría… y, al parecer… esas mujeres estaban relacionadas con lo que estaba sucediendo en Argólide.
 
Más columnas se resquebrajaron. Parte del techo cayó cerca de las mujeres mientras que uno de los muros cedía permitiendo que las enfurecidas y turbias aguas penetraran e inundaran con mayor rapidez la estancia…
 
Decidido, Kalos salió de su escondite… rápidamente, sin darles tiempo a reaccionar, el general cayó sobre las mujeres. Separándolas violentamente, tomó a la joven por  una de sus muñecas y aferrando a la anciana por uno de sus brazos, las obligó  a levantarse…
 
-¡No, no le hagas daño!- gritó la anciana.
 
-¿Qué está pasando?- preguntó fijando sus ojos en los de la anciana, mientras la joven luchaba por liberarse y el agua continuaba entrando a raudales.- ¿Quién es esa Talasa de la que estáis hablando? ¿Por qué quiere destruir está ciudad?
 
De repente, una misteriosa energía rodeó a la muchacha… puesta toda su atención sobre la anciana, Kalos recibió una potente descarga en su brazo  que lo obligó a soltar sus presas… la anciana cayó de espaldas al agua que ya les cubría muy por encima de sus cinturas, mientras que a la muchacha prácticamente le llegaba al cuello…
 
-¡Estás loca!- gritó Kalos rodeándose de su poderosa energía, mientras sus ojos destellaban…
 
-¡Abuela!- gritó la chica sumergiéndose en el agua… sin embargo Kalos la aferró por la cintura, obligándola a salir de nuevo al exterior…
 
-¡Suéltame!- aulló mientras intentaba propinar de nuevo una descarga al general, sin embargo, este prevenido, apretó con fuerza el cuerpo de la joven obligándola a soltar todo el aire de golpe, mientras que el nivel del agua crecía y crecía…
 
 
 
De nuevo, Nicias se lanzó sobre la mujer… en varias ocasiones, Talasa lo envió rodando por los suelos hasta chocar contra los muros de las edificaciones que los rodeaban… Una y otra vez, Nicias se levantaba. Dolorido, malherido… volvía al ataque, sin cejar en su empeño… pero todo era en vano, la mayoría de sus ataques eran sutilmente bloqueados… y si conseguía acercarse lo suficiente a Talasa, sus golpes y su energía se deslizaban a través de la resbaladiza superficie de la prodigiosa armadura que la protegía…
 
-Mucho me temo que has hablado más de la cuenta- sonrió Talasa  haciéndose a un lado a la vez que atrapaba el puño de Nicias con su mano. Agotado, deshecho por los terribles golpes que la mujer le había propiciado, Nicias intentó liberarse de su presa…- ¿qué dijiste?- preguntó incrementando violentamente la presión al punto de que los huesos de la mano de Nicias comenzaron a crujir y a romperse- ¿qué iba a lamentar…?- gritó acercando su rostro al del joven quien, entre dientes, sofocaba un grito.
 
 
…de repente, Talasa abrió bien sus ojos a la par que a sus labios asomaba una oscura y malévola sonrisa… cerca, muy cerca, la energía de Calipso había estallado, alertándola de su presencia.
 
 
-¡Calla!- concentrando aún más su energía, Nicias consiguió descargar su puño izquierdo sobre el rostro de Talasa aunque esta siquiera se inmutó y continuó apretando el puño de su presa, transmitiéndole terribles oleadas de dolor  que rápidamente ascendieron a todo lo largo de su brazo hasta su hombro.
 
-Esto, lo vas a pagar muy caro…- Talasa alzó la mano con la que sostenía el puño de Nicias izándolo frente a ella hasta que sus ojos se encontraron. El joven se debatía presa de la rabia y de la frustración… Por más que lo intentaba, no conseguía liberarse, no podía nada contra ella, esa mujer era increíblemente poderosa, - ahora mismo te mato santo de Atenea…
 
Los oscuros orbes de Talasa destellaron… una fuerza descomunal lanzó el cuerpo de Nicias por los aires, mientras Talasa hacía un extraño movimiento con su mano derecha y una colosal columna de agua proveniente de una de las fuentes,  golpeaba a Nicias en el aire, proyectando su cuerpo contra la fantasmal luna llena… lanzándolo al exterior del último círculo de murallas, hacia la playa…
 
 
-¡Calipso!- gritó Talasa mientras todo su cuerpo vibraba, haciendo estallar su densa energía, invocando a las oscuras y negras aguas primigenias de las que ella, al igual que Dagón eran señores…
 
Por encima del muro de la ciudad que daba a la playa, se alzó la primera de las gigantescas olas de aguas oscuras y primigenias… aullando, Talasa fluyó a través de aquellas aguas… Calipso arribaba a la playa…
 
 
 
 
Sujetando firmemente a la muchacha, rodeado por su energía, Kalos buceó sorteando los pesados fragmentos de rocas que se precipitaban al agua… “¿Qué demonios se suponía que estaba pasando? ¿Por qué le costaba tanto avanzar en esas aguas? Era ridículo… el mar, el agua en sí, no guardaban misterio alguno para un general de Poseidón y sin embargo, no conseguía  avanzar… 
Pero, por algún motivo, estas aguas eran oscuras, densas… y ejercían una especie de fuerza de succión sobre su cuerpo que lo atraía inexorablemente hacía las malsanas y peligrosas profundidades de las fosas oceánicas…
 
Haciendo un gran esfuerzo, Kalos consiguió resistirse a esa prodigiosa fuerza… su energía estalló, rodeando su cuerpo y el de la muchacha inconsciente… tenía que salir de agua, tenía que nadar lo más rápido posible y alcanzar la orilla o de lo contrario… 
De repente las aguas comenzaron a retroceder violentamente, Kalos abrazó el cuerpo de la joven para no perderla… no podía, no podía hacer nada sino dejarse llevar… creía que serían arrastrados al fondo cuando… toda la furia del mar se desencadenó en un instante en un rápido y vertiginoso movimiento de avance… su armadura comenzó a vibrar, sentía su cuerpo izándose en el interior de aquellas peligrosas aguas… iban a estrellarse. Apretando los dientes, de nuevo hizo estallar su energía, acabarían destrozados contra la orilla o los muros de la ciudad…
 
 
 
EL GENERAL Y LA DIOSA DEL MAR
 
Creía que iban a acabar estrellándose contra los muros de la ciudad, sin embargo, cuando ya lo daba todo por perdido, el mar, la gigantesca ola que los llevaba en su interior, los lanzó sobre la fina arena de la playa…
 
Aturdido, Kalos dejó el cuerpo de la joven sobre la arena a la par que se levantaba. Dirigió primero su mirada hacia el pequeño istmo en busca de los restos, de los vestigios del templo de su señor. Atónito,  tragó saliva, el mar se alzaba majestuoso formando un muro que le impedía la visión…
 
-Calipso…
 
Sobresaltado, Kalos se giró al oír una gélida voz…
 
Una misteriosa mujer se hallaba frente al cuerpo de la muchacha. El general frunció el entrecejo apretando sus puños, vestía una prodigiosa armadura que, bajo los fantasmales reflejos de una imposible luna llena emitía unos fríos y acerados destellos plateados…
 
Sin prestar la más mínima atención a Kalos, la misteriosa mujer intentó tomar entonces a la muchacha entre sus brazos, pero Kalos lo impidió… adelantándose, el general golpeó la mano de Talasa aunque, para su sorpresa, esta no la retiró, simplemente la dejó quieta, a escasos centímetros de la joven para fijar; tras realizar un lento movimiento con su cabeza, sus misteriosos y profundos ojos en el general. 
 
-Me estoy cansado de tantas y tantas interrupciones- dijo la mujer, aunque Kalos no entendió nada.
 
-¿Eres tú la tal Talasa?- soltando el aire por la nariz, empleando un tono autoritario, Kalos preguntó a la mujer.
 
-¿Quién lo pregunta?- inquirió levantándose, clavando sus oscuros e insondables ojos en los del general.
 
-Soy Kalos, Dragón de los mares, general del todopoderoso Poseidón.- dijo remarcando bien estas últimas palabras.
-Bien, Kalos- sonrió la mujer y, al hacerlo provocó un ligero estremecimiento en el general- Soy Talasa y, ahorma mismo, te mostraré quién es el verdadero dios  de los océanos y mares.
 
-¡Estúpida loca!- se burló el general alzando su brazo derecho, dejando fluir su energía- Sólo hay un dios de los océanos y mares…
 
-¡Y ese es Dagón!- le interrumpió Talasa, lanzándose sobre él.
 
En un abrir y cerrar de ojos, Kalos retrocedió impactado por la violencia y ferocidad con la que la mujer se había precipitado sobre él… rápidamente, giró sobre su cuerpo, aunque no consiguió quitarse del todo a tiempo. Los puños de la mujer se hundieron en su torso, la prodigiosa escama del dragón de los mares su armadura, vibró cuarteándose en aquellos puntos donde Talasa había golpeado…
 
-No eres mucho mejor que el otro jovencito- río Talasa a la par que propinaba un gran salto. Kalos la siguió con su mirada. En el aire, la mujer giró sobre su cuerpo… tras ella, se alzó una ola gigantesca sobre la que Talasa posó sus piernas… desde la ola, inamovible, la diosa contemplaba al general.
 
-No sé de quién demonios me estás hablando, pero vas a pagar muy caro el haberme golpeado.- concentrando su energía, el general hundió furioso su puño en la fina arena de la playa. Un fuerte destello azulado salió proyectado entonces desde el suelo en dirección a Talasa quien sonrió lanzando a su vez la gigantesca ola contra Kalos…
 
Ante sus atónitos ojos, su golpe desapareció en el interior del portentoso muro de agua. Rápidamente, el general se rodeó de toda la potencia de su energía… no iba a permitir que esa mujer lo barriera de la playa.
 
-¡CORRIENTE PRIMORDIAL!- gritó Talasa uniendo sus manos ante su cuerpo mientras que… una gigantesca masa de agua se escindía de la ola y salía proyectada contra Kalos.
 
-¡BATIENTE DE OLAS!- Kalos lanzó su puño en dirección a la masa de oscuras aguas que se cernía sobre el… su energía proyectada en forma de una ondulante ráfaga azulada, golpeó la corriente enviada por Talasa…
 
Durante unos segundos, Kalos contuvo el poderoso ataque de la diosa, sin embargo, la corriente primordial, poco a poco, le fue ganando terreno…
 
-¡Eres patético general!- gritó la mujer- si quiera eres capaz de detener el más débil de mis ataques.
 
Kalos no tuvo tiempo de rechistar… su batiente de olas fue literalmente engullida por la corriente de Talasa que finalmente lo alcanzó, golpeando su pecho con una violencia inusitada… su armadura se quebró al instante, fragmentos de la misma saltaron y el general sintió cómo la terrible potencia del golpe de Talasa, traspasaba su cuerpo, sacudiendo sus huesos y órganos mientras la corriente lo envolvía y lo arrastraba por la arena de la playa.
 
Triunfal, Talasa descendió de nuevo al suelo. Lentamente, se fue aproximando a la muchacha…
 
-¡RESACA!- gritó de repente Kalos. Temblando sobre sus piernas, el general regresaba al combate.
 
Sorprendida, Talasa sólo tuvo tiempo de apartar su cara cuando, un violento haz formado por cientos de ondas azuladas, la alcanzó en su hombro izquierdo…  aullando a causa del dolor, Talasa retrocedió encolerizada… el poderoso ataque había conseguido arrancar parte de las aceradas escamas que protegían su hombro y, a través de aquellos orificios, se filtraba el denso icor de Talasa…
 
Rabiosa, Talasa gritó convocando la ayuda del mar. Alzando sus brazos las aguas avanzaron rápidamente sobre la línea de la costa… mientras que la diosa concentraba su oscura energía en torno a su cuerpo.
 
-¡Ahora verás maldita bruja!, no podrás resistir por segunda vez mi ataque- jadeando, el dragón alzó de nuevo sus brazos convocando toda su energía…-¡RESACA!
 
-¡Maldito!- aulló Talasa, mientras su oscura energía se fundía con el mar que retrocedía arañando la superficie de la tierra…
 
De nuevo, una violenta y ondulante ráfaga azulada, salió al encuentro de Talasa sólo que, en esta ocasión, el golpe del general desapareció nada más chocar contra la oscura barrera que protegía a la diosa… entonces, el general recordó algo…
 
Con su mirada,  buscó a la muchacha que continuaba inconsciente sobre la arena de la playa. Talasa adivinó sus pensamientos….
En el momento en el que el general se lanzaba en dirección a la chica, una violenta ráfaga de energía golpeó el suelo levantando la fina arena, impidiéndole al general avanzar mientras Talasa tomaba el cuerpo de la joven entre sus brazos… 
 
-¡FURIA DEL OCÉANO PRIMORDIAL!- gritó Talasa….
 
Un poderoso rugido sacudió la noche… con los ojos desencajados, Kalos contempló como la mar enarbolada se precipitaba en gigantescas olas sobre la playa…
 
-¡Por Poseidón!- gritó Kalos- ¡va a arrasarlo todo…!
 
 
LOS REFUERZOS LLEGAN TARDE
 
 
-Qué extraño…- usando su mano derecha a modo de visera, Faros protegió sus ojos, mientras sus compañeros esperaban a los pies del árbol a que este los informara.
 
Tras haber permanecido unas semanas descansando, hacía un par de días que habían partido de la ciudad de Atenas con la misión de ayudar a uno de sus compañeros, un joven santo llamado Nicias que, apenas un día antes había partido por orden de Atenea con la misión de ayudar y reforzar las defensas de la ciudad de Argólide ante un posible ataque de Poseidón… 
 
-¿Qué sucede Faros?- preguntó uno de sus compañeros.
 
-Deberíamos poder vislumbrar desde esta altura las murallas de Argólide, ¿no es así?- preguntó Faros.
 
-Así es- mientras hablaba, el joven saltó y ascendió por las ramas del árbol hasta situarse a la altura de Faros.  Lo que contempló nada más llegar a la rama donde se hallaba su compañero lo dejó boquiabierto.- ¿Qué demonios? ¡Faros!, ¿dónde está Argólide?
 
-Eso es lo que no entiendo…- murmuró Faros- se supone que Argólide debería estar ahí sin embargo… lo único que veo son escombros, piedra destruida  y restos de  calzadas. Ilías, ¿qué habrá pasado?
 
-¡Eh!- gritó Xerón que aún aguardaba a los pies del árbol- ¿se puede saber qué os ocurre?
 
-Argólide, Xerón.
 
-Sí, vamos a Argólide, ¿por qué no nos ponemos ya en marcha?
 
-Xerón, no está.- al oír estas palabras, Xerón frunció el entrecejo
 
-¿Qué no está?- preguntó entonces.
 
-La ciudad, Xerón- Faros se lanzó al suelo seguido por Ilías- la ciudad entera, ha desaparecido.
 
-¿Cómo ha…?- Xerón frunció su entrecejo incrédulo-  Faros, una ciudad no desaparece así como así.
 
-Pues esta sí- dijo Ilías- sube tú mismo y lo compruebas si no nos crees- los ojos de los jóvenes se encontraron, Xerón bajó al instante su mirada confuso.
 
-No, no es que no os crea…- balbuceó al cabo de unos segundos-es sólo que…- Ilías asintió con la cabeza al igual que hizo Faros.
-Ha tenido que ser él- dijo finalmente Faros.
 
-Sólo un dios puede hacer algo así- concluyó Ilías.
 
-Pero… nunca antes…- Xerón alzó la mirada y fijó sus ojos en sus compañeros- nunca antes había hecho desaparecer una ciudad entera.- dijo finalmente.
 
-Se ve que Poseidón está cansado de jugar y ha decidido tomarse las cosas en serio, golpeando más fuerte, mostrándonos de una vez por todas cuán grande es poder. ¿Sabéis?, no adelantamos nada quedándonos aquí- Ilías se adelantó algunos pasos- bajemos a Argólide e investiguemos sobre el terreno…
 
 
Al igual que sucediera la tarde anterior cuando Nicias traspasó los muros de la ciudad, el sol descendía en el horizonte en el momento en el que los jóvenes finalmente alcanzaron el lugar donde supuestamente debía hallarse la primera línea de  defensa de Argólide.
 
Con sus ojos desbordados, atónitos, recorrieron los fríos despojos y acalladas presencias derruidas de lo que… hasta no hacía mucho, habían conformado los muros, las casas, templos y calzadas de una de las ciudades más hermosas y habitadas de toda Grecia. Todo, todo había sido demolido incluso el templo de Poseidón que durante años se había erigido majestuoso gobernando la costa desde su pequeño islote, el cual había desaparecido, lo único que aún permanecía en pie eran algunas de las incontables fuentes que adornaban la ciudad y de cuyas inanimadas y fantasmales presencias brotaban ahora estrepitosas e inquietantes, en medio de toda aquella desolación las cristalinas aguas.
 
 
COLISIÓN DIVINA
 
 
Las nubes corrían presurosas y se arracimaban danzando, girando y envolviendo la blanca cima del monte sagrado, mientras que cientos de fragmentos de roca se precipitaban por sus laderas abajo…
 
 
-¡Cómo es que te has atrevido! ¿Por qué has cometido semejante masacre?- unas violentas descargas doradas jalonaron la azulada cúpula que los cobijaba  mientras que sus ojos centellearon iracundos. Enfurecido, los nudillos de su mano derecha palidecieron a la par que aferraba cada vez con mayor fuerza su tridente y las descargas provocadas por los choques de energía de ambos dioses, hacían de nuevo estremecerse al firmamento y laderas de la montaña…
 
-¡Vuelvo a repetirte que no he tenido nada que ver…!- la voz de Poseidón se alzó alta y clara, sin embargo Zeus golpeó enfurecido con sus puños los reposabrazos de su trono provocando que fragmentos de este cayeran sobre la blanca losa.
 
-¿Pretendes decirme que tú no eres el responsable de la carnicería de Argólide?- aulló- ¡Hera está furiosa!, ¿cómo es que te has atrevido a destruir su  ciudad? ¿Es que tu codicia no conoce límite? Intentaste arrebatarme Egina, le reclamaste Naxos a Dionisio, le disputaste Corinto a Helios, la Acropólis de Atenas a Atenea y sin embargo Poseidón, nunca llegaste tan lejos… ¿Por qué?- aulló- ¿Por qué has cometido semejante atrocidad?- mientras hablaba su poderosa energía lo rodeaba, -¿tendré que enfrentarme a ti Poseidón?-  preguntó mientras se levantaba en toda su estatura y contemplaba los fieros ojos de su hermano que al igual que los suyos destellaban presos de la ira y la rabia.- Hasta el momento me he mantenido al margen…- dijo taladrando con su mirada a su hermano a la par que comenzaba a descender los escalones en dirección a Poseidón-  no me he inmiscuido en tus asuntos ni en los de Atenea sin embargo…
 
-¡Vamos hermanos…!- una sonora carcajada rompió la tensa atmósfera que se había creado y que amenazaba con hacer estallar la calma del Olimpo.- ¡Basta de peleas!
 
Los rostros de ambos dioses se volvieron para encarar la oscura figura que en esos momentos avanzaba con paso firme en dirección a ellos…
 
-¿Qué haces aquí, Hades? Creí que preferías permanecer oculto en el inframundo. ¡Márchate ahora mismo!, esta es una conversación privada.- le espetó Zeus, sin embargo, Hades continuó avanzando hasta situarse a la altura de Poseidón.
 
-Poseidón,- Hades saludó a su encolerizado hermano a la par que alzaba una de sus cejas y dirigía una mirada de soslayo hacía el todopoderoso rey de los dioses- Zeus,- dijo inclinando sutilmente su cabeza- si estoy aquí es porque con tus gritos has conseguido estremecer hasta los cimientos del Tártaro.- Hades suspiró y sonrió al contemplar los rostros de sus dos enfurecidos hermanos.
 
-¿A qué has venido?- preguntó entre dientes Poseidón.- Zeus tiene toda la  razón, no pintas nada aquí.
 
-Yo no estaría tan seguro…- sonrió captando las miradas de sus dos hermanos a la par que fijaba su atención en los ojos del todopoderoso rey de los dioses.- y si te dijera Zeus que Poseidón te ha dicho la verdad.
 
Poseidón enarcó sus cejas sorprendidas. Nunca antes Hades se había tomado la molestia de intervenir en sus disputas con Zeus, “¿por qué lo hacía ahora?”, se preguntó así mismo.  
 
-¿De qué estás hablando?- preguntó entonces Zeus, “¿qué te traes entre manos, Hades?” a su vez pensó.
 
-Está claro hermano, no ha sido Poseidón quien ha atacado y destruido la ciudad de Hera.
 
-¡Pues claro que no he sido yo!
 
Exasperado, Zeus exhaló de golpe el aire de sus pulmones…
 
-Sólo hay un dios de los océanos, mares y ríos cuya codicia es tan grande como su orgullo… ¿no es así?- preguntó sarcásticamente Zeus- sino ha sido Poseidón… dime, Hades, ¿quién demonios lo ha hecho?- sus ojos destellaron, clavándose en los del señor del inframundo.
 
-Dagón- contestó tranquilamente Hades pasando por alto la fulminante mirada que el todopoderoso rey de los dioses le había dedicado  mientras que a los rostros de Zeus y Poseidón asomaba en esos precisos instantes una expresión de asombro.
 
-¿Dagón?- preguntó entonces Poseidón.- Pero… ¿no se supone que desapareció cuando…?
 
-No, no puede ser…- Zeus torció el gesto a la par que retrocedía dándole la espalda a sus hermanos y se aproximaba de nuevo hacia su trono- ¿El Océano Tenebroso?, aquel dios primordial al que Pontos…
 
-Primordial como Pontos e igualmente peligroso y poderoso.- apostilló Hades- Y, como podéis apreciar - dijo fijando primero sus serenos ojos en Poseidón y posteriormente en Zeus- no desapareció. Siquiera el Océano oscuro pudo acabar con él. Estaban tan igualados que Pontos tuvo que recurrir a su madre, para que esta lo ayudara en su lucha. Durante la batalla, en la que Gaia envolvió entre sus pliegues las gigantescas piernas de Dagón, Pontos consiguió asestarle un golpe, aunque no letal.- Hades sonrió de nuevo-Nix, madre de todo lo oscuro… madre de Dagón, intervino entonces.- Zeus tragó saliva al oír el nombre de la terrible diosa oscura- Al sentir la presencia de la poderosa diosa de la noche, Gaia liberó a Dagón y huyó junto a Pontos de allí. Mal herido como estaba, el dios descansó en los brazos de su madre quien lo arrulló hasta dejarlo dormido; entonces Nix lanzó una maldición sobre la tierra y el océano. Vaticinó el advenimiento de su hijo y la destrucción de toda cuanto Gaia había creado… El pueblo de Dagón se encargaría de preparar el mundo para su hijo y, cuando todo estuviera dispuesto, este acudiría a la llamada de su pueblo. Pontos persiguió entonces a los descendientes de Dagón. Exterminó a muchos,- Hades volvió entonces su rostro encarando a su hermano Poseidón- sin embargo, no consiguió acabar con todos ellos.  No sé quiénes son sus descendientes, pero está claro que creen que la era de Dagón ya ha llegado. Poseidón, cuando Dagón despierte… en fin, tu reino y el suyo…
 
-Por mí como si es el mismísimo Pontos quien osa desafiarme. El hijo de una demente diosa primordial y sus descendientes,- una expresión de desprecio surcó su rostro e inmediatamente sonrió- ¿qué pueden contra mí?- dijo alzando la voz  a la par que se giraba y se encaminaba hacia la salida- ¡si desean guerra, yo les daré guerra!- y fijando sus ojos azules sobre su hermano el todopoderoso rey de los dioses apostilló- te dije que no había sido yo.
 
-¡Espera, Poseidón!- gritó Zeus, sin embargo, enojado, Poseidón le dio la espalda marchando hacia la salida.- ¿Qué piensas hacer?- le gritó…
 
-¿Qué que pienso hacer?- Poseidón estalló en una sonora carcajada- Lo aguardaré en mi reino… me pregunto si en verdad es tan poderoso. ¡Que venga a enfrentarme!, yo le mostraré quién es el verdadero dios de los océanos y mares.- Zeus intentó detenerlo, sin embargo Poseidón ya se hallaba a las puertas…
 
-Déjalo, ya sabes cuán grande es su orgullo.- una malévola sonrisa surcó los labios de Hades, las pesadas puertas que conducían a la sala del trono celestial se cerraron estrepitosamente.
 
-No pareces entender nada…- dijo entonces Zeus mientras hundía su cuerpo apesadumbrado en su trono.- Sí Dagón llega a despertar no sólo Poseidón tendrá problemas… Dagón destruirá la tierra entera. 
 
-¡Oh! Lo dices por eso…
 
-Parece que te divirtiera esta situación- le espetó Zeus y Hades sonrió.
 
-No particularmente… aunque, debo admitir que pronto tendré muchos más súbditos de los que pudiera desear en mi reino…
 
-Por cierto Hades- Zeus fijó entonces sus ojos sobre su hermano- ahora que Poseidón ya se ha marchado, supongo me dirás cuál es el verdadero motivo de tu visita.
 
Hades enarcó las cejas y sonrió…
 
-No se te puede ocultar nada…
 
-Casi nada…
 
 
EL ENCUENTRO DE DOS GENERALES
 
 
Intentó moverse sin embargo, al instante apretó los dientes mordiéndose los labios, sofocando un grito, mientras cerraba los ojos a causa del intenso dolor. Entre jadeos y gruñidos ahogados, Kalos liberó uno de sus brazos del amasijo de maderas y piedras en el que, tras las gigantescas olas que aquella extraña  y poderosa mujer  había enviado sobre Argólide quedó atrapado…
 
-¡Maldita!- gritó en un vano intento de aliviar en parte las terribles y dolorosísimas punzadas y calambres que sacudían su maltrecho cuerpo…- juro… ¡juro que me las pagarás!
 
-¿Ya has terminado de maldecir?
 
-¿Quién…?- haciendo un gran esfuerzo, Kalos consiguió levantar su cabeza vislumbrando un rostro conocido e inmediatamente después sonrió amargamente.- Sorrento- dijo dejándose caer de nuevo sobre todos aquellos escombros.
 
-¿Quién te ha dejado así?- preguntó el general a la vez que comenzaba a liberar el cuerpo de Kalos de toda aquella amalgama, restos y vestigios de la desaparecida ciudad.- ¡Vaya! Te ha destrozado…
 
-Rápido…- dijo obviando la pregunta de Sorrento, mientras este lo tomaba del brazo y tiraba de su cuerpo ayudándolo a liberarse de todos aquellos escombros  entre los ahogados gemidos del dragón de los mares.- tengo que informar a Poseidón.
 
-¿Dagón te hizo esto?
 
-¿Dagón?- Kalos sacudió la cabeza…- ¿ya lo sabe?- inquirió.
 
Como respuesta, Sorrento sacudió su cabeza afirmativamente, mientras   que, tomando por  el brazo a Kalos pasaba este por encima de sus hombros, ayudando de este modo al general a levantarse.
 
-Está enojado, iracundo, como nunca antes lo habíamos visto. Kalos,- llevando al general a cuestas, Sorrento volvió su rostro buscando con su mirada los ojos del general dragón de los mares- ¿quién es ese Dagón? ¿Por qué nuestro señor está...?, así de enojado.
 
-No estoy seguro Sorrento, aunque esa bruja me dijo que Dagón era el verdadero dios de los océanos y mares…
 
-El verdadero dios…
 
 
LA PRIMERA DE LAS SEÑALES
 
 
-Y, bien…- Zeus suspiró- ¿A qué debo el dudoso honor de tu visita?
 
-Hermano, sólo he venido a mediar entre tú y Poseidón.- contestó Hades sarcásticamente.
 
-Hades…- Zeus sonrió- no sería el rey de los dioses sino pudiera ver más allá de vuestras intenciones y algo me dice que en realidad te trae sin cuidado lo que le ocurra a Poseidón. Vamos, habla hermano- mostrándole la palma de su mano, Zeus invitó a Hades a que continuara y este, aceptó gustoso la invitación.
 
-¿Hablaste con ellas, no es así?
 
-¿Quién te ha…? 
 
-Su guarida está colindando con mi reino… ¿de qué te extrañas Zeus? Además, suelo visitarlas… ¿cómo crees sino que estoy al tanto de todo cuanto ocurre en la tierra?- entornando sus ojos, fijó su mirada en su hermano- ellas me informaron acerca de Dagón.
 
-Entonces, ya sabes por qué fui a verlas e,- los labios de Zeus se alargaron en un gélida sonrisa al igual que su mirada.- intuyo, sabes qué me contaron.
 
-Ciertamente, lo sé.- sus ojos destellaron y se clavaron en los de Zeus- Quería oírlo de tus labios… por cierto, ¿qué vas a hacer?- preguntó de inmediato- ¿has tomado ya una decisión?
 
-Lo que yo decida Hades,  no es de tu incumbencia.
 
Durante unos minutos se instauró un tenso silencio entre ambos dioses en los que no dejaron de escrutarse y estudiarse mutuamente. Al cabo de ese instante, Hades sonrió…
 
-Bien, veo que ya has tomado una decisión…- dijo finalmente abriendo sus manos- me retiro Zeus- agachando la cabeza, a modo de fingido respeto, sin dejar de observar los ojos de Zeus giró rápidamente sobre sí mismo mientras su oscura capa ondeaba tras él.- Por cierto…- añadió cuando ya se encontraba frente a las pesadas puertas- harías bien en advertirle a Poseidón… ya sabes cómo es,- añadió con algo de afectación en el tono que empleaba- Dagón es peligroso… muy peligroso.
 
 
Nada más cerrarse las pesadas puertas, Zeus suspiró amargamente. “Advertir a Poseidón…”, sería mucho más fácil enfrentarse de nuevo a Cronos…
 
Poseidón se había marchado enfurecido, enojado, herido en su orgullo,  ofendido en su dignidad. No aceptaría ni sus consejos ni su ayuda. Conocía bien a su hermano mayor… por eso lo temía. Era casi tan poderoso como él mismo y su sed de poder demasiado grande, no conocía límite. Sabía que Poseidón aguardaría ansioso el resurgir del dios primordial, simplemente para demostrarles a él y a los demás dioses, cuán grande era su poder.
 
 
Meditabundo, Zeus suspiró… ¿a qué se debía el que los descendientes de Dagón se hubieran alzado de repente? ¿Sería cierto todo cuanto Hades le había contado? ¿Pudiera ser que Poseidón de algún modo hubiera provocado la ira del pueblo de Dagón? No podía descartar esta opción… sin embargo… 
 
Zeus agitó su cabeza. Había algo más… lo presentía. Hades no había sido del todo sincero. Apesadumbrado, Zeus hundió aún más su cuerpo en su trono. Durante unos minutos permaneció con los ojos cerrados, concentrado, sin embargo, por más que pensaba en ello, no encontraba, no hallaba  motivo para que Hades quisiera de algún modo perjudicar a Poseidón… a menos que también ansiara la tierra… Durante unos instantes, su mente divagó…
 
 “Poderosos… si, muy poderosos son tus enemigos”. Sus manos apresaron de nuevo los destrozados reposabrazos de su trono donde hundió sus dedos.  Casi lo había olvidado. Aquel maldito sueño que durante meses le había estado acosando incesantemente y que lo obligó a visitarlas… 
 
 
 
“-¿No nos crees?- Dino rió a carcajadas- y sin embargo sabes que nosotras somos las únicas que al menos en parte, podemos vislumbrar el futuro de los dioses, ¿por qué sino te habrías tomado la molestia de venir tú mismo en persona  a consultarnos?
 
-Deberás elegir Zeus…- Pefredo que en esos momentos tenía el ojo lo miró fijamente.- Deberás elegir entre ellos...
 
Estaba encolerizado, sus ojos centellearon y varias descargas sacudieron su brazo hasta concentrarse en la palma de su mano. Las tres Grayas retrocedieron, Pefredo lo miraba con su único ojo desafiante.
 
-¿Por qué te enojas con nosotras? Querías que te explicáramos el significado de tu sueño y eso es lo que hemos hecho. ¡Zeus! Tu futuro está envuelto en oscuras y densas tinieblas… si quiera nosotras podemos ver más allá de ciertos límites. Una oscura e incierta amenaza se cierne sobre ti y el futuro de la tierra, ahora lo sabes con certeza… ¿cuándo?, ¿cómo sucederá?- Pefredo alzó sus hombros en señal de total y absoluto desconocimiento.- sin embargo, has de saber que antes de que tu destino se cierna sobre ti, la tierra sufrirá…
 
-¿Quién?- alzó la voz- ¿Quién está tras esta conjura?
 
-Lo sentimos Zeus…- Dino tomó entonces el ojo de Pefredo- pudiera ser que ni tú mismo lo descubras a tiempo.- Separándose de sus hermanas, Dino avanzó algunos pasos hasta situarse frente a Zeus quien hundió su mirada en aquel único ojo que lo escrutaba- elegirás bien al ser que a partir de ese momento se habrá de hacer cargo de la tierra. En cuanto a ti… - la inquietante anciana se le acercó al punto de que sus raídas vestiduras rozaban su impresionante armadura, alzó sus manos y recorrió con ellas la figura del dios, quien continuaba observándola.- Poderosos… sí, muy poderosos son tus enemigos, tanto que…- la anciana calló entonces.
 
-¿Qué?- gritó Zeus- habla anciana, ¿qué?
 
-Lo sentimos Zeus, no podemos ver más allá…- contestó Dino regresando al lado de sus hermanas.”
 
 
 
El todopoderoso rey de los dioses tragó saliva. Estaba rodeado de dioses a cuál más orgulloso y codicioso. Poseidón ansiaba la tierra, había dejado más de una vez claras cuáles eran sus intenciones con respecto a la misma. ¿Hades?, ¿cómo podía saberlo? aunque intuía que su hermano mediano tampoco estaba conforme con su reino y ansiaba más, ¿Apolo?, ¿Ares…? y eso sin contar a otros seres igualmente peligrosos y poderosos… Todo su ser se agitó instintivamente.
 
De nuevo suspiró. Al menos, desde que el sueño lo acosara había dispuesto de algo de tiempo para pensar. De todos los dioses y diosas, ella, Atenea, era la única que en verdad amaba la tierra y los seres humanos y eso, a sus ojos, la ennoblecía. Ella era su elegida, ella heredaría la tierra.
 
 
 
UN INTENTO DESESPERADO
 
 
Hacía casi una semana que Poseidón se había marchado furioso del Olimpo… durante todo ese tiempo Zeus estuvo intentando un acercamiento a su hermano mayor, sin embargo, ofendido en su dignidad, Poseidón se negaba a ello… y el tiempo, se agotaba.
Es por eso que, finalmente, Zeus recurrió a Hermes, pues no había un dios más ingenioso, elocuente y persuasivo que su heraldo y prueba de ello era que, a pesar de la terquedad de Poseidón, había conseguido una audiencia con el dios de los océanos y mares…
 
 
-Escucha Poseidón- Hermes permanecía en la distancia, a varios metros de Poseidón sin embargo, se esfumó ante sus ojos apareciendo al instante a su lado- Dagón aún no ha despertado. Zeus me envía para advertirte…- de repente, Poseidón alzó furioso su mano, acallando a Hermes obligándolo a retroceder…
 
-¿Advertirme?, ¿a mí? ¿Qué sabe Zeus de los asuntos que conciernen a mí reino?- el mensajero retrocedió algunos pasos más flotando a escasos centímetros del suelo.
 
-Poseidón, señor, parecéis no comprender el peligro al que os exponéis…- Hermes volvió a aproximarse a Poseidón- poderoso señor, aún estáis a tiempo de detener a Dagón… El día se aproxima. Zeus lo ha visto, los oráculos también, ¡aún estáis a tiempo! No tenéis por qué arriesgaros a una confrontación con el dios primordial.
 
-Hermes,- los ojos de Poseidón destellaron a la par que a sus labios asomaba una ligera sonrisa- ¡eso es precisamente lo que deseo! Quiero que despierte, quiero medir mis fuerzas contra él.- aferrando su tridente, Poseidón se levantó.- Voy a demostrarle a Zeus que soy tan poderoso como él. ¡Yo soy el dios de los océanos, mares y ríos!- gritó entonces enojado- ¡Soy mucho más poderoso que Dagón!
 
El mensajero suspiró y tragó saliva.  Terco, más terco incluso que el propio Zeus. Sabía que no le iba resultar nada fácil convencerlo para que actuara a tiempo tal y como Zeus le había pedido sin embargo, él era el más elocuente de los dioses y  tras meditar su siguiente paso, los ojos de Hermes destellaron…
 
-Obviamente mi señor…- Hermes sonrió condescendiente y, elocuentemente apuntó- sois muy poderoso, es por eso que incluso Zeus, os teme...-bajando el tono de su voz, Hermes continuó.- seguramente por ese motivo los descendientes de Dagón aún no han osado desafiar al gran Poseidón, por qué os temen, por qué son conscientes de vuestro poder… sin embargo- contenida en parte su ira por las zalameras palabras de Hermes,  Poseidón alzó su ceja derecha.
 
-¿Sin embargo?
 
-No dejaríais de demostrar vuestro inconmensurable poder eliminando a Dagón antes de que este despertara. Al contrario, señor.- Poseidón enarcó sus cejas, Hermes sonrió… había conseguido captar su atención, ahora sólo era cuestión de convencerlo.- Ningún otro dios tiene el poder de controlar las aguas a su antojo. Señor, sois el único- dijo remarcando bien estas palabras- que podéis encontrar el lugar donde reposa Dagón e igualmente sois el único que posee la fuerza y el poder necesarios para destruirlo.
 
Tras estas últimas palabras el silencio pesó sobre ambos dioses… Hermes contuvo su aliento. Varias líneas de expresión surcaron la frente de Poseidón a la vez que este cerraba sus ojos… parecía meditar acerca de lo que Hermes le había contado. Finalmente, al cabo de unos largos y tensos minutos,  Poseidón estalló en una sonora carcajada… 
 
-No me extraña que Zeus te nombrara su mensajero…- Hermes cerró los ojos y dejó escapar el aire de sus pulmones, había fracasado.- Has estado a punto de convencerme.- sin dejar de sonreír al heraldo de Zeus, Poseidón negó con su cabeza.
 
-Poseidón…- de nuevo este alzó su mano acallándolo.
 
-No Hermes. Ya he tomado una decisión, así que no vuelvas a intentar convencerme… 
 
 
Fin de la primera parte
Editado por plata
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Recojones Plata buena historia me está  gustando bastante, esos personajes están todos muy bien enfocados y la manera en la que te has inventado una nueva historia sobre Poseidón y sus generales. 

Si a esta gran idea le sumas tus dotes para la escritura tío tienes el éxito asegurado... no nos dejes con la golica mucho tiempo y dale caña, que te está quedando muy bien... yo ya sabía que podías hacer una gran historia lejos de tus ya solemnes leyendas llenas de tus ídolos llenos de tentáculos y viscosidades varias.

 

un saludo compañero y lo dicho, una gran historia que te atrapa y que hay que saber como continua. Me quedan los últimos chapters por leer de esta primera parte pero va por muy buena línea.

 

Felicidades krack por tan extraordinaria imaginación... te sigo tus lecturas con envidia sana. 

Editado por archad
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Muchas gracias Archard... tío, el cuerpo me pide tentáculos :Face (16): estoy ardiendo por dentro por que te juro que el cuerpo me pide viscosidades, apéndices y  tentáculos a mansalva...

 

Bueno, bromas a parte quería hacer algo con Poseidón pues, como creo haber contado ya por ahí es mi dios favorito y... en fin,   :unsure:  me hubiera gustado mucho enfrentarlo al gran Cthulhu sin embargo pronto comprendí que me moriría del disgusto...  :blink: ¿haber cómo leches resolvería yo un combate entre dos de mis deidades favoritas sin tener remordimientos de conciencia por lo escrito...?

 

En realidad prometí alejarme un poco de todo ese tema... ¿no me digas que no hubiera molado? Creo que mientras no me pidan escribir algo romántico no hay mucho problema...

 

Amigo, tenía mis dudas en todo, al principio no tuve muy claro en qué época enmarcar esta historia... no hay mucho por ahí de esta era a excepción de lo que ya sabemos por el hipermito. Nicias y sus compañeros, pobrecitos míos sin armaduras aún... y bueno, los ataques de Kalos... los demás dioses que se suponen pululan por ahí...

 

Sin embargo esta era la única era en la que tenía opción a desarrollar esta historia sin meter mucho la gamba al no saber, ni haber por ahí escrito mucho respecto a ella, lo que me permite un mayor margen de acción y desarrollar de paso alguna que otra teoría.

 

Amigo, como siempre es un placer contar contigo y tus opiniones... le daré caña, si quien tu bien sabes no decide ponerme los cuernos contigo... a lo mejor finiquito esta historia en una semana y media a lo más tardar... sino  :Face (17):  ... es que la muy jodia es la leche...

Gracias de nuevo Archad, por tus comentarios y tu apoyo, muchas gracias amigo. Un abrazo compañero. 

 

pd- esto de la envidia sana nos viene muy bien a los dos... qué máquina eres tío. Espero disfrutar muy pronto de algún nuevo relato del gran Archard.

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Me la he leído enterita compañero. Qué puedo decir... Simplemente brutal. Me parece una historia cojonuda. Los personajes están muy bien llevados y me gusta que, al menos en esta parte, el peso de la historia no recaiga en los caballeros de Atenea sino en los dioses y Kalos. La última parte me parece sublime, la conversación entre los dioses, la tensa relación entre hermanos, está llevada a la perfección. Me encanta ese carácter que le has otorgado a Hades, más cercano a la mitología. En Saint Seiya Hades era demasiado serio. Tu Hades tiene ese punto sarcástico y malicioso, pero a la vez solemne. Ese aire de embaucador que caracteriza al Dios del Inframundo.

 

Chapó amigo. No soy capaz de decir más. Me parece una gran historia y estoy deseando que la continúes porque si mantiene este nivel, va a ser algo espectacular.

 

Mi más sincera enhorabuena  :Face:

 

Un abrazo!!

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Amigo, tenía mis dudas en todo, al principio no tuve muy claro en qué época enmarcar esta historia... no hay mucho por ahí de esta era a excepción de lo que ya sabemos por el hipermito. Nicias y sus compañeros, pobrecitos míos sin armaduras aún... y bueno, los ataques de Kalos... los demás dioses que se suponen pululan por ahí...

 

Sin embargo esta era la única era en la que tenía opción a desarrollar esta historia sin meter mucho la gamba al no saber, ni haber por ahí escrito mucho respecto a ella, lo que me permite un mayor margen de acción y desarrollar de paso alguna que otra teoría.

 

 

Pues a mi me a parecido muy bien que aún no tengan armaduras todavía es algo distinto aunque claro es un medio para que todos conozcan la desventaja de estos personajes respecto a sus rivales.

 

Por tener miedo a meter la gamba no me preocuparía demasiado ese hecho, al fin y al cabo tu eres el dios de tus historias y salga como salga será del todo loable que te hayas atrevido a un relato de tal envergadura. Tu sigues un patrón con personajes ya hechos (algunos) y la acción transcurre eras anteriores, por lo que lleves la línea de la historia donde la lleves no será una metedura de gamba, además hay muchas contradicciones ya de por si en todos los trabajos de la saga oficial. Esto es imaginación y se trata de ver otros aspectos e ideas de estos personajes, otros puntos de vista por el cual vemos otras ideas que nos llegan y eso es muy enriquecedor. Además que puedes dar nuevas ideas para futuros relatos jajaja

 

un saludo amigo y buena obra como dije, para mi te lo estás currando bastante, puedes estar orgulloso de tu monstruito... quiero decir de tu creación  :Face (41):

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Muchas gracias Eloy, me alegra mucho saber que esta parte te ha gustado y espero no decepcionarte con la segunda.

 

Tenía muchas ganas de hacer algo con Poseidón y de paso dejar volar mi imaginación... me gustan las conspiraciones y estos dioses mitológicos con sus caracteres y sus genios facilitan mucho las cosas, además de que, al estar ambientada en la época en la que está me permite un amplio margen de maniobra.

 

:laugh: me gustan los personajes sarcásticos con su puntito de seriedad y mala leche encubierta. Lo mejor de emplear a estos dioses mitológicos es precisamente su enorme humanidad... sus ambiciones, sus anhelos, el ingenio... y todo ello bien escondido bajo una gruesa capa de divinidad...

 

Bueno, una vez todos metidos en la trama, ahora viene lo más complicado... a saber, desarrollarla de tal forma que siga enganchando y lo más importante, causar un buen efecto que no decepcione a nadie...

 

Gracias de nuevo compañero, me animan mucho tus palabras, gracias por mostrar tu opinión y comentario, siempre lo digo y es la pura verdad, son vuestros comentarios los que me animan y me ayudan a sacar una historia adelante, y yo los valoro mucho.

 

Un abrazo artista, no dejes de sorprenderme... nos leemos.

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Que bueno Archard... creo que no voy a aprender nunca en mi puñetera vida... siempre ando indeciso y tú ahí apoyándome y tranquilizándome... no sabía si os iba o no agradar esta parte con los santos de Atenea todavía en pañales (en cuanto a sus ropajes o armaduras) por que Nicias no era precisamente moco de pavo... :laugh:  no me hacía a la idea de que no "existieran" santos de Atenea teóricamente hasta la primera batalla contra Poseidón, donde la da la sensación de que surgen por creación espontánea... no como sus armaduras que tuvieron que ser creadas...

 

Gracias como siempre amigo. Nos leemos.

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realmente nadie sabe si nuestras historias gustarán o no, pero como digo mientras te gusten a ti mismo ya es un buen punto.

 

Bueno ya he terminado la historia y decir que esas conversaciones entre dioses siempre me han gustado jejeje has definido muy bien el carácter orgulloso de los dioses y la historia va muy bien encaminada en un nexo de unión entre el mundo de los mitos y los santos. El ondear de la capa oscura de Hades me ha encantado XDDD y como dije no tienes que basarte en hechos anteriores escritos en el hipermito sino mira lo que han hecho con Omega. Tu puedes llevar la historia al mundo que quieras pues es tuya propia.

 

 

 

un saludo amigo

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Gracias Archard, seguiré tus sabios consejos... ahora tengo algo más claro a donde quiero llegar con esta historia y en eso es en lo que voy a centrarme. Saludos amigo, nos leemos.

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Joooooooooooooooder amigo,,has vuelto y a lo grande,pedazo de historia te estás currandoFace%20(42).gif .Sin duda estará como mínimo a la altura de tu anterior obra.

La madurez,ese estilo característico propio made in "Plata"se consolida paso a paso,a cada capítulo,es innegable el trabajo y la pasión que has puesto

en cada frase,todo puesto con una lógica y sin dejar nada al azar.Obviamente ese descanso te ha venido como agua de mayo tío.

Fulminante la trama,fulminante la descripción de los combates,del cáos,las conspiraciones palaciegas en el Olimpo y la personalidad que has dado

a cada personaje,dejando vislumbrar las intenciones o el rol que desempeñara en los próximos sucesos.

Nuevamente me tendrás pegado a este hilo como una lapa :face2: enhorabuena Plata y gracias por esta pedazo de historia,ahhhh,se me olvidaba,

y sin apéndices,viscosisdades...eres un todo terreno amigo,Saludos!!!

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Muchas gracias por pasarte por aquí y comentar Pedro... amigo mío, no me lo creo... no hay siquiera el amago de un ligero tentáculo en el relato :Face (14): me estoy volviendo loco...

 

Ves, tu le metes mano al santuario de Poseidón y yo no podía ser menos...  :3d35bdf8: por que me gusta este dios, le voy a zurrar de lo lindo y prometo mantenerme firme en mi decisión de no emplear ningún tipo de apéndice ni viscosidad extraña flagelante... 

 

... es que llevo un rato escribiendo y... no sé que me pasa pero, cuando dejo de escribir se me suele ir un poco la olla... hasta que no pase una media hora no estoy en mis cabales...

 

Bromas a parte que siempre viene bien destensar... me alegro que hayas disfrutado con esta primera parte y como siempre me alegro de contar con tus comentarios... amigo espero dejarte con la boca abierta (puesto que tú me dejas sin palabras cada vez que visito tu hilo...). Gracias Pedro, saludos y un abrazo artista.

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Pues mira que yo soy igual o más amante que tú de las vísceras o cualquier bicho que no tenga forma humana :334c1c34:

pero es que lo estás planteando de tal forma que  ni si quiera recordé esa faceta tan característica y que es el sello de la casa,

 

o sea que con bichos o no,eres y perdona la expresión,un puto máquina amigo.Seguro que me dejarás nuevamente con la boca abierta,no,

lo siguiente,no tengo duda alguna de ello,tú sigue exprimiendo la musa al máximo.

Un abrazo crack.

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